“Compartir música es compartir culturas. Es, sin dudas, demostrar que no existen fronteras. Hemos vivido una semana inolvidable en Cuba con los músicos cubanos y hemos disfrutado de la energía de este país. Wow!!”

Y sonreía el Maestro norteamericano Thomas Verrier mientras así hablaba, tras dirigir la Orquesta Cubano Americana de Vientos en la primera pieza ofrecida al público hace una semana durante el concierto Música sin Fronteras, en el portal del edificio más importante en la historia de Cuba, el Palacio de los Capitanes Generales, situado en la Plaza de Armas.

Esa agrupación, conformada a iniciativa suya, está integrada por miembros de la Banda Nacional de Conciertos de Cuba y músicos de la Vanderbllt Wind Symphony, de la Escuela de Música Blair de la Universidad de Vanderbilt, de Estados Unidos, donde él imparte clases.

En un tercer momento, la Banda estuvo dirigida por el Maestro Igor Corcuera.

El proyecto está adscrito a la llamada Banding Together, dedicada a promover el intercambio cultural y la comprensión a través de la experiencia de la banda de conciertos.

Sobre Banding Together, Verrier afirmó que se siente muy orgulloso de esta primera experiencia en Cuba, luego de las ediciones anteriores celebradas en Colombia.

“Para mí la música es un idioma universal y sin importar la lengua que los músicos hablen, pueden compartir. El repertorio planeado incluye temas de Estados Unidos y de Cuba, precisamente para, a través de la música regalarnos mutuamente un pedazo de cada país. Me interesa que mis estudiantes tengan estas experiencias, me siento responsable de proporcionarles oportunidades que trascienden el plano musical, y llegan hasta el social”.

“Tuvimos cuatro días de ensayo. Fueron jornadas muy interesantes, y se comprobó que el talento y la preparación de todos los músicos, incluyendo mis estudiantes, es alta. El Maestro Andrés Vidal es como mi hermano y lo invité de inmediato. En Dominicana es muy importante su trabajo, con su fundación y su programa para jóvenes.

“Estoy muy emocionado porque en los próximos tres años, estaré vinculado a la Banda Sinfónica Integral de las Américas, que se celebrará en la ciudad colombiana de Antioquia. Será una semana de campamento musical cada vez, y también disfrutaremos de una experiencia maravillosa. Estoy seguro”.

“Que la música siga siendo el puente universal para unir a personas de todas partes del mundo. Este acto de actuar juntos como un conjunto, proporciona más que una colaboración musical, la oportunidad para la interacción social y una comprensión cultural más profunda”.

El programa del concierto estuvo conformado por “Suite of Old American Dances”(l. Cakewalk, IV. Wallflower Waltz y V. Rag), de Robert Russell Bennett y la pieza folclórica y muy famosa, “Shenandoah”, de Frank Ticheli, ambas dirigidas por el Maestro Verrier.

Además, de Joseph Turrin, “Fandango” (Concierto para Trompeta y Trombón), con los solistas José Sibaja (trompeta) y Jeremy Wilson (trombón) y “Danzón no.2”, de Arturo Márquez, bajo la batuta del Maestro Andrés Vidal, de República Dominicana. 

En un tercer momento, la Banda estuvo dirigida por el Maestro Igor Corcuera e interpretaron “Fantasía Cubana” y “Salida de Cecilia Valdés”, de la zarzuela del mismo nombre (ambas de la autoría de Gonzalo Roig).

En la última pieza mencionada, la soprano Johana Simón sorprendió a todos cantando desde la Calle de Madera “Yo soy Cecilia Valdés…” El público, en su mayoría jóvenes, le regaló prolongados aplausos.

El cierre del concierto estaba previsto que fuera “El Manisero”, de Moisés Simons, también con el Maestro Corcuera, dirigiendo la banda.

La soprano Johana Simón sorprendió a todos cantando desde la Calle de Madera “Yo soy Cecilia Valdés…”

Sin embargo, hubo una sorpresa. Verrier tomó la batuta, Jeremy Wilson volvió al trombón, José Sibaja a la trompeta y el clarinetista Hugo Carbonell se sumó para tocar en calidad de solista con la banda los temas “Amazing Race” y “The flight of the green hornet”, conocidos títulos del repertorio norteamericano a nivel mundial.

“Que la música siga siendo el puente universal para unir a personas de todas partes del mundo. Este acto de actuar juntos como un conjunto proporciona, más que una colaboración musical, la oportunidad para la interacción social y una comprensión cultural más profunda”, afirmó Corcuera minutos antes de despedir el concierto, dirigiendo a la Orquesta en la interpretación del último tema de la tarde, “Son de la loma”, de Miguel Matamoros.