El 7 de agosto, pero hace 115 años, se fundó la Agrupación Independiente de Color, en la calle Amargura número 63 de la otrora Habana intramuros. En ese verano de 1908 ya no existían los muros de la muralla, pero pervivían otros más altos engendrados por el colonialismo y la esclavitud.

El racismo se heredó y multiplicó, casi indetenible, en cada época histórica subsiguiente. Entonces… ¿cuánta fuerza tendría esa ideología y sus manifestaciones cotidianas en la primera década del siglo XX cubano? ¿Cuánta inteligencia, dignidad, altruismo y valentía demandaría ese contexto para denunciar el racismo y la discriminación racial hasta las últimas consecuencias? ¿Qué costo tendría organizar a los negros para exigir y defender sus legítimos derechos como ciudadanos de este país, sin valerse de los partidos políticos y los cánones discursivos tradicionales? ¿Qué costo tendría enfrentar al poder sin reservas o disimulo? ¿Sería la Protesta Armada la vía idónea de presión política? ¿Estaba preparada la sociedad cubana para entender las causas y el devenir del Partido Independiente de Color?

Lo acontecido entre la primavera y el verano de 1912 brinda respuestas a algunas de estas interrogantes. No obstante, invito a los presentes hoy a ofrecer sus propios criterios al respecto.

Tras la masacre de 1912 un nuevo y permanente actor se erigió como protagonista que intentó sepultar lo acontecido en beneficio de los que ostentaban el poder: el silencio.

Todos estos acontecimientos fueron protagonizados por numerosos actores: los líderes y miembros del Partido Independiente de Color (PIC), del Partido Liberal y del Partido Conservador, el Congreso de la República, el Ejército, la Guardia Rural, la policía, los voluntarios, los funcionarios judiciales, los intelectuales, la población cubana en general, y el gobierno de los Estados Unidos de América, por solo citar algunos.

Sin embargo, tras la masacre de 1912 un nuevo y permanente actor se erigió como protagonista que intentó sepultar lo acontecido en beneficio de los que ostentaban el poder: el silencio. Es por ello que, cada acción para romper ese silencio constituye un acto elemental de justicia social, un acto de reivindicación de hechos que, como este, fueron marginados de la historia nacional.

Tras la masacre de 1912 el silencio se erigió como un nuevo y permanente protagonista que intentó sepultar lo acontecido. Imagen: Tomada del periódico 5 de septiembre

El texto Guerra de razas (Negros contra blancos en Cuba), de la autoría de Rafael Conte y José M. Capmany se publicó a muy poco tiempo de terminada la masacre. Su objetivo fue dar a conocer la “verdad”, legitimar las acciones de los represores y exaltar a los principales caudillos militares participantes.

Consideraban que lo sucedido “…ha sido un brote racista, una protesta armada de los negros contra los blancos, de los antiguos siervos contra los antiguos señores… las dos razas que pueblan la República de Cuba se han declarado recíprocamente la guerra… y de hoy más, el profundo recelo de los blancos servirá de contrapeso al odio inextinguible de los negros.”[1]

En estos términos se iniciaba el silencio, un silencio sincronizado con la pervivencia del racismo, pero enfrentado a la memoria de los sobrevivientes y sus familiares, a la continuidad de la lucha contra la discriminación racial en otros espacios.

A excepción de escasos artículos de prensa aparecidos entre la quinta y sexta décadas del siglo XX, transcurrirían varios decenios hasta que, en 1950, Serafín Portuondo Linares: líder sindical, político progresista, activista antirracista, hijo de Hermenegildo Portuondo Ríos, antiguo miembro del PIC y protestante en 1912, publicara el libro Los independientes de color. Historia del Partido Independiente de Color.[2] Considero que el texto fue el primer paso para tratar —hasta donde su formación académica, su impronta familiar y los métodos de investigación histórica de su época le permitían—de manera más abarcadora y objetiva lo ocurrido.

Pasarían 52 años más hasta que se reeditara Los independientes de color. Historia del Partido Independiente de Color, en el año 2002. En esa oportunidad fue prologado por el destacado intelectual cubano Fernando Martínez Heredia, en el contexto del 90 aniversario del inicio de la Protesta Armada.

