“La actuación es mi vida. Sin ella, no tendría nada. Estoy feliz, aunque me queden personajes por hacer. Hasta que me muera, voy a dar lo mejor de mí. ¡Aquí me tienen!”, y el actor Aramís Delgado abrió sus brazos, ampliamente, y con una sonrisa en el rostro, se mostro agradecido y feliz por recibir el Premio Nacional de Teatro 2023.

Desde el pasado mes de enero, cuando el jurado —presidido por Corina Mestre— sesionó en Camagüey durante la Jornada Ciudad Teatral y dio a conocer su veredicto, muchos nos alegramos por él. No pocos de diferentes generaciones lo hemos admirado a lo largo de sus más de seis décadas dedicadas a la actuación, y verlo caminar por las calles de su barrio, con modestia y humildad, es la certeza plena de que es un hombre de pueblo y que a su público se debe.

“La actuación es mi vida. Sin ella, no tendría nada. Estoy feliz, aunque me queden personajes por hacer. Hasta que me muera, voy a dar lo mejor de mí. ¡Aquí me tienen!”

Ha sido “el malo de la película”, el villano de voz dura y mirada tirana, el desalmado Mariano a quien nadie olvida con sus gritos de “¡Perra cachorra!” … pero es el hombre afable, generoso, complaciente para todo aquel que se le acerca, le habla y le elogia.

Fue sentido el tributo ofrecido por cantantes, actores y amigos en la tarde de este viernes en la sala teatro Hubert de Blanck, antes de otorgarle, con los honores merecidos, el reconocimiento. Antes de que el ministro de Cultura, Alpidio Alonso, le cediera el premio y le abrazara, ya Aramís había sido abrazado. Desde los versos compartidos por la actriz Paula Alí hasta la canción de Lourdes Torres… desde la representación de El Conde Alarcos, de José Jacinto Milanés, hasta la lectura del cuento “Los pocillos”, de Mario Benedetti… desde el monólogo de la actriz Doris Gutiérrez hasta que Miriam Learra lo hizo pararse del asiento para juntos actuar.

Fue sentido el tributo ofrecido por cantantes, actores y amigos en la tarde de este viernes en la sala teatro Hubert de Blanck.

Un premio como este reconoce una trayectoria, cuya calidad es loable, y su impronta, inolvidable. El Grupo de Teatro Rita Montaner, Teatro Estudio y Buscón, conocieron de su talento, y en el cine, desde su primera aparición en Soy Cuba, muchos son los títulos en los que figura en el elenco, tales como La muerte de un burócrata, Lucía, La primera carga al machete, Baraguá, Amor vertical, La vida es silbar, Espectros, La pared, La noche de los inocentes, Chamaco, El Mayor, entre otros. La televisión lo acercó aún más al público que hoy le aplaude cada personaje.

Aun desea ser El rey Lear, “porque adoro los clásicos”, y la actriz Valia Valdés le aseguró que todavía hay tiempo para desterrar ese pendiente de la lista.

No pocos de diferentes generaciones lo hemos admirado a lo largo de sus más de seis décadas dedicadas a la actuación.

“Cada día es una función nueva. Yo soy eminentemente actor de teatro y sé que todos los días se hace el acto único, irrepetible. Por eso es importante observar… la vida, la luz que puede ser fuerte, suave, fría. Siempre sientes algo. Y ahí esta la esencia. Sentir”.

Martha Valdés no pudo estar presente, pero le hubiera cantado, sin dudas. Y Aramís, con sus 81 años recién cumplidos, hubiera bailado, feliz.