José Martí fue el primero en analizar los textos del escritor ruso León Tolstoi, y en varias de sus anotaciones subraya con gran agudeza el enérgico realismo que advierte en su novela, la capacidad de Tolstoi para narrar la acción desde los propios personajes y trasmitirla a sus lectores.

Acontecimientos culturales de extraordinaria importancia para la naciente República cubana estuvieron vinculados al escritor.

La primera conferencia que tuvo lugar en el Ateneo y Círculo de La Habana —fundado en 1902— fue impartida por Enrique José Varona y versó sobre León Tolstoi.

Carpentier define magistralmente la acogida de la obra tolstoiana en Cuba:

“… un gigante se mantiene firme en nuestra estimación: León Tolstoi. Mostró un mundo que se asemeja sorprendentemente al nuestro, al que hemos conocido, vivido o padecido, generación tras generación desde los días de nuestras primeras guerras de independencia iniciadas, por casualidad histórica, en los años en que sitúa Tolstoi los inicios de su acción”.

El epistolario de León Tolstoi es uno de los más versátiles de la historia contemporánea. Foto: Tomada de Biblioteca virtual Fandom 

En el año 1874, la Unión General de Correos en Berna creó el “territorio postal universal” para intercambiar diferentes contenidos que se pudieran enviar por correo: fotografías, cartas e impresos.

Como consecuencia, el intercambio epistolar que tuvo lugar con el escritor ruso León Tolstoi produjo un colosal impacto comunicacional de carácter global, que permite considerarlo el precursor de la comunicación social en el mundo. Su epistolario es uno de los más versátiles de la historia contemporánea.

El 16 de agosto de 1898 León Tolstoi daba a conocer desde Yasnaya Poliana su condena a la Guerra Hispano-Cubano-Norteamericana, cuando expresa:

En el mundo cristiano tienen lugar actualmente dos guerras, una de ellas, la Hispano-americana, solo ha servido para con la muerte de unos por otros decidir cómo y por quién deberán ser gobernados los terceros.

Por estos días —continuaba Tolstoi— recibí una carta de Colorado (EE. UU.) en la que un tal Sr. Dzhessi Glodvinme pedía que le enviase algunas palabras o reflexiones en la que expresara mis opiniones sobre la noble misión de la nación americana y el heroísmo de sus soldados y marinos. Señor, estoy seguro en coincidir con la enorme mayoría del pueblo norteamericano, que la misión de los americanos consistió en matar a algunos miles de personas casi desarmadas: la Guerra Hispano-Americana, sin hablar de aquellos horrores que cometieron los españoles en Cuba, solo ha servido de pretexto para desencadenar la propia guerra…”. (OC. t. 31. Págs. 97-10, Moscú, 1954).

La temprana irrupción de las obras de Tolstoi es a partir de 1888, iniciada por la traducción de Ana Karenina al español y publicada por una editorial barcelonesa.

Ulteriormente, las editoriales Sempere, Sopena y Maucci inundan los mercados libreros cubanos con el resto de sus obras. Esto propició la lectura de forma amplia por el público cubano y el carácter relevante de la correspondencia que sostuvo con varios de estos, quienes le reconocieron como un poderoso líder a quien seguir en sus ideas.

Entre 1890 y 1910, Tolstoi recibió un total de 245 cartas en español que se conservan en el archivo del Museo León Tolstoi, en Moscú. De Cuba se conocen 29 misivas.

Acontecimientos culturales de extraordinaria importancia para la naciente República cubana estuvieron vinculados al escritor ruso.

Al analizar el significado de las cartas procedentes de Cuba, destacan en importancia las escritas por humildes lectores de sus obras, entre ellos varios obreros presos en la Cárcel de la Habana en 1903, con motivo de la represión por la primera huelga cubana (Huelga de los aprendices), con los cuales se había comunicado ya antes. Más de una nota significativa debe señalarse en la carta, sin duda histórica, enviada por los trabajadores presos en la mencionada cárcel:

Compañero León Tolstoi, Salud.

Compañero, recibí la tuya de fecha 20 de septiembre del próximo pasado año. Leída en el grupo hizo un efecto inmejorable. Las preguntas que haces a S. Aguilar, no pueden ser contestadas hasta después de los hechos, porque si no correríamos un fracaso seguro.

El no haber contestado antes a la (5…) ha sido por efectos de la huelga que te anuncié en la anterior. Esta fue hermosa, respondieron al primer llamamiento casi espontáneamente todos los trabajadores de La Habana y poblaciones limítrofes a la misma, con decisión extrema. Y de no ser por la arbitrariedad del Gobierno y la intervención forzosa de los veteranos, se hubiera extendido a toda la isla y buena parte de la Florida pues ya contábase con todo.

