Nuestra historia, nuestra cultura,
es también un arranque de la casona paterna al universo,
un regreso de lo más lejano a lo más entrañable y
desgarrador.
Cintio Vitier

Son las ideas las que modelan la historia.
Isahia Berlin

Con un panel de tres investigadores, el propio autor y el jefe del departamento de publicaciones de la Biblioteca Nacional José Martí, que sirvió de moderador, fue presentado recientemente en la Biblioteca Pública Rubén Martínez Villena el libro Socialismo de Isla. Cuba: panorama de las ideas socialistas, 1818-1899, del investigador Jorge Luis Montesinos Grandías. El volumen sale por el Ediciones Bachiller, de la Biblioteca Nacional y hay que decir de entrada que está bellamente diseñado.

En una sala repleta de público, los panelistas Yoel Cordoví, presidente del Instituto de Historia de Cuba, Víctor Fowler, poeta y ensayista, y el que esto escribe, dieron sus respectivas opiniones sobre el volumen y sobre el trabajo de Montesinos, en coincidentes opiniones que legitiman el gran valor del texto y el riguroso trabajo del autor.

Realmente hay hallazgos sorprendentes en este intenso rastreo por los fondos documentales de la Biblioteca Nacional de Cuba, a los que Montesinos somete, desde hace años, a una búsqueda acuciosa de textos sobre la llegada, circulación y asentamiento de las primeras ideas socialistas en el país. Anteriormente, se publicó en la Revista de la BNJM, número 1 de 2020, su ensayo “La melodía de una palabra surca el océano. Aporte a una genealogía de las ideas socialistas en Cuba”, que es otra aproximación al tema, y en el 2 de 2021, el ensayo “Doctrinas en el tintero. Trabajo e imagen visual en el siglo XIX cubano. Exploraciones”; en este último, Montesinos emplea el enfoque desde lo iconológico para mantener el examen de dicho asunto. De manera que este autor se ha ido convirtiendo, gradualmente, en uno de nuestros principales especialistas en un tema tan importante y tan poco abordado por nuestra historiografía. El reconocimiento ganado por él en ese sentido se aprecia en los comentarios de diferentes intelectuales que aparecen en el propio libro.  

“Montesinos, compilador y prologuista del libro, traza lo que pudiera considerarse una primera cartografía de las ideas de carácter socialista y su presencia en Cuba”.

El autor da continuidad a la obra de una saga de historiadores del pensamiento cubano, entre los que sobresalen Medardo Vitier, Raymundo Menocal, Ana Cairo Ballester y Eduardo Torres Cuevas, entre otros. Montesinos nos sitúa ante la evidencia de que las ideas y corrientes ideológicas son entidades vivas y determinantes en los procesos históricos. Aquí se aprecian las luchas y tensiones del pensamiento socialista original con otros como el liberalismo, el reformismo-anexionismo y el autonomismo, en un siglo donde estos debates fueron particularmente arduos y, a veces, encarnizados. Muchos de estos documentos hablan del socialismo desde la negación, es decir, desde su combate por enconados críticos y opositores.

Hurgando con tenacidad en la papelería y hemerografía existente en las salas Cubana y General, de la Biblioteca Nacional, Montesinos, compilador y prologuista del libro, traza lo que pudiera considerarse una primera cartografía de las ideas de carácter socialista y su presencia en Cuba.

Víctor Fowler dijo en la presentación algo que mueve el análisis en perspectiva de futuro: “Y en el futuro, resta imaginar lo que todavía puede entregarnos esta investigación cuando consiga integrar otras búsquedas en los fondos raros y valiosos de bibliotecas como la muy reputada Colección Coronado, de la Universidad de las Villas, la Gener y del Monte matancera, o la Elvira Cape de Santiago de Cuba. Si a esto se le puede adicionar —como antes señalamos— una amplia variedad de documentación del siglo XIX cubano, la contribución que es de esperar, cuando la investigación progrese y se vea diversificada a lo largo del siglo XX, no puede sino ser, a un tiempo, mareante, fascinante, reveladora, espectacular e imprescindible desde el segundo justo de cada nuevo descubrimiento e interrelación”. Obviamente, Montesinos ha levantado toda una expectativa con sus hallazgos investigativos.

A su vez, Cordoví colocó en el contexto decimonónico las ideas socialistas llegadas a Cuba allende los mares, vía Europa, y analizó la importancia del aporte de Montesinos a esos saberes. Lo cierto es que las coordenadas en que el libro nos sitúa, valen no tanto por el origen de esa corriente de pensamiento, como en su traducción en el ambiente político de la colonia. ¿Cómo se recibieron dichas ideas?, ¿por quién?, ¿en qué periódicos o libros?, ¿cómo superaron la férrea censura de las autoridades españolas? y ¿con qué disposición se recepcionaron por la intelectualidad criolla y cubana? Son preguntas atinadas que el libro nos plantea. Añado que, incluso, se tiene noticia de un proyecto de Constitución, de carácter socialista, redactada en la manigua de Cuba Libre por el médico Miguel Bravo Sentíes (quien figuró en el gabinete de Carlos Manuel de Céspedes), ya a finales de la guerra independentista de 1868-78; este no se ha podido encontrar aún, pero hay indicios de su existencia. Quizá habría que encontrar algunos textos semi-extraviados del historiador José Rivero Muñiz para ver si él encontró otras sendas dentro del mismo tema. Sería un hallazgo muy interesante y Montesinos sigue su rastro.

“Montesinos ha levantado toda una expectativa con sus hallazgos investigativos”.

En los ensayos “Breve bosquejo de la filosofía en Cuba”, de Isabel Monal, y “Las etapas de la filosofía en Cuba”, de Raúl Vallejos, y en los libros La filosofía en Cuba en 1790-1878, de O.C. Ternevoi, y Valoraciones sobre el pensamiento cubano y latinoamericano, de Pablo Guadarrama, por citar solo algunos ejemplos de libros que examinan panorámicamente la evolución del pensamiento filosófico insular, no hay referencias de importancia que conecten con los hallazgos de Montesinos. Ahí tenemos un problema a seguir. Creo que él está abriendo un camino de mucho interés en la historia de las ideas en la Isla en el siglo XIX. Merece la pena que los estudiosos del pensamiento filosófico y político cubanos repensaran cómo concebir el estudio de las ideas políticas dentro de la filosofía, pues parece inútil todo intento de excluirlas. Ideas políticas y filosóficas son vasos comunicantes y estas noticias fundacionales del primer socialismo en la Cuba colonial señalan avenidas exegéticas que colindan con los primeros intentos de ejercicios filosóficos insulares.

Estamos ante un libro realmente aportador y que alimenta muchas avideces en cuanto a estos temas de la circulación de las ideas socialistas en la Cuba colonial. Con seguridad, Socialismo de Isla… suscitará sinergias investigativas y este será uno de sus valores principales.

La Habana, diciembre de 2021

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