En el recién finalizado Festival Internacional Timbalaye tuve la oportunidad de asistir a una fiesta de los Tambores Batá, conducida por el director musical de la compañía Habana Compás Dance Eduardo Córdova.

Córdova es artista del Fondo de Bienes Culturales, líder del proyecto de desarrollo local Arte Córdova y del proyecto comunitario Danza y Percusión de Marianao, una escuela de bailarinas y percusionistas, única en el mundo. Pronto reabrirá una escuela de Percusión y Danza para todas las edades (a partir de los 10 años). De ahí saldrán, en una atmosfera más propicia, los futuros Chano Pozo, Tata Güines y Changuito.

El rey de los tambores

Eduardo Córdova es un auténtico personaje de la percusión cubana, quien nació en La Habana en la era de la Beatlemanía. Estudió percusión en la Escuela Nacional de Instructores de Arte (Enia). Quiso ser un psicólogo eminente, pero su padre lo encaminó hacia el estudio del violín.

Eduardo Córdova es un auténtico personaje de la percusión cubana, que estudió en la Escuela Nacional de Instructores de Arte. Foto: Tomada de La Voz de Goicoechea

Lo recuerdo en 1976, con muchas inquietudes en la Escuela de Instructores de Arte. Éramos muy jóvenes, llenos de ilusiones, de sueños. Córdova fue uno de los máximos triunfadores de aquella pléyade de estudiantes.

Un día me lo encontré y me sorprendió que ya se encontraba colocado en el hit parade de la percusión mundial. La crítica le ha rendido elogios al rey del Tambor, Il Giorno le ha dedicado artículos, catalogándolo en el 2003 como un “Rey de la Música Cubana”.

Después de graduado en la Enia pasó una etapa muy enriquecedora como profesor de percusión e instrumentista en la Banda de Música. Más adelante se graduó como profesor de percusión en el Centro de Superación de la Enseñanza Artística (Censea).

Córdova construye sus propios instrumentos decorados con imágenes talladas de deidades afrocubanas. Foto: Tomada de Archivo Cubano

Además de tocar sus tambores, Córdova dedicó sus energías creativas a la pintura y a construir sus propios instrumentos decorados con imágenes talladas de deidades afrocubanas. Su tambor insignia se llama Siete Bocas.

Ha exhibido sus obras en ferias cubanas y en muchos espacios internacionales como el Festival Latinoamericano en Italia, a cuyas ediciones asistió durante una década.

Desde el 2009, Córdova trabaja como director musical de la Compañía Habana Compás Dance; junto a la coreógrafa y directora Liliet Rivera lograron un reconocido trabajo artístico, un novedoso ensamble con las bailarinas que se convierten en excelentes percusionistas.

Córdova trabaja como director musical de la Compañía Habana Compás Dance, novedoso ensamble con bailarinas que se convierten en excelentes percusionistas. Foto: Tomada de Venceremos

En la etapa actual, la agrupación está enfocada en el desarrollo del virtuosismo tanto en el baile como en la música. Habana Compás Dance fusiona y hace un arte renovador, que muestra al mundo belleza y vitalidad en cada espectáculo.

Como creador, el eminente habanero lidera una idea superior, la cual incluye la composición de la mayoría de los temas rítmicos junto a las melodías de sus músicos, la confección de instrumentos percutivos y su decoración desde las artes plásticas, la enseñanza de estas armonías y su empleo como musicoterapia.

Tambores de Siete Bocas con imágenes

Córdova se entregó muy joven a la tarea de crear un tambor y de la pieza salió un rostro. De ahí le surgió la idea de concebir tambores con imágenes. No olvidemos que eso también lo hacían diversas etnias africanas como los “arará”.

Con la ayuda de especialistas comenzó la creación del emblemático tambor de Siete Bocas, un instrumento único en su género, con el rostro de Shangó, de amplia gama de referencias que se interpreta como si estuvieran tocando cuatro instrumentistas. El tocador puede obtener una amplia gama de sonidos, desde los batás hasta la tumbadora, pasando por los bongos, la caja y el bombo, una verdadera sinfonía de tambores. Este instrumento es el reflejo de diferentes corrientes sincréticas de la religión de nuestras culturas.

Córdova se entregó muy joven a la tarea de crear un tambor y de la pieza salió un rostro. De ahí le surgió la idea de concebir tambores con imágenes. Foto: Tomada de Archivo Cubano

Córdova ha participado en los eventos: Percuba, Cubadisco y Fiart. Ha ofrecido conferencias teórico-prácticas en la Universidad Católica de Chile, en diversas ferias y países del Caribe. También en la Feria Internacional de Rouen, de Francia y en el Fórum Universal de las Culturas de Barcelona (2004), en España. A Italia viajó durante muchos años, mercado al que accedió en su triple condición de artesano, músico y pintor.

Compartió escena con los percusionistas boricuas Giovanni Hidalgo y Ángel “Cachete” Maldonado, la cantante española Mila Ortiz, el intérprete dominicano Kinito Méndez, el percusionista cubano Tata Güines y muchas otras estrellas de la música internacional. Incluso grabó discos de música House con elementos de la percusión afrocubana.

Iván Rivera: “Eduardo Córdova está junto a colosos como Giovanni Hidalgo, Tata Güines y Cachete Maldonado en el grupo de los buenos percusionistas (…) El cubano se adapta fácilmente a la métrica de cualquier género musical”.

“Siento mucho orgullo de que Iván Rivera, del grupo Planéalo, de Puerto Rico, quiso que yo participara en la grabación de un disco y al concluir declaró: ‘Eduardo Córdova está junto a colosos como Giovanni Hidalgo, Tata Güines y Cachete Maldonado en el grupo de los buenos percusionistas que he conocido, porque el cubano se adapta fácilmente a la métrica de cualquier género musical’”.

Córdova ya tiene una trayectoria reconocida y se ha convertido en una fuente de investigación musical folclórica. A su vez, está empezando nuevos planes que revolucionarán la percusión cubana. Atendamos a este artista; la gente hablará mucho de él.