Made in ISA. Los debates y los hechos. La academia y lo popular

Yosvani Montano Garrido
20/12/2018

El III Congreso de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) insistió en la fractura entre lo "académico" y lo"popular", presente todavía en la enseñanza de las artes. Acentuada sobre todo en el campo de la música, o al menos más visible en él, creadores, críticos e investigadores coincidieron en la insuficiente presencia de estos contenidos en la formación de instrumentistas y compositores. La riqueza de un panorama sonoro con profundas raíces populares continúa sin aprovecharse al máximo y afecta la riqueza y pluralidad, con la que pueden interactuar diversos formatos y estilos.

No se trata solo de virtuosismo. La aproximación a la música popular-tradicional es, ante todo, un acto de convencimiento. Travesía necesaria y útil, implica dominar los códigos en evolución permanente, afirmar los estudios teóricos, profundizar en las representaciones que enriquecen las influencias foráneas, no desestimar las condicionantes del mercado y desplazar hacia un lugar principal las relaciones con los públicos. A ese complejo proceso de síntesis se añaden otros componentes como el respaldo institucional en ampliación, la promoción en los distintos circuitos y la desestimación que hacia la academia sienten varios representantes de estos géneros.  

Sobre la mesa queda, desde hace tiempo, la interrogante en relación a los contornos que se establecerían para una interacción de la enseñanza artística con propuestas musicales que básicamente no se originan en las escuelas y se desarrollan al margen de ellas. No menos significativa, se emplaza una discusión sobre las herramientas que portan los egresados para corresponder a la mayor parte de las ofertas de trabajo que recibirán una vez que se inserten en las dinámicas  que mueven el universo artístico del país. Es evidente que es un asunto que se aleja de lo llano y en el que además de los resortes teóricos, juegan un papel principal las decisiones políticas y las condiciones materiales para una enseñanza de esta naturaleza.

Reconsiderar un acercamiento a importantes figuras de la música popular tradicional es fundamental. Los más establecidos, en algunas ocasiones, integran los claustros o participan indirectamente de la formación. El asunto, sin embargo, alcanza relieves más complejos cuando se trata de sistematizar las didácticas, los enfoques y la interacción con un copioso panorama de obras, géneros, autores y versátiles estilos. Por otra parte empiezan a emerger proyectos jóvenes, portadores de otras perspectivas que no pueden ser desconocidas.

El pasado 14 de diciembre se desarrolló el Made in ISA. En sus últimas ediciones, este empalme cultural que promueve el trabajo de los miembros de la AHS en la Universidad de las Artes se viene acercando al fenómeno que apuntaba con anterioridad. Los organizadores apostamos, para esta ocasión en que despedíamos un año y festejábamos los 60 de la Revolución, por cuatro cantautores sorprendentes, la talentosa banda CIMAFUNK y la música electrónica de Charlie Zuma, quien ató los momentos principales del concierto.

El pasado 14 de diciembre se desarrolló el Made in ISA. Foto: Cortesía del ISA
 

La "inconformidad" como concepto definió la selección, los arreglos, el formato que acompañó la atrevida travesía. Sandra Ivett Berriel, Alejandro Uría, Daniel Torres Corona —ganadores recientes de la beca El reino de este mundo— y Carlos Ledea, interpretaron 12 canciones de su autoría. Glosaron de forma original sobre el Danzón, el feeling, el jazz, el blues y el bossa nova. Con una intensa influencia de la novísima trova, los jóvenes músicos, estudiantes de viola, dirección coral, composición y guitarra dejaron sobre el tablero un conjunto de premisas, para nada despreciables, que la propia Universidad debiera en un futuro próximo retomar. La complejidad poética de las letras, una capacidad interpretativa altamente suficiente, una puesta en escena íntima, desenfadada, dispuesta a la conquista del espectador sin grandilocuencias innecesarias, incrementaron los atributos del concierto.

Lester Domínguez y Katherine Herrero, en la percusión y la flauta, aportaron una sonoridad particular. Dayana Liz Brizuela y Harold Merino Bonet realizaron la dirección de sonido.  Leonardo Tarrero diseñó luces, vestuario y escenografía. Enrique Cabrera añadió una propuesta visual que a través del video arte, el performance, la estética de Tomás Gutiérrez Alea y Fernando Perez y la poesía del Grupo Orígenes; facilitó una lectura de múltiples líneas, superpuestas intencionalmente, destinadas a dilatar la sensibilidad y manejar de forma activa la subjetividad del público presente, comprometiéndolo con el mensaje.

Menciono con exactitud estos pormenores, a riesgo de la extensión, porque devienen todos en búsqueda interdisciplinar y silueta de una incipiente investigación. Práctica reclamada pero todavía ausente del componente formativo y la evaluación. Intereses más plurales, confluencias de perfiles, discursos de profundidades y alcances diferentes, estudios sobre la recepción en los públicos; derivan en condición imprescindible para un arte que en el siglo XXI pretenda repercutir. No se consigue con una expresión aislada. Requiere entrenamiento, posibilidades y plataformas para tejer redes entre campos muchas veces incomunicados entre sí, lenguajes y estéticas más transgresoras.

CIMAFUNK cerró el capítulo con su particular mezcla de funk con música cubana y ritmos africanos. Músicos y bailarines del ISA lo acompañaron espontáneamente en escena acentuando la informalidad del espectáculo. Visiblemente agradecido por la invitación Erik estrenó nuevos temas y logró conectar muy rápido con una parte del público asistente que desconocía su propuesta.

Los delegados al VIII Pleno del Comité Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas asistieron a este concierto en el patio de Artes Visuales. Por sí solo, un hecho memorable. Ícono de la arquitectura revolucionaria las emblemáticas cúpulas se descubrieron, por vez primera, para la inmensa mayoría de esos jóvenes. Junto a otros directivos, Alpidio Alonso, Ministro de Cultura, compartió también la jornada. No fueron pocos —cercana ya la madrugada— los que se acercaban totalmente sobresaltados para decirme: "oye, ¿viste al Ministro sentado en el piso?". Yo también, lo confieso, estaba altamente impresionado.

 Alpidio Alonso, Ministro de Cultura, compartió también la jornada. Foto: cortesía del ISA
 

Mosaico interminable, en el terreno de la cultura los debates y los hechos siempre se superponen. El Made in ISA intentará en lo próximo influir en el movimiento visible de ideas, prácticas y razonamientos que arrojamos sobre el panorama de la creación. Se trata de colocar en circulación un conjunto de interpretaciones, valores, expectativas y funciones que por su carácter mismo se instalan en la lógica de un centro como la Universidad de las Artes, pero pretenden rebasar las fronteras de sus muros. Experiencia en construcción habrá que regresar sobre ella y sus diseños futuros.