Visitas
29/1/2021
Lo que es Cuba para mí: la Isla natural.
¿Y luego qué me espera?
¿Cuál posesión si pierdo
esta salvaje im posesión?
Aires que vienen y van,
susurros, pájaros, hojas,
noches desplomadas, luz.
Paisajito, paisajito
que frente a los ojos cruzas
tan perfecto y exquisito.
Naturaleza semejante a río
en crecida, sucesión que
supera cuanto puedo fijar.
Todo me duele aquí
y no alcanza a contarlo
la palabra inhábil.
Paisajito, paisajito
donde alternan los colores,
el verde y el azulito.
Yerbas que mordí, aguas del
monte; frescas, únicas.
Las siestas, el sudor, la calma,
la mañana especular.
Paisajito, paisajito
habitado de animales
que van del trinar al grito.
Morir no es nada.
Ya preparo mi cuerpo.
Que la herida descienda,
que mi desaparición
caiga en el vientre
de las madres que parirán
los hijos que no tuve.
Que mis palabras
toquen esos cuerpos.
No me llegue otra suerte
que la muerte más áspera,
la de los elegidos.
Que mi sangre manche
el espejo donde cabe
la noche,
que pueda al fin fundirme
con su imagen.
Que mis palabras toquen
esos cuerpos.
Iluminan la fiesta cerebral.
Donde quiera que mis ojos
se han posado,
mis ojos descubrieron maravilla.
Donde quiera que las manos palparon,
sentí la textura de la maravilla.
Toda música que escuché,
toda palabra o dolor
llevaban su mensaje.
La maravilla me ha rodeado
y fue mi culpa si antes
no lo vi.
Nada mejor pudo darme
la vida
que este deseo de vivirla
en la llanura
o en el pozo.
cuando la mano aún no era impura.
Formas que fueron
y viajan lejos
por los recuerdos.
Antiguas casas
deshabitadas,
cansadas aguas
que no me llenan.
Nada regresa
como quisiera.
Nada me une
a lo que tuve
y como nube
cruza apurado
desde mis manos
hacia el pasado.
Sueño intranquilo
donde repito
este camino
a los lugares
idos. Quejarse
de nada vale.
A la deriva,
horas vividas:
parecen islas.
me parece que he visto pasar
(caigo pasmado a un lado del camino)
rumbo al cielo, cabalgata de oro.
¿Qué había en tus ojos?
¿Qué veían que mis ojos no ven?
Por todo sitio donde pisaste
bebí como se beben aguas de
ilusoria magia, en tus huellas
perseguí calor.
¿Quién eras?
¿Qué podías tocar que no tocan mis manos?
Sé las figuras, pero también
que apenas
rozo superficies.
Tú, ¿en cuál rugosidad del ser
te detenías?
¿cómo pudiste avanzar al secreto
de lo que se mueve
hasta ser secreto tú mismo?
La muerte, ¿cómo se hace
para amarla?
he visto el ángel de fuego.
Cuando toco la yerba
tiemblan mis manos
porque la yerba es amor.
Igual cuando bebo aguas
o atravieso la calma
de la noche.
Tierras que crucé
-ráfagas, movimientos,
rugosidad, frescor-
donde puse el cuerpo
como quien torna
al vientre memorioso.
Orgía del sentir:
tierras mordidas
que así revelan
su significación.
Entre el paisaje y mi palabra:
arde, crepita,
afirma que vendrá.
los hombres son malos donde la Naturaleza
se vacía
Y la brillante noche
que arde sobre mi cabeza
hasta vestirse
de marea de luz.
La luz: troces en la noche
de mi país.
Toco la hora de pasión:
tensionado, dispuesto.
No soy sino mudez,
saboreo a la espera
de algo que será revelado.
El cuerpo cae,
contra la noche.
Caballos luminosos
pasan.
La noche calma y mejora.
Casa de altura
en la que me refugio:
cuerda de dolor.
Por ti subo perseguido
de orquestas.
¿Qué hay más allá del
espejo estrellado?
¿Cuáles preguntas
o severidad?
La noche húmeda
cae sobre mi rostro
y en su ritmo,
en lo que no pronuncio,
mi cuerpo es deshecho.
Asciendo por su propuesta
de silencio.
Mis labios pronuncian
las palabras de un salmo.
I wear an iron ring, and I have to do iron
deeds. The name of my country is on it…
Morderemos el pan de la sangre.
En los caminos, en las habitaciones,
encima de los cuerpos que salen del amor,
como un modo distinto de consagrar.
Pediré a mi boca
que ame ese alimento bárbaro
como si fuese hostia.
Un cuerpo más será el mío
alrededor de la mesa donde se partirá
—como fijando alianzas—
el pan de la sangre.
Sólo puedo esperar y sonreír.
yo voy levantando a cada muerto;
y diciendo: " Amor; amor…"
Hundiré las manos
en el cuerpo de los muertos;
tocaré el calor de esa entraña
que otros temen ver.
Acercaré mis labios
a esos labios sin sangre
y con delicia
esa materia besaré.
Tocaré en las casas
pidiendo que envíen
sus muertos a mí.
Cansaré los caminos
con mi alegría
-porque mi alegría
no tendrá fin
cuando diga tu palabra.
Al cesar la jomada
me echaré a dormir
en cualquier sitio:
entonces serán tus visitas.
todo es hermoso y constante,
todo es música y razón.
Esta agua encrespada
la pensarás mañana
como un manso arroyuelo.
Esta herida en los ojos
como un beso que salva.
Pues no hay caída
que no sea un bálsamo,
ni existe ausencia
que no traiga amor.
estas son las grandes bodas del hombre:
sus bodas con la patria.
Que ya no quiero otra canción
sino la de esta yerba
batida por el aire.
Esposa de dolor
que no haya pasión más que la tuya
donde hiero y me hieren,
donde puedo renacer
tras probar sus cálidos fangales.
Que no haya otra furia
que la mirada con que desapegas
ni otra reconciliación que tu regreso.
Boda sufrida de mi pensamiento.
Abrazo y grito, cópula.
Músicas hay que me arrastran.
po., se les perdonará, en gracia
de que vinieron.
Las grandes puertas
sobre mi cabeza.
Las puertas que esperaban
a que mi mano llamara.
Madera no, carne,
pues mi fusión es
la del marido con
la esposa.
Sus grandes labios
sobre mi cabeza:
ascender en el amor
orgásmico y luego
loca sustancia que perdona.
A olvidar y aceptar,
a escuchar las palabras
que me salvan.