“El Payret seguirá siendo un cine para los cubanos”

La Jiribilla
14/1/2019

Las redes sociales y su capacidad para inducir discusiones públicas sobre temas de interés social pusieron en circulación hace unos días la noticia de que el cine-teatro Payret corría peligro de desaparecer, cediendo su espacio a la construcción de un hotel cinco estrellas de 300 habitaciones proyectado por el Ministerio de Turismo de Cuba que ocuparía toda la manzana delimitada por las calles San José, Teniente Rey, Zulueta y Paseo del Prado, en La Habana Vieja. Esta obra se inscribiría, según varias fuentes que inmediatamente se hicieron eco de la noticia, en el amplio plan de inversiones concebido para festejar el aniversario 500 de la fundación de La Habana, a celebrarse en noviembre próximo. Otras agencias hicieron referencia a una inversión conjunta entre el Ministerio de Turismo y el Grupo Empresarial GAESA y el pasado 20 de diciembre Cubadebate publicó un artículo sobre el tema, con declaraciones de José Reinaldo Daniel Alonso, director general de Desarrollo del MINTUR.

cine-teatro Payret
Foto: Tomada de Cubadebate
 

Interesados en conocer más detalles, solicitamos información a la Oficina del Historiador de la Ciudad y obtuvimos declaraciones del Doctor Eusebio Leal Spengler, director de dicha entidad y gestor principal de la restauración y el reordenamiento que ha devuelto la vitalidad a esta importante zona de la capital.

“Con el Payret —asegura Leal—, se ha cometido en estos días un acto de mala fe continuada que desconoce, en primer lugar, la atención recibida por ese coliseo a lo largo del período revolucionario, época en la que se han emprendido dos restauraciones muy costosas, una en 1969 y la otra en 1981. Se desconoce y manipula además la responsabilidad asumida durante muchos años por la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, que ha llevado a cabo numerosos proyectos de inversión, con absoluto respeto por el valor patrimonial de cuanta edificación se ha intervenido y que ha sabido asumir con responsabilidad y rigor cada una de las decisiones tomadas. Hay en este sentido una amplia relación de trabajo con el Ministerio del Turismo y con el Grupo Empresarial GAESA,  siempre sobre la base del respeto mutuo y la observancia de las regulaciones vigentes para el trabajo con edificaciones de valor patrimonial. De esta práctica de trabajo conjunto han nacido varias de las obras que hoy prestigian nuestro Centro Histórico.

“Sobre el hotel Payret, que efectivamente se construirá en esa manzana, declaro que ello no afectará en absoluto la integridad del cine-teatro, más bien contribuirá a su restauración y reapertura como lo que siempre ha sido, una institución de servicio público. El Payret seguirá siendo un cine para los cubanos y sus precios máximos no excederán el valor que se abona hoy por acceder a instalaciones similares como los teatros Martí y Nacional de Cuba —concluyó—”.

Según el destacado teatrólogo e historiador cubano Rine Leal, en su libro La Selva oscura: de los bufos a la neocolonia. Historia del teatro cubano de 1868 a 1902  (Editorial Arte y Literatura, 1975), la primera actividad pública de este teatro tuvo lugar el lunes 21 de enero de 1877, “con una función variada en beneficio de la Casa de maternidad”, en tanto su inauguración oficial tuvo lugar justo un día después, “en obsequio de Alfonso XII para una representación de La favorita, de Donizetti, interpretada por un conjunto de primissimo cartello”. Era la década del denominado teatro integrista, que sucedió al gran esplendor fundacional del bufo, movimiento nacionalista de fuerte arraigo popular que conquistó al espectador capitalino entre mayo de 1868 y enero de 1869.

Asolado por huracanes y otras desagracias que llegaron a poner en peligro su fundación y se prolongaron a lo largo del tiempo, el teatro Payret nace por iniciativa del catalán Joaquín Payret , que amasó fortuna en Cuba y llegó a conocer la ruina en su afán por mantener vivo el coliseo de Prado y San José. Tras pertenecer a varios dueños durante la República, la construcción original fue demolida el 1951 y en su lugar se levantó el edificio que conocemos hoy, que funcionó sobre todo como cine, aunque eventualmente acogió representaciones teatrales y conciertos. Durante el proceso revolucionario fue sometido a dos restauraciones (1969 y 1981) y permanece cerrado por deterioro funcional y carencia de mantenimiento constructivo desde el 2008.