Este fue un digno homenaje a su padre y a todos los mambises devenidos independientes de color invisibilizados intencionalmente, no sin antes reconocer los méritos y errores de la agrupación.

Pasarían 52 años más hasta que se reeditara Los independientes de color. (Historia del Partido Independiente de Color), en el año 2002. En esa oportunidad fue prologado por el destacado intelectual cubano Fernando Martínez Heredia, en el contexto del 90 aniversario del inicio de la Protesta Armada.

Sin embargo, en 1957 se retomaba el estudio de los hechos de mayo de 1912 con el texto Historia de Cuba, de Fernando Portuondo. En 1974, Rafael Fermoselle publica su libro Política y color en Cuba. La guerra de 1912.

Además, debemos resaltar la labor bibliográfica, investigativa y pedagógica desarrollada durante décadas por Tomás Fernández Robaina, para el rescate y la divulgación no solo de la historia del Partido Independiente de Color, sino de la historia del negro en Cuba y, como parte de esta, los aportes de diversas personalidades al debate racial en nuestro país. De su autoría destaco, la Bibliografía de temas afrocubanos, de 1985 y El negro en Cuba (1902-1958). Apuntes para la historia de la lucha contra la discriminación racial, publicado en 1990 y reeditado en 1994.[3]

A propósito, a partir de la década de los 90 se evidenció un mayor tratamiento historiográfico dentro y fuera de nuestras fronteras a la historia de los independientes de color.

Esta tendencia se reflejó en el aumento en la publicación de reportes de prensa, artículos científicos, revistas y libros; la realización de coloquios, talleres, seminarios y cursos; la promoción de proyectos de investigación, exposiciones documentales, y el fomento de espacios para el debate y la reflexión. Generalmente, los resultados alcanzados se obtuvieron desde las investigaciones históricas, siendo recurrente el tratamiento del tema a partir de la metodología y las técnicas de investigación de la historia política y la historia social.

Vale resaltar el proyecto de investigación histórico-archivístico titulado: “El Partido Independiente de Color. Fuentes documentales para el estudio de este movimiento (1902-1917)”, desarrollado a partir del año 2008 por un equipo de investigadores del Archivo Nacional.

Fueron relevantes, entre otros, los aportes de autores como: Aline Helg, Alejandro de la Fuente, Orlando F. García, Louis Pérez Jr., Silvio Castro, María de los Ángeles Meriño, Olga Portuondo, Oilda Hevia, Alejandro Fernández, Iván Dalai Vázquez y Maikel Colón. [4]

Instituciones como la Biblioteca Nacional José Martí, el Archivo Nacional de la República de Cuba, la Academia de la Historia, el Instituto de Historia, el Instituto de Investigación Cultural Juan Marinello, la Casa de África, el Centro Memorial Martin Luther King, la Casa de las Américas, diversas editoriales y otros centros académicos, culturales y de investigación, así como actores de nuestra sociedad civil, han desarrollado acciones específicas para esclarecer y divulgar el legado histórico del PIC.

Vale resaltar el proyecto de investigación histórico-archivístico titulado: “El Partido Independiente de Color. Fuentes documentales para el estudio de este movimiento (1902-1917)”, desarrollado a partir del año 2008 por un equipo de investigadores del Archivo Nacional. Como resultado de la convocatoria realizada por la Comisión Nacional para conmemorar el Centenario de la fundación de esta agrupación y de la masacre de miles de hombres negros y mestizos vinculados o no a la misma, Doreya Gómez, Raúl Ramos y un servidor, Iván Dalai Vázquez, por iniciativa de la Dra. Leyda Oquendo Barios y bajo la dirección de Bárbara Danzienos nos dimos a la tarea de:

1-Localizar la información existente en los fondos del Archivo Nacional de la República de Cuba referente al Partido Independiente de Color, entre 1907 y 1915.

2- Describir la información localizada de manera uniforme con la norma internacional de descripción ISAD-G e ISAAR-CPF.

