Remedios para Remedios I: el Teatro Villena

Mauricio Escuela
8/4/2019

En 2015, Remedios celebraba su 500 aniversario de fundada como villa y yo estaba en mi cuarto año como trabajador de la radio; por entonces recibí la tarea de darle cobertura a todo lo relacionado con los festejos de tan importante fecha. Durante mi corta carrera como periodista, ya había abordado ese rico pasado de la ciudad, a través de innumerables crónicas y otros materiales, cuya finalidad era levantar la autoestima de una población aislada, carente casi de vínculos con esa historia.

Una de las aspiraciones de la radio provincial y de la dirección cultural del municipio, era la trasmisión optimista de las “metas” logradas de cara al aniversario cerrado. Nunca fui muy asiduo de ese periodismo cifrado en gritos de aleluya institucional, espaldarazos y palmaditas; más bien desconfío por naturaleza de ese seudodiscurso, que las más de las veces es un indicio de que algo se quiere “tapar” porque no anda bien.

Y ese olor a podrido, que no era en la Dinamarca del Hamlet de Shakespeare, sino en Remedios, me dio cuando vi que, a días de la fecha, ninguna de las instituciones culturales de la ciudad estaban listas para acoger una celebración, ante todo, cultural. La fuerza se colocó por ejemplo en los hoteles, cierto que muy bellos, o en algún que otro establecimiento también en divisas, o en la pintura del casco histórico. Pero allí estaban incluso las dos iglesias guardianas de la plaza central, la una sin su techo (hasta hoy) y la otra con serios problemas estructurales y con un campanario inoperante.

Lo maloliente iba más allá del rostro de Remedios, se entronizaba en instituciones supuestamente “terminadas”, lo que en aquel entonces se llamó “entidades 500”. Una de ellas era el Teatro Rubén Martínez Villena, de la ciudad, otrora sala Madrid. El inmueble, parcialmente dañado por el tiempo, necesitaba una reparación capital, con sustitución de la cubierta y climatización, cosas que supuestamente se lograron en período récord, pero que el tiempo se encargó de desmentir.

Teatro Rubén Martínez Villena, de Remedios. Fotos: Cortesía del autor
 

Años después, azotó el huracán Irma, destrozando los tres cines-teatros de la ciudad, una de esas “entidades 500” fue el Villena, y entonces pudimos ver, en las vigas arrasadas, que no se trataba de estructura nueva, sino de la vieja armazón a la cual se le superpusieron delicadas y mal ajustadas planchas de plástico. Por supuesto, en aquel panorama solo cabía un nombre para el final de aquella obra: “Lo que el viento se llevó”. 

Una ventolera que sopló además el dinero erogado para dicho inmueble.

En estos días me envían las fotos del actual estado del Villena, porque ya lleva sin cubierta varios años y la estructura completa está en peligro.

Los indicios de que la cubierta jamás fue sustituida en todo su concepto fueron publicados por el periodista villaclareño Luis Machado Ordext en el año en que asoló Irma.

Cualquiera que hoy entre a las ruinas del teatro, aunque dudo mucho que lo dejen entrar, verá los indicios que apuntan hacia una culpabilidad humana y no natural. Creo que mientras luchamos por la aprobación de cuerpos legales que protejan al artista y su entorno, debiéramos tomar protagonismo en la conservación de lo que ya tenemos. Porque pienso que el mejor trabajo político es aquel que se hace y no el que se dice.

Teatro Rubén Martínez Villena, de Remedios.
 

Hace dos décadas, casi todos los viejos edificios del centro de la ciudad, entonces inhabitables o en manos de familias que no los podían arreglar, necesitaban atenciones especiales, una parte significativa se declaró sin remedio. A partir del 2015, las constructoras vinculadas al turismo rescataron ese inmueble, una prueba de que existen soluciones cuando hay deseos de trabajar.

Mientras, me dicen que ahora se evalúa una cubierta más ligera para el Villena, debido al daño progresivo sufrido por sus muros a la intemperie, y sé que el pueblo, ese mismo que quiere conectarse con su pasado, vela avizor por el presente.

Esperemos que otros vientos, llenos de “remedianidad”, nos devuelvan lo que el vendaval se llevó en una villa valiosa no solo por sus 500 años.

Un remedio para este Remedios pasa por retomar los tantos remedios que en el pasado nos deleitaban y que marcaron el legado cultural cubano.