Karma: abrazo de bienvenida

Estrella Díaz
25/2/2020

“No hay nada que le haga mejor al alma que cantar juntos”, afirmó Xóchitl Galán, integrante —junto a Fito Hernández— del reconocido dúo Karma, quien con el concierto del pasado domingo 23 de febrero demostró que la exquisitez, el refinamiento y el buen gusto son valores o atributos que, necesariamente, tienen que prevalecer cuando se trabaja para niños. Es sencillo: se trata de respetar a los pequeños.

Dúo Karma. Fotos: Enrique (Kike) Smith
 

El espectáculo —en el que se cantaron quince temas— constituyó un hermoso recorrido por tres trabajos discográficos del dúo: En guarandinga por toda Cuba, Vamos de viaje y Firmamento, y marcó el inicio de las festividades por los veinte años de creación de Karma que, desde hace unos años, comparte su vida entre La Habana y Buenos Aires.

Comenzó el concierto, efectuado en el teatro del Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana, con el tema “Canto de ida y vuelta”, que dio precisamente título al espectáculo caracterizado por el marcado acento lúdico con una fuerte dosis de interacción con el público.

La inclusión, en algunos temas, de la kalimba y la calasa —instrumentos típicos de la música de origen africano— enriqueció y arropó la sonoridad del concierto y evidenció la destreza de Xóchitl para dominar esos utensilios aparentemente sencillos, pero de una gran complejidad en su ejecución. Feliz idea de invitar a Enid Rosales que, junto a su estupendo tres, los acompañó en seis temas y añadió un marcado acento cubano, junto a la excelente guitarra de Fito.

Dúo Karma y Enid Rosales.
 

“¿Qué será para enamorar?”, “Abre la ventana”, “Polimita y chivo”, “Camaleón”, “Arriba y abajo”, “El equipaje”, “Arbolito del otoño”, “Troque le troque”, “Te cuento del camino lo que vi”, “La luna”, “Big Ben”, “Soñando elevadamente”, “La ñañara” y “El mambo congrí”, fueron los temas regalados por Karma que, siendo un dúo, ha logrado un trabajo tremendamente cohesionado que hizo que la hora y cinco minutos de duración del concierto se deslizara con gran rapidez.

La complicidad, la interrelación y el nivel de involucramiento que logran con los espectadores hace que los niños disfruten aprendiendo y que los adultos, también, vuelvan a sentir que jugar con su cuerpo y la gestualidad es importante ¡y necesaria! a cualquier edad: la energía que desde el escenario Xóchitl y Fito emanaron hacia la sala se devuelve con la misma intensidad: se crea un puente, un canal que interconecta al dúo con el público, algo difícil de lograr, sobre todo, cuando se trabaja para “pequeños, medianos y grandes”, como allí se dijo.

Otro atributo de “Canto de ida y vuelta” fue la inclusión de varias ilustraciones realizadas por Xóchitl que, aunque no ha realizado estudios profesionales de artes visuales, posee una mirada transparente y sorprendida lo que hace que sus dibujos tengan una belleza singular: el imaginario plástico de Xóchitl pudiera ser usado, perfectamente, para ilustrar el más exigente libro infantil; de hecho en la venidera Feria del Libro de Argentina, a realizarse en el próximo mes de marzo, se presentará el volumen “Luna”, que contiene como base “La canción de la luna”, de la autoría de Karma, ilustrada por Xóchitl.

“No hay nada que le haga mejor al alma que cantar juntos”, afirmó Xóchitl Galán.
 

El primer tema interpretado en el recital fue una especie de juego rítmico con el cuerpo, incluyendo las palmas: ese “Canto de ida y vuelta”, desde que asistí al concierto, no dejo de tararearlo:

“Carretera del regreso
que sea de doble vía.
Para ir y que haya vuelta,
para volver a la ida.
Carretera del regreso
que sea de doble vía.
Para ir y que haya vuelta,
para volver a la ida.
Que de ida y vuelta tenga
abrazo de bienvenida.”