“La vida es una escalera, no para bajar, sino para subir”
12/4/2021
Por estos días de homenajes a aquellos creadores que 60 años atrás, —correspondiendo a un llamado de Fidel en su discurso Palabras a los intelectuales— integraron la genuina vanguardia artística de la cultura cubana, resulta un privilegio conversar con quien, de manera indiscutible, es uno de sus mejores representantes. “Me siento orgulloso de ser fundador de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba. Estar entre sus primeros miembros representa un inmenso honor”, dijo en entrevista exclusiva el etnólogo, novelista, poeta y ensayista Miguel Barnet Lanza, Presidente de Honor de la organización.
El autor de Biografía de un cimarrón, Canción de Rachel, Gallego y La fuente viva, entre otros muchos títulos, refiere además que durante su larga estadía en la Uneac “de alguna manera puse a un lado mi obra personal, pero no me arrepiento en absoluto de eso”. Asimismo rememora que dentro de la organización fue inicialmente redactor, más tarde jefe de redacción, director de relaciones internacionales, vicepresidente durante muchos años y por último, presidente por casi once años, hasta el 2019. “La Uneac era una prolongación de mi casa. Un lugar donde pude hacer mucho por los demás, olvidarme de mí, pero a la vez cada día salir enriquecido, porque pude nadar en un mar turbulento, conocer a mucha gente, aprender de sus conocimientos y experiencias, compartir, dialogar”.
Por la situación epidemiológica que vive en la actualidad el país, el doctor Miguel Barnet, permanece la mayor parte del tiempo en su hogar. Pero no es justo este sitio donde quisiera estar, como tampoco donde mejor se siente. “Siempre he sido un hombre que me ha gustado mirar hacia afuera. Vivir en esa interrelación maravillosa con los seres humanos, confundirme con ellos. Aquí en mi casa conservo un cuadro que me gusta mucho. En él está representada, reflejada, mi personalidad. Desde cualquier ángulo que se mire, ya sea de perfil o de frente, aparezco rodeado de una multitud de personas. No importa que sean jóvenes o viejos, lo importante es que aparezco confundido con la masa, porque es ella la que verdaderamente me ha enseñado a mí; la que me ha dado las mayores lecciones”.
En opinión de su Presidente de Honor, la misión primordial de la Uneac es tratar de ayudar, con todos los medios a su alcance, a los artistas, creadores y escritores: “en general, atender a todos sus integrantes con respeto y mucho cariño; conocer sus inquietudes que no son más que las inquietudes del mundo de la cultura. Tener en cuenta la opinión de todos sus miembros, que son muy valiosos y muchos, pues su cifra se eleva a más de 9000 a lo largo y ancho de todo el país”. Asimismo agrega que esta organización cumple una función muy importante, para conocer cómo marcha la vida cultural en la nación.
Por otro lado puntualiza que es una necesidad de la Uneac “fortalecerse cada vez más, de hecho ahora está fortalecida con una promoción joven que ha asumido su dirección con nuevas ideas. Eso realmente es muy bueno porque significa un nuevo aire para encauzar mejor, para encauzar más certeramente nuestra política cultural. Para eso se creó y existe nuestra organización, para fortalecer la política cultural y encauzarla por el camino correcto”.
Memorable ha sido la participación de Barnet en los nueve congresos celebrados —hasta el año 2019— por la Unión de escritores, creadores y artistas de Cuba. En ellos perduran sus fervientes proclamas a favor de la preservación de nuestras raíces étnicas e históricas; también por el desarrollo de la cultura cubana, a partir —entre otros aspectos— del fortalecimiento de los vínculos de la Uneac con todas las instituciones culturales, junto con la importancia de la labor y responsabilidad de los creadores, agrupados en las distintas filiales existentes en todas las provincias del país.
En estos eventos de la misma manera trazó, sabio, con el consenso de su membrecía, los caminos en los que se debía y se debe incursionar, además del análisis crítico y oportuno de las dificultades enfrentadas y de las que están por vencer. Su inconmensurable labor, avalada por varios títulos Honoris Causa, premios y condecoraciones, no ha estado exenta de desafíos como tampoco de contradicciones. A propósito de estas últimas asegura: “Cuba se ha forjado en medio de grandes contradicciones, desde las guerras de independencia, incluso más atrás, desde la esclavitud. Y precisamente esas contradicciones, nos han hecho más fuertes y nos hacen invencibles. Ellas han generado un poder inaccesible, un poder imbatible que es el poder de la conciencia. Justo es ésta la herramienta más poderosa que tenemos nosotros para defendernos en todas las batallas, que han sido muchas y a saber cuántas aún nos faltan por librar.
“Ahora mismo ha quedado demostrado, cómo en medio de esta terrible pandemia nos hemos levantado, hemos creado increíblemente la primera vacuna de América Latina, lo que quiere decir que este pueblo ha adquirido una plena conciencia de su ser, de su ser colectivo y eso es una virtud que distingue al cubano”.
Si Usted tuviera que resumir con pocas palabras su vida ¿qué diría?
“Mi vida ha sido de altibajos, de grandes caídas, pero si algún valor he tenido es el de saber subir de mis caídas con dignidad. Si alguien alguna vez me hirió o me rechazó o me subestimó, lo más correcto es olvidar y crecer. Yo solo merezco un pequeño granito de arena no del desierto, sino de una bella playa en una larga costa. Y en esa larga costa me encontré con muchas puertas que aprendí a abrir para vivir sin rencor, sin odios y sin espíritu de venganza. Todos los días de mi vida amanezco con un nuevo proyecto, porque un ser humano, un hombre sin proyectos es solo un hombre a medias y el hecho de tener cada día un proyecto distinto es lo que me ha permitido avanzar y no mirar atrás.
“Nací en el signo de Acuario, dentro del signo de Acuario, que está representado por un niño portador de un ánfora. Esa ánfora contiene un líquido precioso y con mi proceder como investigador y en la Uneac, primero como vicepresidente y posteriormente su presidente, me esforcé para que ese precioso líquido llegara a mis contemporáneos y ojalá llegue más allá de mis contemporáneos, a los jóvenes, a las futuras generaciones de intelectuales y creadores cubanos. No hay nada más sano en la vida que vivir sin rencores y olvidar lo malo, aprender de los errores, sacar provecho de las mejores experiencias. Pensar siempre que cada día hay que subir un nuevo escalón”.
Y sin lugar a dudas la generación a la que pertenece su Presidente de Honor, esa primigenia vanguardia artística fundadora de la Uneac, ascendió los primeros peldaños, le dio a esta organización su primera vida, y con toda justeza “la vida no es más que eso, una escalera no para bajar, sino para subir”.
Resulta imposible dar a conocer en unas pocas cuartillas una vida colmada de obras inmensas, aunque tampoco tuvimos la posibilidad de continuar hurgando en la sabia biblioteca que es la memoria de este preclaro cubano, considerado también como el escritor vivo más publicado dentro y fuera de Cuba. De manera inesperada en la sala de su vivienda reinó un silencio absoluto. Y solo unos minutos después, reapareció la locuacidad típica de Miguel Barnet Lanza, pero para decir escuetamente esta profética frase: “decirlo todo, hablar de todo lo que hemos hecho, es un acto de vanidad”.