3- Orientar y controlar actividades similares en los fondos documentales de los Archivos de la Red Nacional que poseyeran información sobre este tema.

4-Restaurar la documentación que se encontrara en mal estado para su conservación.

5-Crear instrumentos de consulta con la información localizada para ponerla al servicio de los usuarios. (Crear una Base de Datos).

Finalmente, encontramos más de 800 registros de documentos referentes al tema y publicamos el texto en coautoría: Apuntes cronológicos sobre el Partido Independiente de Color, del sello editorial Ediciones Santiago, en 2012.

Afortunadamente, las acciones para revertir la desmemoria sobre estos acontecimientos trascendieron a la producción cinematográfica nacional. La documentalista Gloria Rolando y el Grupo de Video Independiente Imágenes del Caribe estrenaron en 2010 el proyecto en tres capítulos sobre la historia del PIC: 1912, Voces para un silencio.

El texto puede considerarse raro, pues solo se imprimieron 500 ejemplares que se agotaron muy pronto. También se puede considerar un texto valioso al contener, aproximadamente, 300 efemérides con información obtenida en 12 fondos o colecciones de documentos del Archivo Nacional y un fondo del Instituto de Historia; además de la consulta de las hemerotecas del Instituto de Literatura y Lingüística, de la Biblioteca Nacional José Martí, y de la Biblioteca Central de la Universidad de La Habana. Cada hecho está acompañado por la referencia documental de donde se extrajo para facilitar el acceso a su fuente primaria, y en muchos casos se incluyó un fragmento textual de lo acontecido.[5]

Afortunadamente, las acciones para revertir la desmemoria sobre estos acontecimientos trascendieron a la producción cinematográfica nacional. La documentalista Gloria Rolando y el Grupo de Video Independiente Imágenes del Caribe estrenaron en 2010 el proyecto en tres capítulos sobre la historia del PIC: 1912, Voces para un silencio.

Es un material didáctico-documental que da voz a historiadores y personalidades de la cultura cubana conocedoras del tema. Imágenes de documentos, fotos y la prensa de esa época complementan este trabajo.

Justo en el verano de 2023, cuando parecía que el silencio podía retornar, el actor Jorge Enrique Caballero hace un necesario acto de presencia al estrenar su obra teatral Voces de 1912, que da continuidad a su proyecto Ritual Cubano Teatro.

Jorge Enrique Caballero en su obra teatral Voces de 1912. Foto: Pablo Massip

Como historiador puedo expresar que al ver la puesta en escena percibí la acertada indagación histórica que la sustenta, a través de la lectura consciente de algunos de los más importantes resultados historiográficos que existen al respecto.

Respetó la estructura temática generalmente utilizada en el estudio de este proceso histórico: antecedentes históricos de la fundación del PIC, fundación y activismo político del partido, la Enmienda Morúa; la Protesta Armada, la represión y masacre contra los negros.

De igual forma, es meritoria la inclusión de algunas de las personalidades que protagonizaron estos hechos: Evaristo Estenoz, Pedro Ivonnet, Juan Gualberto Gómez y Martín Morúa Delgado, entre otros personajes ficticios que compensan simbólica y discursivamente el período en el que se contextualiza la obra.

Por último, y no menos importante desde la perspectiva histórico investigativa, es la consideración de la existencia de algunos estereotipos raciales hacia los negros heredados del período colonial en las primeras décadas del siglo XX: el erotismo, la virilidad, la fertilidad, el misticismo, la violencia, la vagancia, etc., todo lo cual conformaba una imagen falseada de este grupo social.

En esencia, estos fueron estigmas pseudocientíficamente adjudicados a factores genéticos que intencionadamente justificaban la necesidad de controlar a los negros, para no permitir su ascenso social, económico y político. Solo me resta felicitar a Jorge por su iniciativa, su profesionalidad y su perseverancia.

A los presentes, dejo la invitación y el compromiso permanente a no abandonar el estudio de la historia del Partido Independiente de Color, es parte indiscutible de lo que hemos sido y lo que somos.

