El 29 de noviembre tuvo lugar la entrega del premio Memoria Viva 2022 en el Instituto Cubano de Investigación Cultural (ICIC) Juan Marinello. Presidieron el acto Rafael Lara González y Raymalú Morales Mejías, presidente y miembro del jurado, respectivamente; Elena Socarrás de la Fuente, directora del ICIC, y Miguel Limia David, director de Ciencia, Innovación y Medio Ambiente del Ministerio de Cultura. La ceremonia fue conducida por Ivonne Sánchez, también investigadora de la institución.

El jurado, integrado por los antes mencionados junto a Caridad Santos Gracia, concedió 31 lauros y un reconocimiento especial a diversas personas y agrupaciones de las provincias de Villa Clara, Santiago de Cuba, Matanzas, Camagüey, La Habana, Las Tunas y Artemisa en las categorías de Preservación de Tradiciones, Personalidades y Proyección Artística.

“El premio Memoria Viva representa el mayor estímulo a las prácticas tradicionales y sus portadores en Cuba”.

Rafael Lara, investigador, escritor y gestor cultural, en posterior entrevista declaró que “el premio Memoria Viva representa el mayor estímulo a las prácticas tradicionales y sus portadores en Cuba. Desde el año 1994 ha reconocido a aquellos que desde sus comunidades contribuyen a preservar los sellos identitarios que nos representan ante el planeta”. También elogió la labor de las instituciones culturales en la conservación de nuestro patrimonio inmaterial:

Hoy nuestras Casas de Cultura e instituciones culturales realizan procesos de salvaguarda, identificación a través de inventarios, y divulgación de estas agrupaciones portadoras y sus cultores. La investigación de tipo endógena les devuelve a las comunidades tradiciones perdidas o en peligro de extinción. En pleno siglo XXI, que atempera nociones muy peculiares en cuanto a la globalización de la cultura, tener esto es una gran riqueza.

Asimismo, Raymalú Morales, investigadora del Centro, destacó la armoniosa relación entre las ciencias sociales, las instituciones promotoras de la cultura y los portadores:

Es un galardón de más de 25 años que establece un fuerte vínculo entre nuestro Instituto, hacedor de ciencia, y el Sistema Nacional de Casas de Cultura. Se trata de un mecanismo en perfecta armonía: el inicio es el cultor y el portador de esas expresiones, y finaliza también en él.

En toda la cadena, desde que se presenta el expediente hasta que se entrega el premio, existe una gran diversidad de personas: el especialista de Casas de Cultura, investigadores de las ciencias sociales, directivos de nuestras instituciones culturales, etc. Siempre prevalece la intención de que gane nuestra cultura e identidad.

Por parte de los premiados, Clara Felicia Hernández, laureada en la categoría de Preservación de Tradiciones por mantener el tejido del guaniquiqui en su familia y comunidad, resalta la importancia de cuidar la trasmisión de estos saberes para la nación:  

Las tradiciones forman parte de nuestra identidad y patrimonio, si no somos capaces de preservarlas, no tendremos nación, pues es lo que nos identifica como cubanos. Por ejemplo, el tejido del guaniquiqui es antiquísimo y se ha logrado mantener, además, es utilitario, pues se pueden hacer cestas y adornos que ya no tienes que comprar en otra moneda. Cuando uno ve una casa con objetos nacionales y bellos se enorgullece de que haya personas que puedan y sepan fabricarlos.

Por su parte, Pablo López de la Paz, natural de Sagua la Grande y bailador conocido como “Pablito el Rumbero”, expresó: “Es nuestra identidad, si dejamos la rumba, la conga y las parrandas, perdemos tradiciones. Los jóvenes hoy escuchan todo tipo de música, pero cuando suena una rumba o una conga en actos como el Primero de Mayo, sale a bailar todo el mundo, nadie se aguanta”.

“Durante más de 25 años ininterrumpidos, el premio Memoria Viva ha contribuido a darle el debido valor a quienes mantienen vivas las tradiciones cubanas en todas las comunidades del país”. Imagen: Internet

Jacqueline Oña, quien también fundamentó su expediente y es trabajadora del Sistema de Casas de Cultura y de la Casa de Investigaciones Samuel Feijóo de Villa Clara, destacó la labor del Sistema Nacional de Casas de Cultura al mantener vivas las tradiciones en las comunidades, y puso como ejemplo el espacio Sábado de la Rumba, protagonizado por el premiado antes mencionado por más de 40 años. A este espacio dedicado a la rumba asisten sagüeros y visitantes de todas las generaciones, y mientras disfrutan de este género, contribuyen a darle continuidad para que siga formando parte de nuestra cultura popular.

Durante más de 25 años ininterrumpidos, el premio Memoria Viva ha contribuido a darle el debido valor a quienes mantienen vivas las tradiciones cubanas en todas las comunidades del país. De esta misma forma, constituye un pretexto para que investigadores a lo largo y ancho de la Isla documenten estos procesos culturales y dialoguen con sus portadores en la fundamentación de los expedientes.