Entre las pérdidas de la cultura cubana en la recta final de 2021, hubo una que tocó sensiblemente a creadores y aficionados a la música de concierto, la de Laura Inclán Narbona el último 21 de diciembre.

Con su voz cálida, comunicativa y cordial, pedagógicamente convincente pero sin alardes eruditos, más bien como una amiga que comparte saberes e invita a ensanchar horizontes espirituales, ella ofició largos años, desde 1976, en Radio Musical Nacional CMBF, particularmente en dos espacios producto de su iniciativa, Hoy en la música y Festival. También lo hizo en Habana Radio, emisora adscrita a la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana.

“Margot enseñaba mucho más que la técnica del instrumento; cultivaba tu oído, tu sensibilidad, tu manera de entender la música tomando en cuenta contextos. Formaba artistas y seres humanos”.

Las efemérides fueron pretextos para transmitir perfiles y valores de autores y acontecimientos relevantes en la historia de la música. Con particular énfasis rindió siempre tributo a compositores, intérpretes e hitos cubanos. En la fonoteca de la emisora se atesoran enjundiosas intervenciones que nunca deberán borrarse ni dejar de radiarse en momentos precisos. La dirección de la planta tuvo a bien, por ejemplo, reponer el magnífico comentario sobre la obra y significación histórica de Esteban Salas, en ocasión del 296 aniversario del nacimiento del primer compositor cubano de obra reconocida, el pasado 25 de diciembre.

Laura nació en Santa Clara en 1950 y muy pronto descubrió su pasión por la música. Estudió piano en el Conservatorio Municipal de La Habana, nombrado luego Amadeo Roldán y tuvo allí a una magnífica profesora, Margot Rojas, pedagoga de excepcionales méritos. En una ocasión comentó de la maestra: “Margot enseñaba mucho más que la técnica del instrumento; cultivaba tu oído, tu sensibilidad, tu manera de entender la música tomando en cuenta contextos. Formaba artistas y seres humanos”.

“…voz cálida, comunicativa y cordial, pedagógicamente convincente pero sin alardes eruditos…”.

Las inquietudes culturales de Laura la llevaron a matricular la Licenciatura en Letras y Literatura Hispanoamericanas en la Universidad de La Habana, mientras se desempeñaba como pianista en la Sinfónica Nacional y el Conjunto Instrumental Nuestro Tiempo, fundado por el maestro Manuel Duchesne Cuzán. A su paso por la Sinfónica conoció a Maruja Sánchez, violinista e investigadora; entre ambas se dieron a la tarea de escribir un libro fundamental, Orquesta Filarmónica de La Habana: memoria 1924–1959.

Mujer agradecida, nunca olvidó que su entrada a la radio la debió al notable compositor Calixto Álvarez, quien a mediados de los años 70 colaboraba con CMBF y requirió de alguien calificado y dispuesto, como Laura, para compartir responsabilidades en la escritura de guiones, de modo que él pudiera tener más tiempo para la docencia y la obra personal. Fue como si descubriera su vocación definitiva.

Al evocarla por estos días, el maestro Juan Piñera, Premio Nacional de la Radio, refirió que le parecía que un título como el que él posee lo hubiera merecido Laura. Más allá que le asista razón, la mejor manera de pagar la deuda contraída con Laura Inclán Narbona transita por la continuidad de su obra en el quehacer cotidiano de los radialistas comprometidos con la promoción de la música de concierto en nuestro país.