Recientemente, el capítulo cubano de la Asociación Internacional de Críticos de Arte (AICA), tuvo su primera reunión del presente año y, como en ocasiones anteriores, determinó por votación de sus integrantes, las exposiciones más relevantes que, a juicio de los mismos, se realizaron durante el pasado año.

Se seleccionó la muestra La memoria de los borrados, la exposición panorámica de la obra de Servando Cabrera, curada por Rosemary Rodríguez y Teresa Toranzo, realizada en el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA), durante los meses de junio a setiembre de 2023. Es oportuno decir que tanto la idea de la muestra, compartida entre el Museo Servando Cabrera de La Habana, el MNBA y la Fundación Carbonell de Ciudad de Panamá, fue organizada para conmemorar el centenario del artista, y contó con el cardinal apoyo de esta última institución en piezas y en el financiamiento del catálogo.

La memoria de los borrados convocó a una gran cantidad de público. Imagen: Tomada de El Periódico Cubarte

La exposición fue ponderada por su magnitud panorámica y la calidad de su curaduría y museografía, los detalles de su terminación y catálogo, así como por la cantidad de público que convocó. Fue, además, un acto de reivindicación a un creador que, en algunos momentos de su intensa trayectoria, fue censurado y alejado por las instituciones, entre ellas el propio MNBA.

Servando Cabrera es indiscutiblemente uno de los más grandes artistas de nuestras artes visuales de todos los tiempos. Esta muestra fue realmente sobresaliente dentro de la gran cantidad de exposiciones realizadas en el país durante el pasado año.

Servando Cabrera es indiscutiblemente uno de los más grandes artistas de nuestras artes visuales de todos los tiempos. Imagen: Tomada de El Periódico Cubarte

Se escogió también la muestra Outsider, del artista Fidel García, curada por él mismo y Milton Raggi. Esta exposición se realizó a partir del mes de septiembre en una de las salas transitorias del MNBA. En este caso se atendió al novedoso uso de las tecnologías en la misma, la propuesta conceptual que encerró, así como la inteligente aplicación de criterios de lo posmoderno en el arte. Distinta, con gran poder de comunicación, esta muestra acaparó la atención de público y especialistas.

La selección de Outsider atendió al novedoso uso de las tecnologías, la propuesta conceptual, así como la inteligente aplicación de criterios de lo posmoderno en el arte. Imágenes: Cortesía del autor

Finalmente, la reunión de los críticos de arte decidió resaltar el proyecto Inventario que, desde hace 17 años, realiza la Fundación Ludwig de Cuba, un espacio de análisis y crítica para las obras de artistas emergentes. Solamente en sus primeros cinco años tuvo a 126 artistas presentados, y hasta el 2023 la cifra ascendió a 258 creadores. Ha sido un proceso interrumpido solo por la pandemia de COVID 19.

De la normalización de la situación pospandémica a la fecha se realizaron 30 nuevos espacios. Se considera que Inventario ha contribuido de una manera fundamental a la obra de decenas de artistas, algunos de ellos devenidos figuras relevantes del panorama insular del arte contemporáneo, como Susana Pilar Delahante, Javier Castro, Grethell Rasúa, Mabel Poblet, Octavio Irving, Michel Pérez Pollo, y Elizabeth Cerviño, entre otros. En cada sesión el artista expone su obra y sus ideas sobre la misma y es interpelado por los presentes, la muestra queda expuesta hasta la siguiente sesión en la Fundación Ludwig de Cuba.

Outsider, del artista Fidel García, fue curada por él mismo y por Milton Raggi.

Será útil hacer un breve recuento de la existencia de la AICA y de su capítulo cubano. La Asociación Internacional de Críticos de Arte (AICA), es una organización internacional no gubernamental que persigue el objetivo de defender la libre expresión en la crítica de arte y facilitar su diversidad y consolidación en el panorama cultural del mundo. Representa y promociona las actividades de sus miembros, pertenecientes a 71 secciones o capítulos nacionales en todo el orbe. Fue fundada el 21 de julio de 1950 y su sede se encuentra en París, Francia. Luego de dos congresos internacionales, realizados bajo la organización y apoyo de la Unesco, en 1948 y 1949, llevados a cabo por un grupo de emprendedores críticos, historiadores del arte y curadores, se convirtió al año siguiente en una ONG. Es una entidad financiada por sus miembros a través del pago de cuotas. Para adherirse, los candidatos deben presentar datos y documentos que informen de una actividad regular en los tres años más recientes en revistas especializadas, periódicos, televisión o publicaciones de libros. La aceptación en la sede se realiza por voto secreto.

“La Asociación Internacional de Críticos de Arte (AICA), es una organización internacional no gubernamental que persigue el objetivo de defender la libre expresión en la crítica de arte y facilitar su diversidad y consolidación en el panorama cultural del mundo”.

