Los “fantasmas” que pueden traer la luz
Desde hace décadas, las películas se desean gracias a sus carteles. Hoy los tráilers despiertan el interés por “consumirlas”, pero aun así no se desestima el poder de la gráfica para seducir. ¿Es una obra con fines publicitarios? Sin dudas, pero además encierra valores artísticos y de índole personal porque la marca del creador se percibe en cada entrega.
Sin embargo, ¿solo pueden concebirse carteles para promocionar filmes que luego serán vistos en la pantalla grande? Afortunadamente dos incansables soñadores se hicieron la misma pregunta desde hace unos años y ahora exhiben la cuarta exposición que responde negativamente a esta interrogante.
Agapito Martínez y Eduardo Marín se percataron de la necesidad de visibilizar con carteles aquellas obras no filmadas que, si fuera posible, pudieran ser exhibidas en las vidrieras de los cines. Claro, son carteles fantasmas, en inglés Ghost Posters.
“Cuando trabajaba en la filial en Cuba de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) era común escuchar a los cineastas hablar de la imposibilidad de concretar algunos de sus proyectos por disímiles razones, especialmente por falta de presupuesto. En un intento por reivindicar esas obras y a sus creadores pensé en la necesidad de desempolvarlas. El siguiente paso sería conectar con los cineastas para que compartieran esos guiones no filmados”, rememoró Agapito.
Ya en dupla con Marín, invitaron a participar tanto a diseñadores como a artistas visuales y el Ghost Posters ha evolucionado desde el 2008 hasta 2025.

“La primera colección con el mismo título del proyecto presentó 25 carteles de 11 diseñadores. Agradecemos infinitamente en ese primer paso posible de nuestra iniciativa a la curadora y especialista Sara Vega y al cineasta Jorge Luis Sánchez (luz para él, dondequiera que esté filmando ahora). La segunda, Últimas escenas, la presentamos dos años después con 30 piezas de 14 diseñadores. Hace tres años, fue muy singular porque las 31 piezas de 18 diseñadores fueron diseñadas por mujeres para las películas no realizadas de mujeres cineastas», comentó Agapito.
Pow es la cuarta entrega de Ghost Posters, inaugurada este 7 de mayo en la sede de CartelON (23 entre 10 y 12, en El Vedado habanero), que reúne carteles diseñados por Ángel Toirac, Reinerio Tamayo, Fabián Muñoz, Liseloy, Nelson Ponce, Jennifer Ancízar, Darién Sánchez, Ibrahim Mirada.
Los guiones inéditos son Residencial Miraflores, de Sara Gómez y Tomás González; Buena gente, de Nicolás Guillén Landrián; Caminar por el alma del Caribe, de Gloria Rolando y La amarga vida de Candita Puig, Techo de vidrio, Rafaela se hace, Nunca he visto caer la nieve y La caída de los ángeles, de Sergio Giral.

“La muestra permanecerá un mes en CartelON, un proyecto muy activo en la revitalización del cartel de cine cubano que es patrimonio cultural de la Unesco. CartelON también crea constantemente colecciones temáticas, homenajea, revitaliza, retoma carteles del cine cubano reimaginándolos y convocando a la joven generación de diseñadores a que se sume a ese legado tanto por el diseño como por el cine”.
Larga vida tendrá Ghosts Posters…
─Sabemos que sí, es un proyecto que puede ser infinito porque pueden ser muchos los proyectos que no se lleven al término ideal. Así que podremos seguir teniendo carteles fantasmas. El cine es una disciplina costosa y Cuba no es un país que viva una realidad favorable para la realización de todos los proyectos deseables.

“Siempre el cine es producto de negociaciones, pulsos, hay que seducir, hay que enamorar con el proyecto que uno trae y lo que tratamos es que esas colecciones muestren las riquezas creativas que, a veces, quedan olvidadas. Por cierto, no es solo el cartel de un guion no filmado lo que presentamos. A raíz de la exposición de Clandestinas, nos dimos cuenta de que había un incalculable valor patrimonial porque algunos proyectos se adelantan a su época.
“Es una colección que visibiliza el trabajo de los artistas, de los diseñadores, porque muchas veces cuando el proyecto no llega a ser filmado y proyectado en la gran pantalla nadie conoce ese trabajo de la plástica, digamos, de la gráfica que estuvo detrás.
“Hemos vivido experiencias maravillosas. Recuerdo una ocasión en que le compartimos al director el cartel creado para su no-película y nos dijo: Ahora sí tengo ganas de filmar la película para que ese póster vea la luz. Eso nos complace, ser como un proxy entre creadores, entre diseñadores o artistas visuales y cineastas. Es crear y visibilizar el cine nuestro, en esencia, aun cuando esté oculto en una gaveta. ¿Quién sabe si el cartel que mostremos de ese proyecto lo devuelva a la luz?”