Discriminar, silenciar, ocultar, desconocer o temer, no es opción; aprender, reconocer, unir, socializar y crecer siempre será mejor. Que el ejercicio del acompañamiento, la interacción y el diálogo entre la historia y las artes escénicas formen parte de nuestras buenas prácticas.


Notas:

[1] Rafael Conte y José M. Capmany: Guerra de razas (Negros contra blancos en Cuba). Imprenta Militar Antonio Pérez, La Habana, 1912, p. 7.

[2] Serafín Portuondo Linares: Los independientes de color. Historia del Partido Independiente de color. Publicaciones del Ministerio de Educación Dirección de Cultura, La Habana, 1950. Para profundizar sobre la vida de Serafín Portuondo Linares y la importancia de su libro, ver Fernando Martínez Heredia: “Prólogo a la presente edición”, en Serafín Portuondo Linares: Los independientes de color. Historia del Partido Independiente de color. Caminos, La Habana, 2002, pp. VII-XXIII.

[3] “Sucesos políticos más notables del General Gómez”, en Fernando Portuondo del Prado: Historia de Cuba. Editorial Minerva, La Habana, 1957, pp. 599-600; Rafael Fermoselle: Política y color en Cuba. La guerrita de 1912. Géminis, Montevideo, 1974; Tomás Fernández Robaina: Biografía de temas afrocubanos. Biblioteca Nacional José Martí, La Habana, 1985 y El negro en Cuba. 1902-1958. Apuntes para la historia de la lucha contra la discriminación racial. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1994.

[4] Aline Helg: Lo que nos corresponde. La lucha de los negros y mulatos por la igualdad en Cuba 1886-1912. Ediciones Imagen Contemporánea, La Habana, 2000; Alejandro de La Fuente: Una nación para todos. Raza, desigualdad y política en Cuba. 1900-2000. Editorial Colibrí, Madrid, 2000; Fernando Martínez Heredia, Rebecca J. Scott y Orlando F. García: Espacios, silencios y los sentidos de la libertad. Cuba entre 1878 y 1912. Ediciones Unión, La Habana, 2001; Louis A. Pérez Jr.: “Política, campesinos y gente de color: la Guerra de Razas de 1912 en Cuba revisitada”, en revista Caminos no. 24-25, La Habana, 2002, pp. 52-72; Silvio Castro: La masacre de los Independientes de Color en 1912. Ciencias Sociales, La Habana, 2002; María de los Ángeles Meriño Fuentes: Una vuelta necesaria a mayo de 1912. Ciencias Sociales, La Habana, 2006; Sandra Rivero Estévez, Pedro Castro Monterrey y Olga Portuondo: Por la identidad del negro cubano. Ediciones Caserón, Santiago de Cuba, 2011; Oilda Hevia: “Acerca de la vigencia del Partido Independiente de Color”, en La Gaceta de Cuba no. 12, mayo-junio, La Habana, pp. 18-21; Alejandro L. Fernández Calderón: Sobrevivir a la masacre del doce (1912-1920). Ediciones Abril, La Habana, 2012 y Páginas en conflicto: debate racial en la prensa cubana (1912-1930), Editorial UH, La Habana, 2014; “El caso de los independientes de color: absueltos y castigados”, en Iván Dalai Vázquez Maya: Tesis de Maestría El tema racial en Cuba desde la práctica jurídico-penal entre 1898-1912. Departamento de Historia de Cuba, Facultad de Filosofía e Historia, Universidad de La Habana, La Habana, 2015, pp. 74-80; Maikel Colón Pichardo: ¿Es fácil ser hombre y difícil ser negro? Masculinidad y estereotipos raciales en Cuba (1898-1912). Ediciones Wanafrica, Barcelona, 2020.

[5] Para más información sobre el proyecto de investigación: “El Partido Independiente de Color. Fuentes documentales para el estudio de este movimiento (1902-1917)”, ver Bárbara Danzie León: “El Partido Independiente de Color como Proyecto Archivístico”, en Boletín del Archivo Nacional no. 16-17, Archivo Nacional de la República de Cuba, La Habana, 2008-2009, pp. 126-133.