Leal al cine

Rubén Ricardo Infante
7/9/2020

 

Desde su partida son muchos los homenajes que se le rinden. En vida, alcanzó reconocimiento y prestigio, y ahora, desde su eternidad, son disímiles los espacios, las instituciones, los amigos, los intelectuales… que recuerdan el legado de Eusebio Leal Spengler (1942-2020).

En el ámbito de la cultura, Eusebio no solo encarnó su faceta como historiador —quizás la más visible—, sino que amplió su quehacer hasta consagrarse como uno de los intelectuales más respetados en el panorama nacional e internacional.

Conocedor de la cultura cubana, de los entresijos de la historia, logró vincular el arsenal simbólico de la arquitectura y el patrimonio con las anécdotas, las vivencias y los recuerdos de los seres que la habitan. Porque una misma edificación es espacio físico, pero también imaginario.

Eusebio Leal Spengler. Fotos: Internet
 

Una de las aristas menos conocidas dentro de su amplia obra es su vinculación con el cine cubano. Además de amigo de importantes cineastas y personalidades del cine cubano, como Alfredo Guevara, Humberto Solás, Santiago Álvarez y otros, Leal figuró en los créditos de varios filmes como asesor histórico.

Estas razones confirman la pertinencia de que el portal Cubacine del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (Icaic) le haya dedicado un dosier donde se recogen intervenciones de Leal sobre personalidades o fechas tomadas como punto de partida para la creación fílmica, así como las palabras dedicadas por el cineasta Alejandro Gil y el escritor Rafael Acosta de Arriba, después de su fallecimiento.

En sus propias palabras revela también la relación con el cine cubano, cuando plantea: “Me buscaban para hacer las películas del Icaic. Siempre tuvieron en la Oficina del Historiador y en aquel barrio que iba como renaciendo y en el cual invariablemente Alfredo creyó, un escenario para todas las filmaciones. De ahí Lucía y todo lo que se hizo allí”.

Eusebio Leal junto a Iván Giroud, Enrique Álvarez y Alfredo Guevara.
 

Bajo el título Leal al cine, la compilación recoge seis textos. El primero de ellos son las palabras pronunciadas por Eusebio en el espacio Dialogar, dialogar, de la Asociación Hermanos Saíz. En este espacio se le rendía homenaje a Alfredo Guevara, figura esencial en el entramado cultural cubano en las últimas seis décadas, y el Historiador de la Ciudad enunciaba su relación con el presidente fundador del Icaic.

“En mi casa, en la calle Compostela, que era para mí como el paraíso perdido, ahí llegaba todas las noches con Humberto [Solás], porque se estaba discutiendo el guion y lo que sobrevino después, el Armagedón con la película Cecilia”.

Eusebio Leal en el espacio Dialogar, dialogar.
 

Otro de los textos incluidos son las palabras de elogio que pronunció cuando la Universidad de las Artes de Cuba, entonces Instituto Superior de Arte, le confirió a Humberto Solás el título de Doctor Honoris Causa. Allí Eusebio Leal expresó:

“Gracias, Humberto, por tu obra, que ha contribuido a enriquecer a Cuba, que ha contribuido a darle, como dije ya, realidad y verdad a esa verdad y realidad de la Cuba que nos tocó vivir. En la cual nos tocó construir y nos tocó luchar. Sé que en muchos momentos, a lo largo de una vida intelectual o creadora, las incomprensiones y las pequeñas espinas que hay siempre en los campos más cuidados, los pequeños abrojos, no te apartaron jamás de lo que fue tu camino predeterminado. Nada pudo convencerte, ni el error, ni la burla, a veces, ni la desconfianza de algunos, ni la pequeñez de otros, de que tenías la dirección de tu patria y de tu pueblo, hoy tienes la prueba”.

El pasado año, cuando se conmemoró el centenario de Santiago Álvarez, la Oficina que lleva su nombre realizó una edición especial de una revista titulada Arte y compromiso. Un siglo de Santiago Álvarez; en ella se incluía una entrevista a Eusebio acerca del creador del Noticiero Icaic Latinoamericano. En esa entrevista, Leal describía al cineasta como un maestro:

“Era un maestro que tenía la ternura, la capacidad de comprender, la de enseñar y educar. Todo eso tenía y, a la vez, era un cubanazo, quiere decir, un cubano a todo, un hombre muy atractivo en todo el sentido de la palabra, con su pelo a esa altura ya blanco, con aquella dinámica que tenía Santiago, con su amplia sonrisa y, desde luego, tenía la gran generación del Icaic”.

Este dosier expone también la relación que estableció Eusebio Leal con un hecho histórico de tristes consecuencias: el fusilamiento de los ocho estudiantes de Medicina. En las palabras que pronunció el 27 de noviembre de 2013, en la acera del Louvre, durante el acto conmemorativo rememoraba:

“Hoy rendimos homenaje a los estudiantes de Medicina y, desde muy temprano, flores y ofrendas rodean el monumento erigido a su memoria en La Punta, en el mismo lugar que fue altar de su sangre. Recordar a quienes sufrieron con dignidad aquel martirio es también una manera de enaltecer la profesión médica por quienes la ejercerán en un futuro, tanto en Cuba como en otros países del mundo”. 

 

Su cercanía con el tema favoreció el apoyo personal e institucional que, desde la Oficina del Historiador, coadyuvó a la realización del largometraje Inocencia (2018), dirigido por Alejandro Gil. En su breve, pero emotivo texto, Gil destaca:

“Dedicarte nuestra película Inocencia es un gesto de lealtad a quien me inculcó un amor perdurable y esencialmente hermoso por la Historia. Quedará por siempre como aquel muy personal e íntimo monumento a la expresión humana de tu excepcionalidad. Tu dimensión humana, tu sencillez, tu incesante espíritu creador y tu capacidad de enseñar desde el convencimiento del valor de la belleza son el legado del que me apropio para ser leal a ti y a tu espiritualidad luminosa”.

Como escribió Rafael Acosta de Arriba, en el texto que cierra este dosier homenaje a Eusebio Leal: “Le hizo honor a su apellido, pues fue leal con sus amigos, en las buenas y en las malas, sobre todo en estas que es cuando de verdad la amistad se pone a prueba. Puedo dar fe de ello. Enfrentó la adversidad con coraje y no dejó de trabajar hasta el último aliento. Cada vez que la enfermedad le daba un respiro, volvía Eusebio a su trabajo como un gladiador a su pelea. Abatido su cuerpo y la voz quebrada, siguió trabajando frenéticamente por los festejos del 500 aniversario de La Habana, su amada Habana”.

A través de este conjunto de textos se puede aquilatar la presencia de Leal en el ámbito del cine cubano, en la cultura cubana, pero también en la memoria agradecida de quienes trabajaron junto a él en el proyecto de una ciudad y un país mejor. Ese es otro de sus legados para el tiempo y para la eternidad de esta isla.