Las rejas y los rosales de Mayda Pérez Gallego

Erian Peña Pupo
17/8/2020

“Holguín está asistida, hace mucho tiempo, por los nombres de varias mujeres poetas. Una de ellas es Mayda Pérez Gallego. Sus libros poseen esa rara condición de lo auténtico, de lo que surge en el instante que dura un pensamiento o una observación, incluso mezcla lo uno y lo otro, dotando al poema de una sencillez compleja que lo hace trascender”, apunta la escritora y editora Lourdes González Herrero en las palabras de contracubierta de Mis rejas y mis rosales, poesía reunida de la holguinera Mayda Pérez Gallego (1948-2019), presentada recientemente en la sede de Ediciones La Luz, sello de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) en Holguín.

Mayda Pérez Gallego. Foto: Cortesía de Ediciones La Luz
 

El libro, con edición de Ghabriel Pérez, autor además del prólogo “Una mujer cronopio como los sellos”, diseño de Roberto Ráez y Armando Ochoa, e imagen de cubierta de Yuri Urquiza, es un hermoso homenaje —el libro en sí es una obra de arte— a una de las autoras más queridas de las letras holguineras; escritora, además, de guiones para la radio y la televisión y bajo cuya firma aparecieron los textos:Territorios de sueños (1990), Entre el grito y la página en blanco (1999, Premio de la Ciudad 1996) y Golpes de lluvia (2007), todos editados por Ediciones Holguín.

Promoción de Mis rejas y mis rosales. Foto: Cortesía de Ediciones La Luz
 

A estos libros pertenecen los poemas de Mis rejas y mis rosales —alusión a un verso de su admirado Antonio Machado, que encabeza como exergo la esperada selección— y nos dejan entrever a una autora cuyos “estados creativos incluyen la música, los recuerdos, la amistad, el cine, el amor, sazonados todos con esa deliciosa figura retórica que es la ironía. La sorpresa como posibilidad, y el azar que nos alienta, son para ella recursos de los cuales no debe prescindir la poesía. En sus textos, Mayda inventa cuentos, ciudades, diálogos, países, solo para alcanzar ese territorio que tanto disfruta: el de la estación sin tiempo”, añade Lourdes González.

Con una presentación atípica, realizada en el salón Abrirse las constelaciones, de La Luz, Mis rejas y mis rosales reunió a muchos amigos de la poeta y tuvo, asimismo, tres presentadores: la ensayista Yailén Campaña, el escritor Ghabriel Pérez, y Luis Yuseff, poeta y editor jefe de La Luz.

Foto: Del autor
 

“A pesar de su poesía extraordinaria —nos dice en el prólogo Ghabriel Pérez—, Cuba prácticamente no la conoce. (…) Cualquiera diría que esta singular voz —alejada de antologías, de modesto perfil mediático—, quedó fuera de toda generación, movimiento cultural, corriente poética de su tiempo. Pues la que en 1981 obtuvo el Premio Poesía de Amor Varadero y una mención en el David de 1985, ha sido, sobre todas las cosas, amiga del silencio”.

Foto: Del autor
 

En cambio, “su poesía se acompaña de la quena y por ella los Andes están más cerca del paisaje holguinero. En sus versos se siente el rasguear de la triste guitarra de Yupanqui, la estampida del revólver de Violeta Parra. Su poesía es rompemuros. Es la que acoge en su pecho las quejas de la Pachamama, con sus volcanes y guerrillas, con el triunfo de sus desexilios, y también con sus sueños rotos”, añade Ghabriel, quien destaca, además, otros rasgos de la poesía de Mayda, como los versos de “agudas ironías y mordaz sapiencia”, “los mimos exquisitos del Español asimilado por la que premia con sus aciertos lúdicos a la lengua cervantina, cuando va a la página en blanco y la devuelve reveladora de rejuegos idiomáticos, con lecciones de gramática, fonética y reglas ortográficas”, un “estilo único, que alterna con lo epigramático y lo discursivo (loable su poder de síntesis, su exquisita agudeza verbal); donde el texto puede darnos la sensación de un comentario, un divertimento; donde lo coloquial adquiere forma de cantata y la voz popular, el dicharacho, el refrán y la frase clásica se amalgaman” y “el elemento lúdico” que caracteriza buena parte de una obra “tan personal e intimista como Sor Juana Inés de la Cruz, y universal como Antonio Machado o Rafael Alberti”.

Foto: Del autor
 

Libro homenaje, aunque no libro póstumo —pues Mayda estuvo al tanto del proceso de edición, desde la selección del título, los poemas y la obra de cubierta, hasta que en el verano de 2019 la muerte sobrevino—, este hermoso poemario nos devuelve a una autora necesaria, aunque no conocida en su sencillez y profundidad como merece y aún menos fuera de Holguín, ciudad que escogió para entregarnos entre el susurro, el grito y la página en blanco, que trasmuta en versos memorables, una obra poética cuya sinceridad nos acompaña cada día.