Una compañía en Evolución

Rubén Ricardo Infante
24/9/2019

Como parte de la celebración por su cuarto aniversario de fundada, la compañía Acosta Danza presenta en el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso su temporada Evolución. Durante dos fines de semana los seguidores de esta agrupación danzaria, que ha mostrado un enriquecimiento profesional y artístico, podrán apreciar obras que constituyen parte indiscutible del arsenal de la danza cubana.

Bailarín Carlos Acosta, fundador de la compañía Acosta Danza. Foto: Tomada del sitio lahabana.com
 

Esta temporada también es un homenaje a la ciudad en el año en que celebra sus cinco siglos de existencia. Para su fundador, el bailarín Carlos Acosta: “esta ciudad nos inspira y también nos duele, porque la extrañamos cuando estamos lejos y porque cuando regresamos sabemos que estamos volviendo a casa”.

Las primeras funciones tuvieron lugar este fin de semana y para los días 27, 28 y 29 se reservan las últimas presentaciones de cinco obras que ya son confirmación de la trascendencia de Acosta Danza en el panorama danzario de la Isla.

Temporada Evolución de la compañía Acosta Danza. Foto: Blog oficial de la compañía Acosta Danza
 

Cinco obras integran este programa que contó con la participación directa de Acosta como bailarín en Mermaid. En cada una de ellas afloró el estilo que comienza a caracterizar a esta agrupación, lo cual confirma su relevancia en el trabajo con el carácter individual de los integrantes y la concepción de un lenguaje grupal para la expresión de sus intenciones creativas.

Satori es una coreografía concebida por el bailarín Raúl Reinoso, escogida para iniciar estas presentaciones. Una obra que se adentra en el mundo interior desde la búsqueda espiritual, necesaria para cada uno de nosotros. El montaje escénico logra expresar las complejidades de una historia que ronda en lo personal, pero que logra traspasar las fronteras individuales para convertirse en un canto a la realización, a encontrar los espacios de luz e irradiar la fuerza que nos conduce hasta la verdad.

En el desempeño de Satori, los integrantes de la compañía se desnudan física y espiritualmente para convencernos de sus dudas y alumbramientos. En ese tránsito se condensa el entramado de esta indagación que llega a cada uno de los que la interpretan y se inserta en la memoria de quienes lo apreciamos. Al final, todos estamos convocados a perseguir la luz.

Balé Mermaid. Foto: Enrique Smith Soto
 

Como escribió en el programa, para Carlos Acosta cada viaje a La Habana significa el reencuentro con una ciudad amada y a ella viene a bailar. Así lo hizo en Mermaid, pieza que alcanza su esplendor en ese diálogo-enfrentamiento entre la pareja. Acosta conoce los riesgos de cada movimiento y en las presentaciones explora ese desborde de expresividad y técnica en un escenario que domina como propio.

Después de estos dos montajes tuvo lugar un necesario intermedio, pues una pausa purifica al espectador y le permite entrar a nuevos espacios con la duda y la sed por conocer.

Las últimas tres obras por su extensión temporal podrían haberse agrupado en un solo bloque de presentación, lo que permitiría avanzar en esta evolución en el tiempo y en la propia memoria.

Balé Fauno. Foto: Enrique Smith Soto
 

Paysage, soudain, la nuit con coreografía de Pontus Lidberg y Fauno, con autoría de Sidi Larbi Cherkaqui fueron las ubicadas en el segmento central, para concluir en esa verdadera joya que es Rooster, donde Christopher Bruce celebra la música y la libertad que afloraron en las décadas de los 60 y 70 del siglo xx. Esa búsqueda de la libertad es lo que muestra la obra, donde los movimientos empastan con un lenguaje corporal, visual y escénico, interesado en mostrar las complejidades de una época donde el ser humano buscó en su interior esos resortes que lo hacen único.

Quizás por la complejidad en el montaje escénico era necesario dos intermedios, aunque en mi criterio este hecho tributa a que la presentación en sentido general sea extensa. Un factor siempre a tomar en cuenta para lograr sostener un estado de atención y expectativa. Comprendo que las presentaciones intentan atrapar la esencia de la compañía durante estos cuatro años y sus puestas más memorables, pero siempre hay que cuidar de los excesos.

Balé Rooster. Foto: Enrique Smith Soto
 

En cada coreografía se reforzó una idea que por conocida no deja de ser atractiva: el poder de la música en la transmisión de sentidos. Otro de los puntos a favor en la concepción escénica de estas presentaciones es el trabajo con la música.

Por su parte, siempre es agradable asistir a una presentación donde el rigor sea su carta de triunfo. La diversidad de estilos de donde provienen sus integrantes, ha permitido que Acosta Danza aproveche esas potencialidades y las convierta en un lenguaje que los identifica dentro del contexto de la danza moderna en Cuba.

Estas piezas confirman la Evolución de una compañía que crece y expande su quehacer para conquistar a fuerza de trabajo constante, los escenarios por los cuales transita. Poseen la técnica, la juventud y la creatividad necesarias para seguir ese tránsito hacia el futuro.