Un tema verdaderamente sensible, como es el caso de las personas en situación de discapacidad, es el centro de la propuesta que trajo a la vigésima edición del Festival Internacional de Teatro de La Habana la reconocida agrupación costarricense de Teatro de figuras Abya Yala. Se trata de la obra Las cosas como son, estrenada en la sede de Teatro La Proa, los días 16 y 17 de noviembre.

Durante la presentación, demostrativa del talento y desenvolvimiento escénico de cinco actrices, se puso de manifiesto el emotivo acercamiento a un universo que para muchos resulta ajeno: el de las personas sordas.

Las cosas como son es resultado de un año de investigación, dijo la consagrada actriz Roxana Ávila Harbor, fundadora y directora de la agrupación. Imagen: Tomada de gamcultural.com

Una niña llamada Violeta tiende puentes desde la lengua de señas para demostrar que hay más experiencias y sentimientos que nos unen que los que nos separan y que, en todo caso, cualquier actitud diferente es consecuencia del desconocimiento o los prejuicios. Así, el espectáculo deviene lección de humanismo y celebración del silencio.

Las cosas como son marca el paso exitoso de Abya Yala por las artes escénicas y “es resultado de un año de investigación”, dijo en exclusiva la consagrada actriz Roxana Ávila Harbor, fundadora y directora de la agrupación, creada en 1991.

“Es esta la segunda ocasión que nuestro grupo visita La Habana”, añadió. “La primera fue hace once años con motivo de la celebración de Mayo Teatral.

“En ese evento nos presentamos con la obra Vacío. Una puesta que, para dicha nuestra, fue muy aplaudida por el público cubano, un público muy importante para nosotros porque posee una alta capacidad para leer y ver el arte. La obra fue elogiada también por algunos especialistas que la consideraron como uno de los mejores espectáculos extranjeros”.

De acuerdo con la opinión de esta prestigiosa actriz, graduada de Producción Escénica en New York, Estados Unidos, y profesora universitaria durante 38 años, el teatro lo engloba todo. “Es la casa de todas las manifestaciones del arte”. Por esa razón Abya Yala, actualmente con 22 integrantes,  mayormente profesores de universidades costarricenses, “está conformado por músicos, bailarines, cineastas y actores”.

Por su larga trayectoria, por la dedicación y entrega de sus miembros y por la excelencia en el montaje de cada obra, entre otros logros, Abya Yala ha conquistado innumerables reconocimientos en el universo teatral de esta nación centroamericana, a pesar de que no cuentan con ningún apoyo financiero por parte de las instituciones estatales, ni del gobierno.

Andrea Gómez, miembro de Abya Yala desde hace veinticinco años, ha participado en la mayoría de las obras de la agrupación. Entre ellas, Vacío, el musical La bandada, El patio y, por supuesto, Las cosas como son.

“Si bien en los últimos tiempos se han instrumentado algunos programas en beneficio del movimiento artístico del país, todavía la ayuda económica resulta insuficiente y, por tanto, los artistas no pueden dedicarse por completo a la práctica de una manifestación determinada. Es preciso entonces compartir esta con el desempeño de otras labores”.

Con relación a Las cosas como son, Roxana Ávila, no se arrepiente de haber abandonado New York para dedicar todos sus conocimientos, talento y esfuerzos al desarrollo artístico de decenas de costarricenses: “se trata de una obra para adultos, aun cuando en ella es destacada la presencia de un títere.

“Está basada en la cultura sorda, porque entendemos que no es una discapacidad sino una cultura. Tienen su propia lengua, su propia manera de relacionarse con el mundo. Además de la cultura sorda, abordamos en esta puesta la comunicación humana en general”.

Abya Yala ha conquistado innumerables reconocimientos en el universo teatral costarricense. Imagen: Tomada de redaccionrosario.com

Por otro lado, la actriz Andrea Gómez, quien forma parte de Abya Yala desde hace veinticinco años, ha tenido una participación relevante en la mayoría de las obras que conforman el amplio repertorio de la agrupación. Entre ellas, Vacío, el musical La bandada, El patio y, por supuesto, Las cosas como son, por solo citar algunas.

Al igual que casi todos sus compañeros, Andrea es profesora universitaria y dedica buena parte de su tiempo “a escribir, especialmente, poesía escénica, que puede servir de argumento para alguna obra de la agrupación, que es para mí una gran escuela”.

Las cosas como son es indudablemente una propuesta inspiradora, que deviene canto a la esperanza. En ella aparece, una vez más, a través de la lengua de señas, la magia del diálogo de los artistas con sus espectadores, máxima aspiración del Festival Internacional de Teatro de La Habana.

Asimismo, expresó su admiración por los cubanos, de los cuales subrayó “el vasto conocimiento que tienen de todas las manifestaciones artísticas”. Y, jocosamente, dijo: “en este país tremendamente hermoso y culto tú levantas una piedra y enseguida salen músicos, poetas, bailarines, actores, pintores.

“He venido varias veces a Cuba, una nación solidaria como pocas en el mundo y nunca me cansaré de visitarla. Resulta admirable el empeño del estado y de todas las instituciones por el desarrollo de las artes, lo que ha hecho posible que los cubanos sean fortísimos en cuestiones artísticas”

Andrea Gómez, protagonista de Las cosas como son, explica que “en esta puesta no sobresale un personaje en particular, sino que todos acompañamos, estamos al servicio de la historia de Violeta, la niña títere que cuenta su vida desde que era pequeña hasta que es adulta. En el transcurso de la trama mostramos lo que vamos aprendiendo acerca del mundo de las personas sordas”.

La obra es indudablemente una propuesta inspiradora, que deviene canto a la esperanza. En ella aparece, una vez más, en esta oportunidad a través de la lengua de señas, la magia del diálogo de los artistas con sus espectadores, máxima aspiración del Festival Internacional de Teatro de La Habana, recién concluido.

Gracias a Abya Yala, a su fundadora y directora y a Costa Rica por traernos su teatro honesto, que nos convoca a ser aún mejores personas, mejores seres humanos.

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