Imágenes de un soñador : una gran carga histórica
Imágenes de un soñador es el título de una reciente exposición inaugurada en la Galería 11 —perteneciente a la habanera Fundación Antonio Núñez Jiménez de la Naturaleza y el Hombre— que incluye veintidós obras de tan reconocidos pinceles como Wifredo Lam, Oswaldo Guayasamín, Roberto Fabelo, Orlando Yánez y Juan David.
La muestra en sí misma es un interesantísimo recorrido por la figura del Antonio Núñez Jiménez, un hombre que dedicó su vida a la cultura cubana en el más amplio sentido de la palabra, y que fue plasmado —en lienzos y cartulinas— durante toda su intensa vida: es, quizás, una de las personalidades científicas cubanas más retratadas, por lo que Imágenes de un soñador posee en sí misma una gran carga histórica.
“[Núñez Jiménez] es, quizás, una de las personalidades científicas cubanas más retratadas”.
Por otra parte, la exposición constituye un estudio antropológico sobre este intelectual a propósito del centenario de su natalicio —a celebrarse en 2023— y también un guiño o reverencia a Guadalupe Lupe Velis, creadora junto a Núñez de la Fundación, su esposa y compañera de lucha e ideales.
Máximo Gómez es un especialista de larguísima data, un hombre que trabajó durante décadas como curador y museógrafo principal del prestigioso Museo Nacional de Bellas Artes —la Meca del arte cubano— y actualmente tiene bajo su responsabilidad la realización de un profundo inventario científico de todo cuanto atesora y resguarda la Fundación: “Lo primero que uno tiene que hacer cuando llega a un lugar —y este aún más porque es muy diverso— es catalogar. Aquí hay una sección de libros y folletos, fotografías (de expediciones, familiares, de cuevas, de viajes), arqueología, ciencias naturales, numismática, artes visuales, vitolfilia —que son miles— porque Núñez fue un COLECCIONISTA, así como mayúsculas, y no cualquier coleccionista: él poseía una aguda intencionalidad selectiva”, nos asegura Máximo Gómez en conversación exclusiva con La Jiribilla.
¿Qué ha encontrado en el legado del doctor Núñez Jiménez que le ha provocado —a estas alturas de su existencia— volcarse hacia este trabajo que, por el volumen de lo que aquí se atesora, intuyo es monumental?
La museología me ha servido para conocer personalidades muy importantes: estudio profundamente, inventarío lo que esa persona necesitó para vivir y crear: es algo que me conmueve y fascina. Me sucedió con Ernest Hemingway cuando tuve que catalogar y organizar todo lo que había en Finca Vigía, su propiedad en Cuba, y algo similar me está sucediendo con Núñez Jiménez. Por diferentes razones, a ninguno de los dos los conocí personalmente; sin embargo, por sus piezas, por lo que dejaron, por lo que compraron, por lo que escribieron… uno puede conocer un poco más de ambas personalidades y determinar cuáles fueron sus derroteros y metas en la vida.
Con Hemingway tuvo bajo su responsabilidad organizar Finca Vigía…
Sí, sobre todo el inventario científico que, como se trataba de piezas, tienes que tomarles fotos, tienes que medirlas, tienes que describirlas… Nunca olvidaré el impacto que me causó encontrar el Premio Nobel de Literatura de Hemingway en una gaveta. Algo curioso y que me ha llamado mucho la atención de mi actual trabajo en la Fundación, es que mi especialidad en la Universidad fue el arte prehispánico. Y eso es algo que en Cuba no existe porque arte prehispánico aquí, no lo hay.
“Nunca olvidaré el impacto que me causó encontrar el Premio Nobel de Literatura de Hemingway en una gaveta”.
En la Fundación me encontré, por primera vez en mi vida, una colección de arte prehispánico y de tema ¡erótico!: aquí me topé con una colección de Arte Mochica erótico. Es obvio que Núñez tuvo una tendencia natural, una inclinación, a coleccionar y gracias él hoy tenemos esa colección ¡única en Cuba!