En Cuba, recién constituida la AICA en París, se efectuó la conformación de un capítulo cubano, primer antecedente en el territorio nacional de este tipo de gremio. La Dra. Luz Merino Acosta realizó una investigación sobre la vida y antecedentes de la organización, texto en el que se puede leer que:

En el periódico El País, de diciembre de 1952 y bajo el título de “Propósitos”, se le explica al público del arte y a los lectores qué es la AICA y qué países ya pertenecían a la organización: México (América Central), Argentina, Brasil y Uruguay (América del Sur) y 13 países europeos. Mientras Australia, Turquía y el Líbano estaban organizando sus secciones (…). Seguidamente se expone que la AICA organizaba un evento anual y se enfatizaban las iniciativas expositivas que se proyectaban teniendo en cuenta el país sede (…). Por último se pasa a explicar los aspectos discutidos en el encuentro de Ámsterdam (…). Uno de los aspectos significativos es que la Sección cubana de la AICA, que se acababa de constituir, se proponía organizar exposiciones de interés para la divulgación del arte. Además, la nueva Asociación expresaba la necesidad de agrupar a todos los críticos cubanos que hacían su labor periódica, a la prensa y a los profesores de historia del arte de todas las escuelas de artes plásticas y de las universidades. La Sección cubana también llamaba a la unidad, con el objetivo de realizar un trabajo conjunto para que se abrieran galerías de artes plásticas oficiales y privadas. Y se proponía que las grandes tiendas tuvieran sus propios espacios galerísticos, que aumentaran los coleccionistas, en particular de arte cubano, que los edificios sociales y los clubes encargaran a los artistas cuadros de caballete y murales, para colgar o exhibir en las paredes, que los creadores fueran protegidos por el Estado y tuvieran trabajo. Y lo más importante: que los artistas se reconocieran como figuras cardinales de nuestra cultura. Se entendía que si la Asociación de Críticos e Investigadores lograba esas metas, habría cumplido su misión y Cuba podría parangonarse con iguales jerarquías al lado de las naciones más cultas del mundo.

La filial existió solo por cuatro años y dejó de trabajar en 1956. Hubo entonces un impasse de tres décadas hasta que, en 1986, la Dra. Adelaida de Juan, una de las historiadoras de arte y profesoras más reconocidas del país, integró la AICA al asistir a la reunión celebrada en Caracas el año anterior.

Según declaraciones suyas, hubo entonces 35 miembros en el capítulo cubano, pero solo cuatro de ellos eran miembros de la AICA internacional. No sabemos hoy si se inscribió oficialmente el capítulo, pero lo que sí sabemos es que la Dra. Adelaida hizo lo posible durante los años noventa por crear y echar a andar la filial, mas al no haber contactos frecuentes con la sede parisina, todo quedó ahí después de una cierta vida asociativa.

En el presente, cuenta con 26 integrantes, se reúne bimestralmente, toma acuerdos y levanta actas de sus reuniones, se escuchan conferencias sobre el estado de las artes visuales del país, dictadas por sus propios integrantes, y selecciona a finales de cada año las exposiciones de arte que considera más relevantes.  

No hubo en lo adelante más actividad organizada hasta que, en 2016, producto de contactos del crítico David Mateo, y su gestión personal unida al apoyo institucional del Ministerio de Cultura, se realizó en La Habana el 49 Congreso Internacional de la AICA, en el mes de octubre.

El evento se realizó con todo éxito y fue un verdadero acontecimiento en el panorama de las artes visuales del país y de su crítica. Mateo fue elegido vicepresidente de la AICA internacional, así como presidente del capítulo cubano, con Dannys Montes de Oca como vicepresidenta.

Marek Bartelik, presidente de AICA en el periodo en que se desarrolló el Congreso de La Habana, 2016.

De esta manera, la filial cubana salió oficializada en dicho congreso. A partir de ese momento, la membresía en la organización internacional se aprobaba mediante un proceso previo de selección en la filial local y, por supuesto, con la anuencia final de aquella. A su vez, el capítulo nacional tiene en el Consejo Nacional de las Artes Plásticas a su órgano de relación.

Posteriormente, la Dra. Lliliam Llanes Godoy sustituyó a David Mateo al frente de la filial cubana y, en diciembre de 2022, fue reemplazada por el que esto escribe (ambos movimientos fueron producto de votaciones de los miembros), quien es el actual presidente. De esta forma, desde 2017 hasta la fecha, el capítulo cubano de la AICA ha tenido un funcionamiento normal.

En el presente, cuenta con 26 integrantes, se reúne bimestralmente, toma acuerdos y levanta actas de sus reuniones, se escuchan conferencias sobre el estado de las artes visuales del país, dictadas por sus propios integrantes, y selecciona a finales de cada año las exposiciones de arte que considera más relevantes. Actualmente, tiene en plan publicar un Boletín con sus actividades. Igualmente, hay otros proyectos en ciernes, entre los cuales está estrechar aún más las relaciones de trabajo con la AICA internacional.

1