“Mi proyecto Alter ego siempre ha tenido que imponerse”
3/7/2020
Un trío musical compuesto por guitarra, tres y laúd. Adicionemos un repertorio de música de concierto y guardemos el asombro. Sí, porque no es una idea vaga o fruto de una imaginación descabellada. Desde 2005, es una realidad que, no sin despertar polémicas e incomprensiones, ha salido a flote siempre, partiendo de la esencia primigenia de romper esquemas que amarran a estos instrumentos a géneros musicales específicos; dejando a un lado su posible (y comprobada) versatilidad. Alter ego es justamente eso. El convencimiento tenaz de Diego Santiago convertido en proyecto musical.
Graduado del Instituto Superior de Arte en 2004 y oriundo de Santa Clara, tuvo la premisa de demostrar que con el laúd y el tres se puede hacer otro tipo de música, y no solo la tradicional cubana o la campesina.
Con la experiencia habida de su trabajo con la cantante Vionaika Martínez, el cuarteto Laudes de La Habana y la Primera orquesta de instrumentos de púa y pulso de Cuba, Diego se aventuró en Alter ego, un proyecto reconocido por la Asociación Hermanos Saíz que quedó desvalido a partir de la desunión de sus integrantes y que, solo conservando su nombre, le ofrecía la oportunidad de dirigirlo según sus propias ideas.
“El nombre me gustó y también la idea de empezar de cero, para hacerlo tal y como yo pensaba. Se trataba, entonces, de mostrar a través de la música las ideas y sentimientos que las personas no pueden ver cuando conocen a los integrantes. Por ejemplo, en mi caso, soy muy enérgico y pasional… muchos de los que me conocen no entienden que yo pueda tocar con el trío una pieza muy lírica porque quizás me visualizan en otro tipo de música. Alter ego es la vía para que cada uno de sus integrantes revele sus diferentes facetas”.
La discografía de Alter Ego sorprende. El primer fonograma Sones y flores bajo el sello Egrem, con la producción del guitarrista y compositor Eduardo Martin y el segundo Buscando Rutas, grabado en el espacio A guitarra limpia con el sello Centro Pablo, pueden conducir nuestro oído hacia un estilo muy propio de las cuerdas y de la música instrumental, muy enmarcado en un modo de hacer. Sin embargo, el tercer disco, Conversiones, con la disquera Colibrí y la producción de Rafael Guedes, precisamente provoca cierta “confusión” si el oyente se empeña — de modo fatal— en querer etiquetar la creación. Ahí aparecen las voces de Sory, Melvis Santa, Coco Freeman y Yuliet Abreu, la Papina de Cuba. El cuarto álbum, Vuelta atrás, bajo el sello Egrem y con la producción del propio Diego Santiago, reafirma el asombro al sumar violonchelo, bajo eléctrico y violín a la interpretación de temas clásicos del repertorio cubano como “La caminadora” y “Esas no son cubanas”, entre otras.
“Desde el principio se generó mucha polémica con nuestro trabajo. Alter ego siempre ha tenido que imponerse. ¡Imaginen tener el formato de trío, con tres, guitarra y laúd para hacer música de concierto! Hacer son cubano con corte de concierto… lo que es la frase, el contracanto, la interpretación, sin instrumentos de percusión de base… es chocante. No somos mucho de música popular ni mucho de concierto.
“Optar por el Premio Cubadisco era difícil. No se sabía en qué categoría ubicarnos. No era música de cámara, no era música de concierto… ¿música instrumental entonces? ¿Y cuando le adicionábamos voces a los temas qué éramos? Recuerdo que la primera vez que estuvimos en un programa de televisión fue en Súper 12, cuya transmisión por Cubavisión era los domingos, y compartimos el programa con La Charanga Habanera. Mucho contraste. El segundo programa fue Cuerda Viva, con Diana Fuentes en la emisión también. Ahí, quizás, resultamos ser llamativos porque nuestra imagen era fresca, aunque nos vieran como música de concierto. En fin…”.
Sucede que también tienes colaboraciones en otros discos, algunos apegados al movimiento de la Nueva trova…. A veces eso contribuye al encasillamiento, ¿no crees?
“Nunca me preguntan sobre eso en las entrevistas, te lo agradezco. Es posible. En Santa Clara es muy fuerte ese movimiento musical. La primera vez que Alter ego trabajó con un representante de esta corriente musical fue con Alain Garrido, uno de los padres de la Trovuntivitis. La primera vez que tocamos en el Centro Pablo fue con él. Trabajamos también varias veces con Leonardo García, cuya obra se percibe mucho en nuestro trabajo. En mi manera de dirigir Alter ego y de tocar el laúd, se nota. Hicimos un espacio A guitarra limpia con él, en un disco que en el 2008 fue Premio Cubadisco. Trabajamos también con Yaima Orozco, a quien adoro. En el primer concierto nuestro en Bellas Artes, organizado por el Centro Pablo, fue una de mis invitadas. Nos acercamos a Liuba María Hevia, la acompañamos en un concierto completo en el mismo espacio. Siempre hemos estado cerca del Movimiento. Hemos recibido muchas invitaciones, pero eso aporta, no encasilla. Tampoco somos trovadores, ¿entiendes?
Alter ego vive ahora otra etapa, teniendo en cuenta tu permanencia en España. ¿Nuevos condicionamientos?