Eso tiene un valor…
Un gran valor y es tan fuerte. No todas las piezas son originales y hay algunas copias, pero para hacer un estudio es de un valor incalculable.
“Núñez tuvo una tendencia natural, una inclinación, a coleccionar y gracias él hoy tenemos esa colección ¡única en Cuba”.
Es asombroso cómo un hombre que tuvo tantas altas responsabilidades dentro de la Revolución —entre muchas otras fue diplomático— nunca abandonó su pasión por la naturaleza…
Fue una personalidad muy atractiva y de un conocimiento enciclopédico. Entre otras muchas responsabilidades, fue director de la Academia de Ciencias, subdirector del Ballet Nacional de Cuba, al inicio de la Revolución estuvo muy vinculado con el Banco Nacional de Cuba, arqueólogo, naturalista, espeleólogo… ya ese tipo de inteligencias no existen. Y si existen, escasean en demasía.
Este cuadro es de 1965…
El autor es J. Martí y fue un trabajador de la Academia de Ciencias. Como retrato está muy bien concebido porque aparece Núñez riendo y me llamó mucho la atención porque en ningún otro se está riendo… y los pliegues de la cara están muy bien logrados. Le puse —porque estaba sin título— Núñez con sombrero, es a color.
¿Este es un Lam?
Efectivamente, es un estudio de 1981 realizado en carboncillo para un futuro retrato de Núñez. Wifredo Lam y Núñez fueron muy buenos amigos. En los últimos momentos de la vida de Lam —aquí, en Cuba— quien siempre lo acompañaba en su silla de ruedas era Núñez Jiménez. Hay fotos que lo atestiguan.
Este retrato fue hecho por un ruso…
Sí, un pintor ruso y ya se ve Núñez con muchos años y envejecido y con esa barba espesa que lo caracterizó. No está precisado el año.
El reconocido pintor cubano Orlando Yánez, también lo retrató…
También fueron grandes amigos y aquí, en la Fundación, se atesoran varias obras de Yánez, que no son retratos. Este retrato fue hecho por Yánez al regreso de la expedición que realizó Núñez al Polo Norte. Es un excelente cuadro con un tremendo valor histórico porque es el único cubano que hasta el momento ha visitado el Polo Norte. Es un cuadro envuelto en una mística y fue realizado en el año 1983, en acrílico sobre tela.
Escogí esta obra de Abel Martínez Pacheco, primero, porque es el más joven de todos los artistas y la realizó cuando aún cursaba el cuarto año de estudio en el Instituto Superior de Arte en la especialidad de pintura. La seleccioné, además, como portada del catálogo.
Sucede que el retrato más conocido de Núñez es el que le realizó el pintor ecuatoriano Oswaldo Guayasamín, pero quise romper con eso. Retrato de un soñador es el título del retrato que Darel Martínez le realizó a Núñez. En ese retrato se coloca, de una manera magistral y muy creativa, a Núñez inmerso en la naturaleza. Es una obra realizada en acrílico sobre lienzo, de 66 x 82 centímetros… uno siente como si la naturaleza se apropiara de Núñez… la nariz se convierte en árbol, y el bigote son hojas de palma: es una hermosa señal hacia este hombre que tanto amó la naturaleza, y lo que me maravilla, es que fue realizada por un entonces incipiente pintor.
Esta otra obra es de un autor desconocido…
De firma ilegible y aparecen unos caracteres rusos. Lo que me llama la atención de esta pieza —y por eso la escogí— es que este retrato está dedicado por el propio Núñez a sus padres y es una obra que data de 1963 y es creyón sobre papel.
Y este lo realizó Patricia Clarasó…
Es una acuarela de 1985 y la nacionalidad de esta artista no la he podido determinar, pero cubana seguro que no es. Y esta obra, también, forma parte de los fondos de la Fundación.
¿Rubén Alpízar?
Efectivamente, es Núñez en el año 1981 en La Bodeguita del Medio y aparece el siguiente texto:
“Comer en la Bodeguita, es probar a Cuba.
