Premios Juglares, la vida es algo más que un cuento
10/1/2020
El Festival Afropalabra en su décimo tercera edición despidió la jornada de actividades, este 10 de enero, con la entrega de los Premios Juglares por la Obra de Toda la Vida y a las mejores obras en competencia en el 2019, ambos lauros otorgados por la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac).
Virginia López Arnaud y Lourdes Suárez de Armas. Foto: Richard Driggs Pupo
La sede de Danza Retazos, ubicada en el centro histórico de la ciudad, fue el escenario donde se dieron a conocer los galardonados. En esta ocasión el premio a la mejor obra en la categoría de espectáculo colectivo recayó en Cuentos y proverbios de la ceiba y el baobad, del proyecto de narración oral Ceibaobad que dirige el artista Lucas Nápoles.
El jurado, integrado por Falconerys Escobar en condición de presidente, así como Lourdes Suárez de Armas y Gertrudis Ortiz, resaltó “la limpieza, originalidad, el cuidado de los textos escogidos en la presentación, así como la labor individual de cada uno de los participantes, que en un espectáculo de varios actores supieron mancomunar las acciones e interpretaciones para dar como resultado una obra de especial denotativa estética”.
Asimismo declararon como desiertos los aparatos de espectáculos individuales y espectáculo colectivo infantil, por considerar que ninguna presentación tuvo los requisitos necesarios para merecer premios, lo cual es un llamado de alerta por dos razones principales: no existe una promoción adecuada del certamen y por tanto, los buenos narradores no participan, o de lo contrario las obras en este tipo de categorías, en los últimos tiempos, han disminuido en calidad.
En tanto, el Premio Juglar por la Obra de Toda la Vida recayó en tres personalidades: Martha Emilia Cordiés Jackson, Virginia López Arnaud y Lourdes Suárez de Armas por sus contribuciones a la narración oral en Cuba.
Afropalabra surgió como un evento dedicado a las más auténticas expresiones de la cultura popular. Su esencia se basa en el arte de la palabra viva, dejar en la mente humana una huella a través del lenguaje. Los recursos expresivos del narrador, díganse su voz y los gestos en el espacio del cuento, establecen una relación única con el espectador y su imaginario en escena, tradiciones que vale la pena conservar como tesoros valiosos de la cultura insular.