“Es complicado. Tuvimos un stand by al llegar a Europa, necesitaba entender la escena en este lado del mundo, qué pasaba con los instrumentos de púa… Pero cuando el director de un proyecto persiste, la idea se mantiene viva. Entonces retomé el trío con Maryla Díaz y Miguel Véliz, también graduados del ISA.
“El concepto aquí es otro. La sonoridad de los instrumentos es más redonda, más pequeña. Tuve que buscar otro laúd, sigue siendo contralto —o sea, con la misma afinación que el que uso en Cuba—, pero con un sonido más discreto.
“No es que no seamos serios, pero al ser una música cubana, el ritmo armónicamente es más llamativo, más alegre, y entonces debemos serlo más; es decir, debemos adecuarnos al entorno.
“Por ejemplo, aquí todos los músicos de concierto se visten de negro y nosotros lo detestamos… Nos interesa hacer algo diferente. Existe la opinión (y me voy a meter en camisa de once varas diciendo esto, pero quiero ser sincero) de que el público debe concentrarse solamente en la música y, por eso, es mejor vestir de negro en un escenario, para no desviar la atención. Pienso diferente. La música y los músicos conforman un paquete. Si se ve a la laudista y bandurrista actual del trío, a Maryla, hermosa con su pelo suelto y vestida de una manera atractiva, y se nos ve a Miguel y a mí con tirantes, con pajaritas en el cuello, usando ropa de colores pastel; se rompen los esquemas y se seduce al público el doble.
“Sinceramente, existen muchas expectativas con Alter ego aquí. Teníamos cuatro conciertos previstos en estos meses y se suspendieron por este avance del coronavirus. Ya los retomaremos. Tenemos varias propuestas. Es que somos un proyecto diferente y eso despierta la curiosidad. No se utiliza el tres en las formaciones de concierto en España, por ejemplo, y eso, lo entiendo, levanta la atención.
“No obstante, es difícil. En Cuba los músicos se dedican a la música de manera exclusiva. Aquí no podemos hacerlo así. Tenemos que dedicarnos a otras actividades. Estamos vinculados a la pedagogía, enseñamos diferentes instrumentos. A la par desarrollamos la carrera de Alter ego.
“Los tres vivimos en diferentes ciudades: Madrid, Valencia y Cáceres. Nos vemos el día antes del concierto, hacemos un ensayo maratónico de ocho horas, al otro día probamos el audio y tocamos. No se puede perder el tiempo, es decir, no podemos emplear mucho tiempo en una misma cosa. Es el desarrollo personal y el económico hay que llevarlos a la par”.
Hablemos de los videos clips del proyecto. Oficiales son tres, disponibles en el canal propio de Youtube.
“Sí. El primer video clip del trío lo hicimos en 2010 para “Tema fresa”, de la autoría de Esther Martínez, fundadora del trío e integrante suya durante nueve años. Alfredo Uretra, su director, quiso que nos impusiéramos. Se propuso cerrar 23 y G para que tocásemos. Ahí aparecemos, vestidos de negro en plena avenida 23, después de filmar desde las siete de la mañana hasta las cuatro de la tarde. Y yo, hasta con los zapatos despegados de tanto calor y vapor que desprendía el asfalto.
“El segundo video se hizo en Buenos Aires —estuvo dirigido por Ernesto Fontán, aprovechando la gira que pudimos hacer a partir de una convocatoria del Centro Pablo— para el tema “Very light”; en el corazón de la ciudad, en zonas de Puerto Madero, la Avenida Corrientes y otros sitios.
“El tercer video oficial promociona el disco Conversiones, con el tema “Mambo #5” de Dámaso Pérez Prado, otra vez con Alfredo Uretra, quien quiso en esa oportunidad colocarnos a tocar en la calle Obispo, tan concurrida”.
“Tema fresa” y “Very light” son temas de tu autoría, pero no es lo habitual en el repertorio de Alter ego…
“Reconozco que no es mi fuerte la composición. Me siento en mi zona de confort dirigiendo, haciendo arreglos, trabajando musicalmente; quizás no sea tan malo como compositor y quizás no sea tan bueno como intérprete, director y arreglista, pero esto último es lo que prefiero. Miguel puso a nuestra disposición temas suyos, así que es algo que aprovecharé.
“Ya en Europa todo cambia. Tenemos un video pendiente y el amigo Manolito Ortega, que esta por acá estudiando un máster, tiene el compromiso como amigo y como profesional de hacernos un video. Ya lo contaré.
“Tenemos pendientes varios proyectos, con artistas latinoamericanos, incluso con la cantante Sory. Además, estamos pensando en un quinto disco. Esta etapa de distanciamiento físico ha sido un tiempo para crear. Los artistas hemos pensado mucho, hemos manejado mejor las dinámicas de las redes sociales. Le he prestado mucha atención al momento de ocio que uno debe aprovechar para estudiar.
“Me encantaría tocar en la Basílica Menor del Convento de San Francisco de Asís, en el teatro del Museo Nacional de Bellas Artes. Bastará organizarnos y buscar una cobertura importante para que los tres vayamos a Cuba y hagamos ese concierto que nos merecemos y que el público cubano quiere disfrutar. No importa que no exista un resultado económico, porque lo más importante es mostrar esta etapa nueva del trío, que sigue imponiéndose, pese a todo”.