Aquí se cura la enfermedad de la tristeza”.
Retrato a Lupe, de Guayasamín…
Siempre se dice que detrás de un gran hombre, hay una gran mujer. Y aquí se cumple. Estamos celebrando con esta muestra, también, los 28 años de la Fundación, que fue creada el 16 de mayo de 1994 de conjunto con Guadalupe Velis, la esposa de Núñez. Es por eso que escogí este hermosísimo retrato que le hiciera en pintor de Iberoamérica a Lupe. Y aquí vemos el más divulgado de todos, que es el retrato que le hiciera Guayasamín a Núñez.
¿Este es una rareza?
Exactamente, Liliana Núñez Velis —actual presidenta de la Fundación e hija de Núñez y Lupe—- tenía este retrato en su casa y me pareció muy oportuno incluirlo: es un autorretrato. Hay otro cuadro que es, también de un autor desconocido. Éste ni siquiera tiene firma y es creyón sobre papel. Este fue creado por un grupo de jóvenes artistas de Quintana Roo, México, en 1982. Se puede apreciar el perfil de Núñez, el de un aborigen mexicano y una paloma con las alas abiertas. Todo un símbolo.
Este es un lienzo y es obvio que es uno de los admiradores de Núñez que quiso tener esta deferencia con él. Lo particular es que el lienzo —aunque un poco abombado— ofrece una textura muy interesante.
Incluimos a un pintor de Baracoa, la ciudad primada de Cuba, que se llama Levis Galano Londres quien, obviamente, sentía una gran admiración por Núñez. Es Núñez con mochila… y es el único retrato de Levis a Núñez, aunque en la Fundación existen varios cuadros de Levis sobre otras temáticas, pero retrato, solo este.
Seguimos con otro Guayasamín y es que la presencia de este pintor fue decisiva: no olvidar que fue el “padrino” de su gran e histórica expedición científica En canoa del Amazonas al Caribe. Y en la colección de la Fundación hay varias obras de ese importante artista ecuatoriano: me atrevo a asegurar que se puede hacer una exposición con toda la obra que existe aquí del creador de La Capilla del Hombre.
¿Este es un Juan David?
¡No podía faltar! Una caricatura hecha de la mano de ese gran artista. Es del año 1963, pero lo interesante es que —además del innegable lenguaje y estética de Juan David— lo curioso es que está dedicado a Lupe por Salvador Bueno, quien es una destacada personalidad de la cultura cubana, pedagogo de varias generaciones, investigador de la literatura hispanoamericana, periodista y escritor. Es todo un misterio y sin ánimo de especular, quizás, fue que Salvador Bueno le pidió a Juan David que le hiciera una caricatura de Núñez. Toda una interrogante, pero lo cierto es que existe la caricatura y la dedicatoria.
En lo personal éste me gusta mucho y su autor es Orlando Yánez, ¡qué pastel tan maravilloso! Algo importante: en el retrato, además del parecido físico, tiene que estar presente la sicología del personaje. Si el retratista no logra atrapar la esencia más íntima del personaje, ese retrato es frío, falso. Puede técnicamente estar muy bien pintado, pero es vacío. A mi juicio es una de las mejores obras y posee un colorido muy sobrio.
“(…) en el retrato, además del parecido físico, tiene que estar presente la sicología del personaje (…)”.
Y quisimos incluir este retrato de Lupe que no es de la Fundación sino de la colección de la familia, pero Liliana propuso incluirlo y a mí me pareció muy justo porque ella también fue fundadora de esta institución y alguien imprescindible.
Uno de los elementos interesantes de esta muestra es que se puede ver el paso del tiempo sobre este hombre porque hay retratos de varios momentos de su vida…
Y diferentes técnicas: lo mismo hay cartulinas, que papel, que tinta, que óleo sobre tela, acrílico sobre tela, técnica mixta… sin duda, una rareza conmovedora.
¿Cuál es el valor que considera posee esta exposición?
Un gran e inmenso valor histórico y artístico.