Un hombre. Una ciudad. Otro silencio
7/4/2020
Trato de retroceder en el tiempo para encontrar mi raíz de apego a César López. Recuerdo una lectura-homenaje, en 2007, en la Sala Lezama Lima de La Cabaña, donde varios poetas elegimos un texto suyo para regalárselo en nuestra voz. Le dije que, por obvio, al tener el mismo sitio de nacimiento, no iba a leer ninguno de los reunidos en sus libros "de la ciudad", y le dediqué uno de Manos de un caminante, poemas de los años 50 rescatados en Santiago y publicados.
Del año 2010 recuerdo tener una colección muy hermosa de fotos cuando presenté su libro-arte, con obras de Julia Valdés. Frente al vitral luminoso de la Plaza, mientras él leía sus poemas, y después al conversar café por medio, agradecía silenciosa tenerlo en mi vida. Esas fotos se fueron de mi vida con las aguas de un huracán. Pero no él ni su poesía.
Reafirmación del tiempo: estampas tristes y jocosas, que incluye serigrafías de la pintora Julia Valdés.
Foto: Internet
Pude demostrarle mi cariño incondicional cada año. El primero en estar en las clausuras de Feria del Libro en Cuba, y tanta gente y cada vez queriendo tenerlo cerca; tocando la leyenda. Un poeta que es una ciudad.
Hace poco le pensaba mucho, editando el primer libro de un joven escritor: Un país bajo la lluvia, novela aún no presentada, que entrelaza voces con la voz de Frank País. Quería que César López lo leyera y supiera hasta dónde la memoria mantiene vivos a los que se ama.
Hoy siento otro "silencio en voz de muerte", pero es un silencio que nos habla. Te abrazo infinito, santiaguero.