Un mundo un poco mejor que como lo encontró
27/11/2016
Johana Tablada de la Torre, Embajadora de Cuba en Lisboa, explica que Cuba entera está de luto porque perdió la figura más influyente de su historia.
¿Qué significa para los cubanos la muerte de Fidel Castro?
Fue un día en que Cuba entera lloró. Nos despertamos todos tristes, porque Cuba perdió la figura más influyente en toda su historia y porque si Cuba es querida y admirada en el mundo, esto tiene que ver con Fidel. Hoy es un día de tristeza, pero también de mucho orgullo. Personalmente me siento conmovida, por las llamadas que esperaba y las que no esperaba, por los mensajes que esperaba y que no esperaba, por las demostraciones de cariño de todos.
¿Qué impacto puede tener este suceso en Cuba?
El impacto de su muerte hoy no es el mismo que hubiese sido 15 años atrás. Fidel está fuera del gobierno hace diez años, a pesar de haber continuado escribiendo y dando su opinión cuando tenía que hacerlo. Seguía siendo una personalidad muy grande. En ese sentido, creo que no va a haber un gran cambio porque va a ser muy difícil pensar en Cuba y no pensar en Fidel, aunque él no esté físicamente. Por la mañana, cuando supe que había muerto y confirmé que era cierto, me salió del fondo del corazón un “Viva Fidel”, porque son figuras que, cuando mueren, siguen viviendo. Hay un ideal, un pensamiento. El impacto en Cuba tiene que ver principalmente con el compromiso renovado de las nuevas generaciones para seguir haciendo de Cuba un país cada vez mejor, como él siempre quiso.
Y las relaciones con Estados Unidos, ¿cómo serán ahora con Donald Trump?
La política de Raúl en relación con Estados Unidos siempre ha sido la misma de Fidel, que defendía una buena relación y luchó mucho por eso. Con respecto a Donald Trump, no sé. Pero creo que como el cambio de la política en Estados Unidos no se debió a un solo hombre, tengo la esperanza de que, sea cual sea la actitud del nuevo gobierno, que contemple las aspiraciones transversales de toda la sociedad norteamericana, comenzando con la inmigración cubana, y que todo se incline a favor del restablecimiento de las relaciones, el levantamiento del bloqueo y de una relación normal entre nuestros dos países. No depende de nosotros. De parte de Cuba le puedo asegurar que existe el compromiso y el interés de mantener lo que tenemos. Todas las especulaciones de cataclismo y caída de nuestro sistema vienen de personas que no conocen el apoyo de los cubanos a la Revolución. Si la Revolución se mantuvo fue gracias al respaldo popular, no por el uso de la fuerza, ni del ejército ni la represión. Se mantiene por el apoyo popular y creo que con la muerte de Fidel eso no se deteriora, al contrario, nos une.
Fidel murió, Raúl tiene 85 y ha dicho que dejará el poder en 2018. La vieja generación que hizo la Revolución está desapareciendo. ¿Están preparadas las nuevas generaciones para asumir las riendas?
Creo que sí. En Cuba, más del 50% de los líderes tienen menos de 50 años. Somos un país que ha fortalecido sus instituciones y está trabajando muy fuerte para mejorar su economía, con un proyecto socialista que cuenta con el apoyo de la población y con el respeto del mundo. Ese sistema nos ha permitido —incluso con el sistema de sanciones unilaterales más fuerte del mundo—, obtener indicadores de justicia social y desarrollo humano que sólo se comparan con países del primer mundo. Funcionó para nosotros, no es un sistema perfecto, los primeros críticos son nuestros líderes y nosotros también, y lo vamos a seguir mejorando cada día. Pero para responder a la voluntad de los cubanos, no para satisfacer las aspiraciones de los grandes bloques económicos o poderes internacionales o de una minoría de cubanos que se ha beneficiado mucho de la política contra mi país. Me siento tranquila en mi país y con mi pueblo y creo que la desaparición física de Fidel redobla nuestro compromiso de que no se pierda lo que Cuba ha logrado con esta Revolución.
¿Conoció personalmente a Fidel?
Sí, coincidí con él en varias ocasiones. Es algo que guardaré para siempre con mucho orgullo y admiración. Lo conocí en eventos de estudiantes, en que lo oí hablar como uno de nosotros, con mucha transparencia, con una paciencia increíble para escucharnos, éramos muy jóvenes. Fue un líder muy cercano a la gente. Y también lo conocí como diplomático. No fue un hombre dogmático, fue un patriota y un gran humanista. Deja el mundo un poquito mejor que como lo encontró. Todo el mundo se volvió un poco más libre después de la Revolución cubana.