Melómanos, coleccionistas y amantes de la música cubana se dieron cita en la segunda edición del Encuentro Internacional de Coleccionistas y Melómanos, bajo el sello de la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales (Egrem). El programa se desarrolló durante los días 23 y 24 de junio en el Salón Jelengue de los Estudios Areíto, ubicado en La Habana.

“Contó con la asistencia de reconocidos músicos y personalidades de la industria musical”.

Por primera vez se realizó de manera presencial después de la pandemia, y contó con la asistencia de reconocidos músicos y personalidades de la industria musical. Durante la convocatoria, personas de Colombia, México y Perú coincidieron para celebrar su gran pasión por la música.

El evento resultó ser un espacio integrador donde se expusieron y vendieron productos culturales, se homenajearon a consagrados artistas como Adriana Orejuela, y se estimuló el coleccionismo. A propósito de la ocasión, la musicóloga y productora Gretel Garlobo, quien integró el comité organizador del espacio, ofreció una entrevista exclusiva para La Jiribilla:

La primera edición del Encuentro Internacional de Coleccionistas y Melómanos se realizó de manera online. ¿En esta segunda edición, de manera presencial, a qué retos se enfrentaron como institución?

Dadas las circunstancias de la Covid se intentó que participaran de forma online diferentes personalidades para que pudiera realizarse el evento. Lleva bastante tiempo fortalecerlo y, de hecho, este segundo intento era mucho más pretensioso, pero logramos que se hiciera.

Justamente se quiso hacer presencial para consolidarlo y convertirlo en un suceso mucho más grande. La intención es que puedan participar esas comunidades de coleccionistas y melómanos del mundo y amantes de la música cubana que a veces tienen joyas en su posesión: ediciones limitadas o únicas de determinada música cubana. La intención fue también contar con una referencia de cómo la música cubana se mantiene viva en diferentes partes del mundo.

El intercambio cercano y físico de este espacio ofrece una riqueza increíble, porque además de escuchar y nutrirnos de las intervenciones y conferencias, el encuentro permite el networking, el debate y las conexiones que quedan para otros encuentros importantes, y eso se logra de manera presencial. De ahí el interés y el énfasis de esta segunda edición, para mostrar cómo se percibe, cómo se escucha y cómo se consume música cubana desde esta visión del coleccionismo y la melomanía.

“El intercambio cercano y físico de este espacio ofrece una riqueza increíble”.

¿Cuáles son las potencialidades de la industria musical cubana para adaptarse a las demandas del mercado internacional actual, teniendo en cuenta los cambios en las dinámicas de consumo que se produjeron luego de 2020?

La industria musical cubana se está perfeccionando, necesita aprender muchísimo de cuáles son las tendencias internacionales y cómo aplicarlas. Hay todavía un grupo de factores que inciden en que haya cierto divorcio en ese sentido, sin embargo, eso no sucede con la creación.

En cuanto al aporte, es vital ese intercambio, ese face to face entre investigadores y especialistas de trayectoria. El espacio está presidido por dos figuras importantísimas: Jorge Rodríguez —nuestro más querido melómano, musicógrafo y “archivo viviente”, lo cual es un logro— y Rafael Valdivia, que es su acompañante en esta trayectoria. Ellos son los fundadores que han logrado sistematizar este programa. Por lo tanto, el aporte apunta hacia muchos sentidos: observar el trabajo desarrollado por Jorge y Rafael, de forma espontánea y de acuerdo con los recursos que han tenido, y apreciar el crecimiento y la connotación de un evento no solo físico, sino cultural y patrimonial. Además, puede alcanzar un crecimiento exponencial si lo vinculamos a la industria.

“Un evento no solo físico, sino cultural y patrimonial”.

La promoción y difusión de la música cobra especial importancia, así como identificar objetivos, públicos y estrategias a implementar. Cada artista es diferente, cada tipo de música tiene sus particularidades, y lo bueno es entender y tratar de apropiarnos de las herramientas que nos proporciona el comercio digital.

La pandemia transformó nuestra vida en todos los sentidos, no solo en Cuba, sino también a nivel internacional.  Para los artistas y las disqueras representó un reto adaptarse a los nuevos medios. Nosotros, como parte de una disquera, con una gran trayectoria y diversidad de artistas, debemos pensar de manera puntual qué estrategias utilizar para promocionar tanto a los artistas noveles como a los ya consolidados. ¿Cómo es posible esto? Casi siempre a través de una colaboración entre equipos de trabajo. O sea, el artista tiene un equipo, ya sea grande o pequeño, que conoce y entiende sus dinámicas. Ese engranaje es importante tanto para los propios artistas como para las disqueras. ¿Cuáles son estas nuevas tendencias y herramientas?, ¿cuáles tenemos a mano?, ¿qué podemos hacer para adquirir esas que no están disponibles?

¿Cuáles son las proyecciones para el próximo Encuentro Internacional de Coleccionistas y Melómanos?

Sin duda, hacerlo crecer y atraer coleccionistas y melómanos; generar un espacio de intercambio y de consumo de productos culturales asociado a la música cubana, patrimonial y tradicional; vincularlo a los medios analógicos como el vinilo, que es el centro de atención en este evento; crear presentaciones para mostrar la creación y disfrutar en vivo de la música cubana, la cual es de una calidad tremenda, y aprovechar la ocasión para llevar a casa algún vinilo o disco. Por ahí van las proyecciones, con un sentido muy práctico.

La intención mayor consiste en aumentar el conocimiento sobre música cubana y continuar fortaleciéndola para el disfrute de las nuevas generaciones. He conocido mucha música cubana gracias a los encuentros con Jorge y Rafael.

“La intención mayor consiste en aumentar el conocimiento sobre música cubana”.

También nos proponemos aumentar el valor patrimonial que tiene la música cubana y mantenerlo vigente. Eso es fundamental.

Queremos que llegue a las escuelas, que vengan más estudiantes de la Universidad de las Artes, que se acerquen otras instituciones de enfoque patrimonial, y complementar ese grupo de acciones.

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