Las armas de doble filo de Osmani Estupiñán

Erian Peña Pupo
24/3/2020

La subversión del objeto para ofrecernos otra relectura de la realidad –como bien apunta el poeta José Luis Serrano en las palabras al catálogo–, caracteriza la muestra personal Arma de doble filo, de Osmani Estupiñán, expuesta en el Centro de Arte de Holguín.

De formación autodidacta y con varias exposiciones personales y colectivas en su trayectoria, Osmani Estupiñán (1968) “fabrica artefactos irónicos. Su proceso creativo tiene como herramienta fundamental la subversión del objeto. La funcionalidad de las cosas se tambalea. Estamos ante un artista que manipula los elementos que conforman su entorno más inmediato para ofrecernos una corrosiva relectura de la realidad”.

La mayoría de sus objetos arte –artefactos en el sentido, como apunta Serrano, que el poeta chileno Nicanor Parra confiere al término– manipulan las funciones o utilidades prístinas en busca de una carga de sentido alegórico, que explota (y explora) metáforas, mecánicas, poéticas, percepciones… para devolvérnoslos con mucha más fuerza. Así elementos cotidianos, muchos relacionados con el campo: metales, machetes, objetos de herrería, tarjetas laborales de firmas, engranajes, piedras, tornillos, viejas postales de ciudades del entonces campo socialista… poseen nuevos significados.

Estupiñán resemantiza objetos cotidianos. Fotos: del autor
 

Por ejemplo, las piezas (vidrio tallado) de la serie Convivencia (Grandes ligas) reflejan el tiempo que compartieron juntos, aun sin conocerse, Osmani y grandes representantes del béisbol profesional de Grandes ligas: incluidos los años, meses y días de “existencia común”. En muchos el tiempo es más amplio; en otros entre la fecha de nacimiento de Osmani y la de fallecimiento del pelotero, solo distan pocos años.

La presencia de la res, lo taurino –desde Altamira acá, también como alegoría, como símbolo de lo doméstico, pero al mismo tiempo de lo salvaje y además de lo prohibido– se aprecia en sus piezas, entre ellas las obras (mixta/papel) de Los hombres se van… Por otra parte, obras como “Las órdenes se cumplen”, “La siesta”, “Los 15 de Jackelin”, “El sudor de tu frente”, “El tiro por la culata” y “Marcas obligatorias” simulan “dispositivos ideológico-explosivos, herramientas para marcar los rebaños, enervantes registros de entrada y salida, extraños instrumentos de corte destinados a producir heridas simbólicas. Todo un arsenal de arquetipos sustraídos del espacio cotidiano y reubicados en el contexto galérico”, añade Serrano, pues, nos dice también el poeta holguinero, “la realidad ha estallado como una granada de fragmentación” y Osmani Estupiñán Ramírez “quiere mostrarnos el ángulo exacto de donde provienen las esquirlas”.

 “No hallaremos en las obras de Estupiñán fisuras que nos indiquen fallas conceptuales…”,
subrayó José Luis Serrano.

“No hallaremos en las obras de Estupiñán fisuras que nos indiquen fallas conceptuales que lo hagan derivar hacia la mediocridad entronizada en las últimas décadas. Militante fundacional del grupo Vacutainer (…) Estupiñán conoce los mecanismos del performance y la instalación. Estos saberes dotan a su discurso de una dinámica muy particular. Cada pieza suya contiene una secreta pulsión destructiva. Más que una contemplación neutral, sus artefactos reclaman ser arrancados de la pared o el pedestal para reingresar a la realidad”, subraya José Luis Serrano al presentar Arma de doble filo.

Con exposiciones como Lactancia materna, Uneac, Holguín 2011; Vaca no come vaca, Centro de Arte de Bayamo, Granma, 2009; Que no soy yo que pinta y Animal en vías de extinción, Casa de Iberoamérica, Holguín, 2008 y 2007; y Con-Junto a-Contra. Homenaje a Joseph Beuys, Centro Provincial de Arte, 2002, entre otras, Osmani Estupiñán Ramírez ofrece estas armas de doble filo, que nos hacen pensar y que son capaces, al mismo tiempo, de mostrarnos una cosmogonía lacerante por lo metafórica y vital.