Ignoro las razones que movieron a quienes decidieron colocar en la programación de cambio de la Televisión Cubana, en horario de buena teleaudiencia, unos breves audiovisuales que, bajo el título genérico de Mi raíz, mi corazón, difunden unas redondillas que ni al peor principiante de talleres literarios se le habrían ocurrido. Resulta realmente inaudito, en un país de tanta buena poesía, que se conciba e insista en castigar al culto pueblo cubano, desde 2022, con mensajes de tan pedestre elaboración:

Soy la lágrima, la risa,
fruto que premia el sudor,
de un pueblo trabajador
vacunas, guataca y tiza.

Ni al peor de nuestros enemigos se le habría ocurrido definirnos de modo tan ramplón. Dar el todo por una parte —se sabe— constituye esencia de la metonimia, recurso poético que se utiliza cuando la parte seleccionada es representativa de un conjunto mayor y se basta sola para asumir la definición. Un ejemplo lo vemos cuando los medios de prensa del mundo afirman: “La Habana informó que ya está en fase de ensayo clínico la vacuna Abdala”, y esa Habana, sin duda, representa a toda Cuba. Entonces, ¿nos definen bien esas partes seleccionadas? ¿Somos solo lo que esa estrofilla asegura?

“Tanta pobreza de lenguaje para propósito tan elevado”.

Muchas cosas nos habrán llamado nuestros detractores, siempre con ánimos peyorativos, pero nadie con tanta pericia. Lagrimas, sí, y risas, provoca esa lírica lega: lágrimas de dolor o rabia, risa irónica, o de burla. La mala mano poética del autor es la que lo genera. Muy lejos de la síntesis ese metamorfosearnos en vacunas, guataca y tiza, porque ni siquiera al conjunto mayor que aluden esos elementos representan: ni la salud es solo vacuna, como no lo es la guataca de la agricultura o la tiza de la educación. Y para colmo, ese verbo “ser”, aquí usado en su más recta acepción ontológica, no deja lugar a dudas sobre tanta pobreza de lenguaje para propósito tan elevado.

Pero no es esa la única joya: son varias. Y tanto les gustaron a sus promotores que las colocaron en YouTube y en Picta.cu, mientras que otras plataformas como Radio Caibarién las replicaron. Se anuncian como “un homenaje a nuestra identidad, a nuestro pueblo”. Disfrutemos otro ejemplo, de peor gusto, por difícil que parezca:

Soy agosto acalorado
y 28 de enero.
Vive en verso sincero
del Martí que me he tatuado.

Todas estas estrofas vienen acompañadas de imágenes edulcoradas, melcochosas de la vida cubana, que habrían pasado quizás con menos rechazo si no concluyeran, a modo de cierre de candado, con las infelices redondillas. ¿Debemos tolerar buenamente ese reduccionismo que asume la primera persona del singular con ínfulas universaloides para dibujarnos, con mala mano, y usufructuar de manera oportunista los conceptos de “identidad” y “pueblo”?

“Todas estas estrofas vienen acompañadas de imágenes edulcoradas, melcochosas de la vida cubana”.

Quienes tenemos responsabilidades con la comunicación social y con la formación cultural quedamos, por razonamiento metonímico, en ridículo. Los directivos de la Televisión Nacional no solo deberían retirar inmediatamente esos supuestos “mensajes de beneficio social”, sino que también podrían pedir disculpas al pueblo cubano por definirlo de manera tan burda y reductora.

Lo peor sería que la numerosa teleaudiencia de los horarios en que se pasan pensara que esos son los rumbos de la poesía que se necesita en Cuba para librar la guerra cultural en que estamos envueltos desde hace bastante tiempo por desmantelar de una vez el pensamiento colonial que tantos proyectos sociales lastra. Los enemigos ahora se mueven por caminos mucho más sutiles y elaborados. Las comparaciones a que se acude en estos versos, más grotescas que cursis, les dan buenas armas a ellos para dibujarnos como incapaces.

Toda actividad humana que se desarrolle en el terreno del pensamiento y la comunicación tiene que estar sustentada por la profesionalidad y el rigor. Se trata de un terreno muy sensible. Estamos justamente ante lo contrario. En mi muro de Facebook (https://www.facebook.com/photo/?fbid=6272134742881303&set=a.108418642586308) lo expuse, y ese post que con dolor redacté tuvo numerosos comentarios de escritores e intelectuales notables, y de gente común, que no comprendía cómo aquello era posible.

“Toda actividad humana que se desarrolle en el terreno del pensamiento y la comunicación tiene que estar sustentada por la profesionalidad y el rigor”.

No acostumbro a usar las redes para mis críticas, pero un hecho público de tanto alcance merecía una respuesta en uno de similar brazo largo. Me quedaba pendiente hacerlo en esta plataforma, pero ya cumplo. Aclaro que también lo comenté con alguien que se lo trasladó al director del Instituto Cubano de Radio y Televisión, quien prometió revisarlo. Las cápsulas se han seguido pasando, con toda la felicidad de su ignorancia poética. Y el mensaje para nosotros pareciera ser: “Déjense ya de quejas, que nosotros sabemos lo que hacemos, y esa es la verdadera poesía que necesita la Revolución”. De verdad que nos dejan sin aliento, pero no sin deseos de seguir luchando por la poesía cubana, tan esencial y tan desconocida por los grandes medios de comunicación de nuestro país. Confío no obstante en que se impondrá el buen juicio y que este desafortunado intento será retirado de la parrilla a la par que se cuida que en un futuro nunca más se repita algo de tan mala factura.

Cierro entonces este artículo, que habría deseado no verme obligado a escribir nunca, con otra de las más “bellas” estrofas:

Soy flor de la mariposa
entre la sierra y el llano.
Tocororo soberano
y una virgen milagrosa.

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