Comenzaron las primeras noticias de la cercanía de una nueva tormenta tropical. Habíamos escapado al azote de Fiona y lamentamos los daños que ocasionó en el cercano Puerto Rico.

Los pronósticos nos advertían de la intensidad que podía alcanzar Ian, el nuevo fenómeno meteorológico que amenazaba con entrar a tierra pinareña como un poderoso huracán.

Acostumbrados a este tipo de movilización, toda la región occidental tomó medidas de precaución: resguardar los bienes, preservar la vida.

El Grupo Titirivida fue creado el 16 de abril de 1995 y exhibe una larga trayectoria de trabajo con la comunidad. Foto: Tomada de Redpinar

En los perfiles de Facebook, varios artistas compartían sus acciones para proteger las pertenencias, para cuidar todo lo construido con tanto esfuerzo durante años. Así leíamos el post de Nelson Álvarez Guerra, director del teatro de títeres Titirivida, en Pinar del Río, quien anunciaba la preparación de las condiciones de la sala Onelio Jorge Cardoso, sede de la agrupación, ante el inminente paso de Ian.

“La sede de Teatro Titirivida no está sola. Todos los que allí convivimos trabajamos para mantener y preservar ese templo teatral ante la adversidad. No es la primera vez que un huracán amenaza a Pinar del Río, estamos acostumbrados a desmontar todo y mantenerlo a salvo.

Ian promete ser un intenso ciclón, pero yo sé que este pedacito de paraíso resistirá porque en sus paredes y en su suelo hay historias de gente que hemos dejado mucho sudor para que el público pinareño pueda disfrutar del teatro de títeres. No voy a ser negativo, prefiero pensar que, cuando todo pase, al llegar aquí la encontraré firme, cómo esas abuelas que a pesar de los años y las dificultades, siguen en pie y dando batalla”.

Nelson Álvarez Guerra, director del teatro de títeres Titirivida, en Pinar del Río, preparaba junto a su grupo las condiciones de la sala Onelio Jorge Cardoso, sede de la agrupación, ante el inminente paso de Ian. Fotos: Tomada de su perfil de Facebook

Veinticuatro horas después el miedo se apoderaba de la mente de cubanas y cubanos al imaginar cómo sería el amanecer en la más occidental de las provincias.

A Nelson Álvarez le agobiaba tanta tristeza. Otra vez se leía en su muro la preocupación por su tierra: “Esta es la noche más triste de mi vida. Tengo miedo al amanecer y ver lo que allá fuera ha pasado. Triste”.

Volvió la calma, y con ella, el desasosiego. Todos los objetos puestos a buen resguardo en la sala del teatro estaban fuera de lugar, rotos y mojados. El paso del huracán solo dejó los cimientos y unas paredes apenas sostenidas. “Titirivida ha perdido su sala de teatro. Mi dolor no me deja escribir más”, compartía desconsolado Nelson en su perfil.

“Titirivida ha perdido su sala de teatro”.

En medio del desolador panorama al joven director de teatro el arte y los caprichos de la vida le devolvían la ilusión.

“Ahora sí tengo fe y esperanza. Cuando abrí el almacén de la ex-sala de teatro nuestra y vi que Milo, el pez volador de la obra “Entre el cielo y el mar”, había sobrevivido al huracán, junto a toda su escenografía, sentí ganas de llorar. Milo, es protagonista de una historia que habla de sobreponerse a la adversidad y, echar a VOLAR. También habla de la amistad y la fuerza de esta para aprender a batir alas; a propósito, gracias a todos los que se han preocupado por Titirivida en estos días duros. Muchas gracias”.

“Hoy más que nunca defenderemos a Titirivida, nos repondremos del golpe y volveremos a escena”.

Y es que Nelson sabe cómo devolver la gratitud y apostar por la esperanza. Muestras de apoyo, admiración y respeto secundaron cada uno de sus post. Hoy agradece y ayuda a que otros crezcan desde el arte.  

“¡No vamos a parar! A pesar de todo, una sonrisa. Gracias a Ana Margarita Cordero, Iván Javier Montando y a su familia, a varios vecinos que viven alrededor de la salita de teatro por ayudar a salvaguardar cosas de Titirivida. Gracias a Lillitsy Hernández Oliva por su preocupación y ocupación, a José Miguel Caveda por estar presente, que sé que no nos dejarán solos. Aquí estamos levantándonos, planificando cómo continuar. Dónde sea y cómo sea nuestros ensayos y funciones seguirán siendo parte de nuestras vidas, porque es nuestra esencia, porque nos necesita el público, porque el teatro es más fuerte que un huracán. También expresamos que estamos listos para colaborar con los damnificados, que nuestras manos titiriteras también sirven para reconstruir. Hoy más que nunca defenderemos a Titirivida, nos repondremos del golpe y volveremos a escena. ¡¿Actores, listos?!, treeeeeeeeesss y…”

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