El 24 de noviembre del pasado año, fue teatro La Habana de algunas refriegas entre el pueblo y la policía; hubo cinco muertos del pueblo y más de 150 fueron heridos, de estos solo 112 casos los conocen las autoridades por haber llevado a la fuerza a los heridos a las Casas de Socorro. Unos 87 compañeros han sido detenidos; de los cuales 40 fueron puestos en libertad; de los otros, unos en el hospital y los demás en la cárcel. Se está incoando un proceso con motivo de la huelga a 40 individuos, las acusaciones que pesan sobre estos son las siguientes: sedición, maquinación para alterar el precio de las cosas. Insultos y atentado contra las autoridades. Entre los acusados se cuenta un concejal y el alcalde de la ciudad. Los compañeros S. A., J. P., C. y yo, guardamos prisión por las mismas causas. Esto y lo muy ocupado que he estado me impidieron contestar antes.

A tiempo oportuno contestaré a la 45… 21, 56 y 10.

Salud y R. S. A. Juvenat

Cárcel de La Habana, Enero 25 de 1903.

En contestación a la primera carta, Tolstoi formula algunas preguntas a sus interlocutores habaneros, preguntas que no pudieron ser satisfechas entre los desvelos y violencias del movimiento vencido.

Algunas de las misivas representan maravillosos ejemplos de las bellas artes del siglo XIX, como las tarjetas postales dibujadas en acuarela por diferentes pintores. Más de una veintena de misivas procedentes de Cuba se conservan en el Museo Tolstoi de Moscú, quizás muchas otras permanezcan aún sin descubrir en las bóvedas del propio archivo.

Entre los intelectuales destaca la del escritor (poeta y bibliógrafo) Manuel García Garófalo Mesa, quien describe el acontecer de Cuba.

Tiene mucho contenido la carta de un joven trabajador de Camajuaní, Onofre G. Gómez, que confiesa su poca experiencia en las luchas sociales y ruega a Tolstoi que le envíe un reglamento fundamental de lo que es el Socialismo, redactado por él: “Creo, dice el joven villareño, que si usted se toma la molestia de mandar solo un pedazo de papel de muy chica dimensión tendrá un amigo más en esta tierra divina, en este destierro de riquezas”.

Conmovedora es la misiva escrita por una mujer trabajadora de Jesús del Monte. La carta de la señora Amable, hermosa en su dramática sencillez, dice:

Sr. León Tolstoi

Hace algún tiempo que he leído en un periódico de mi país (Cuba) que por haberle pedido consejo a Ud. el Sr. Carnegie de qué debiera hacer con su capital, Ud. le aconsejó diera algo a los pobres y como que yo soy una de las muchas personas bien pobres le he escrito a dicho Sr. confiando en que Dios le hará contestarme, pero este Sr. debe de recibir miles de cartas diarias con el mismo objeto, y naturalmente por muy piadoso que sea no es posible darle a todo el que pide y de tan lejos no se sabrá si es cierto o no que todos sean pobres.

Yo le digo que puedo presentarme al cónsul de su país en el mío para que sepa quién soy y acredite que verdaderamente soy la esposa de un mecánico que gana poco para sufragar las necesidades de él, mías, y cinco hijos. Ahora bien Sr., como sé que es Ud. piadoso, le suplico por sus seres más queridos me dedique un momento y le escriba al Sr. Carnegie recomendando a la Sra. C. Amable de Jesús del Monte 129 (a) Habana. Esto será el colmo de mi ventura, puesto que él lo atenderá muchísimo a Ud. y por lo tanto algún auxilio me enviará, y yo los bendeciré a los dos. Como un recurso de salvación inspirada por lo desconocido hago esta carta, pues antes trabajaba mucho para ayudar a mi esposo, hoy lo hago también pero penosamente porque me duelen los pulmones.

Su atenta S SS que le anticipa las gracias y desea salud.

C. Amable

Jesús del Monte 129 (a)

Habana

Julio 31 de 1909

Sobresalen las cartas enviadas por mujeres que le ruegan a Tolstoi les envíe su autógrafo: Isabel Gárrate, Señoritas de Báez y Bolívar, Madame Louise Supervielle, María Teresa Demestre, Ophelia Kricghof Báez y Sophia Zorrilla.

La más notable fue la de la joven Manuela Inda Rodríguez, del poblado de Guanajay, como lo prueba una tarjeta-postal que la muchacha le envió y la cual regresó a sus manos con la rúbrica de Tolstoi el 25 de octubre de 1903. El hecho fue consignado en un número de La Gaceta de Cuba.

Resulta evidente que el novelista ruso, en consonancia con la defensa de los ideales sociales y morales que guiaron su existencia, recibió con beneplácito esas cartas, no solo sustentadas en la admiración que su obra despertaba.