Con la entrega de los premios Lucía en el cine Jibá y la convocatoria a la próxima edición en 2023, finalizó el XVI Festival Internacional de Cine de Gibara (FICGibara) luego de un amplio programa multicultural que, del 2 al 6 de agosto, reunió a directores, actores, músicos, artistas plásticos y escénicos en esta urbe holguinera, como deseó Humberto Solás al fundar en 2003 una cita que potenció un cine pobre en recursos, pero rico en expresión.

El jurado de ficción, integrado por el director cubano Arturo Sotto, como presidente, junto a la realizadora Laura Cazador (Suiza) y Tito Cañadas, director del Festival Internacional de Cine Social (FECISO) de Castilla-La Mancha, en España, entregó el Premio Lucía en la categoría de Mejor Largometraje de Ficción a Papicha, de Mounia Meddour, producción de Argelia, Francia, Bélgica y Qatar) “por la defensa de la igualdad de derechos frente a la intolerancia y el oscurantismo religioso y cultural”, “por darle voz al colectivo femenino en un contexto en extremo hostil”, y “significar la creación artística como una expresión de libertad y reconocimiento”, asegura el acta del jurado.

Se reconoció, además, la impronta de la Compañía de Danza Contemporánea Codanza, dirigida por Maricel Godoy,
en su aniversario 30, con un trabajo vinculado al Festival desde la primera edición.

El hijo muerto, de Maysel Bello (Cuba) recibió el Premio Lucía al mejor cortometraje de ficción, por “ser una expresión universal del dolor frente a la pérdida o ausencia de un hijo. Por los matices, sugerencias y selección del escenario donde se desarrolla la historia. Por la síntesis y la fuerza interpretativa del elenco que transmite una singular emoción”. Los criminales, de Serhat Karaaslan (Francia-Rumanía-Turquía) obtuvo un Premio Especial del Jurado, y La campaña, de Eduardo del Llano (Cuba) una Mención especial.

El Lucía a Mejor largometraje documental lo obtuvo Ophir, de Alexandre Berman y Oliver Pollet (Francia-Reino Unido), por “revelar con respeto la dignidad y lucha de los habitantes originarios de una pequeña isla situada en Papúa, Nueva Guinea; utilizando para ello el lenguaje cinematográfico en la defensa de su identidad y su territorio, logrando que empaticemos con la causa que defienden los protagonistas”, aseguró la realizadora cubana Belkis Vega, presidenta de este jurado, junto el gestor cultural español Francisco Jiménez y la directora mexicana Amaranta Díaz Carnero. Mientras que el Mejor cortometraje documental —por “mostrar que es posible construir con pocos recursos una narrativa que profundice en las contradicciones de nuestro día a día. El documental cuestiona la esencia de las imposiciones religiosas en la infancia cuando aún no tenemos la capacidad de elección ni los recursos cognitivos necesarios para comprenderlas”— fue para La comunión de mi prima Andrea, de Brandán Cerviño (España).

El jurado de ficción entregó el Premio Lucía en la categoría de Mejor Largometraje de Ficción a Papicha, de Mounia Meddour, “por la defensa de la igualdad de derechos frente a la intolerancia y el oscurantismo religioso y cultural”, “por darle voz al colectivo femenino en un contexto en extremo hostil…”.

El Premio Lucía en animación lo obtuvo Calamity. La infancia de Martha Jane Cannary, de Remi Chayé (Francia), por “mostrarnos la fortaleza de una niña en medio de un mundo donde se niega que las mujeres puedan aceptar retos y decidir sobre su destino. Martha Jane recorre un vasto territorio mientras va construyendo su identidad, venciendo el machismo tradicional arraigado aún en nuestras culturas”, añade el jurado. Una Mención especial fue para Mata, de Ingrid Fadnes y Fabio Nascimento, de Noruega-Brasil.

La prensa —con un jurado integrado por Rafael Grillo, Yudiannis González y Rubén Padrón— premió a Libertad, de Clara Roquet (España) y a La campaña, de Eduardo del Llano. Al primero “por la profundidad y la sutileza con que emprende un estudio de identidad de una adolescente, que desde su mirada permite abarcar una diversidad de temáticas y conflictos humanos relacionados con la libertad, como diferencias de clases y generacionales, roles de género, sexualidad, emigración, conflictos familiares”. Y de La campaña destacó “el ingenio y el sentido lúdico y desacralizador con que deconstruye el relato oficial de la historia, invitando a reflexionar sobre cómo la aplicación rígida, vertical y mecanicista de políticas sociales entraña el peligro de estimular la hipocresía y la simulación, así como el temor a expresar la verdad y a asumir la realidad en toda su diversidad”.

De manera especial, en esta ocasión le fue entregado al actor cubano Jorge Martínez el Premio Lucía de Actuación Masculina,
merecido en esta cita en 2018 por su trabajo en el filme Últimos días en La Habana, de Fernando Pérez.

En los premios colaterales encontramos el entregado, por primera vez en FICGibara, por un Jurado joven: Papicha, de Mounia Meddour; La campaña, de Eduardo del Llano; Un viaje hacia nosotros, documental de Luis Cintora (España) y La comunión de mi prima Andrea, de Brandán Cerviño. Mientras que la Federación de Cine Clubes de Cuba reconoció con sus premios a La gente del documental, de Inti Herrera y Reymel Delgado (Cuba) y Mujeres sobrevivientes de dos pandemias, documental de Lizette Vila e Ingrid León.

De manera especial, en esta ocasión le fue entregado al actor cubano Jorge Martínez el Premio Lucía de Actuación Masculina, merecido en esta cita en 2018 por su trabajo en el filme Últimos días en La Habana, de Fernando Pérez. Se reconoció, además, la impronta de la Compañía de Danza Contemporánea Codanza, dirigida por Maricel Godoy, en su aniversario 30, con un trabajo vinculado al Festival desde la primera edición.

El Comité organizador de FICGibara2022, conmocionado junto al pueblo matancero y toda la nación cubana, acordó que, tras el acto de entrega de los premios Lucía, no se realizara el concierto de clausura de Alexander Abreu y Havana D’Primera, ni el resto de las actividades festivas programadas para esta jornada de cierre de la edición XVI del evento.

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