La palabra poética parece frágil… Pero tiene la fuerza del amor, de la belleza y de la vida. Es el alma de los pueblos aun cuando quienes comprendemos la universalidad y el impacto de sus bondades, para hacerla crecer, nos quede mucho por forjar.

En aras de esta misión, las crónicas de la reciente 33 edición del Festival Internacional de Poesía de Medellín, y como centro, el I Encuentro Poético Mundial, constituyen una nueva oleada del canto del mundo entre las multitudes.

El certamen se ancla, desde el movimiento profundo de la ciudad, en un nuevo intento de arrebatar la metrópoli a las manos de la muerte, del burdo mercantilismo y de la senda pragmática que durante tantos años ha extraviado al hermano pueblo.

El Movimiento Poético Mundial tiene como misión aglutinar y realizar acciones para la proyección social de la expresión poética, así como labores solidarias a favor de causas humanistas.

Precisamente este fue el reclamo, expreso a través de la voz de 104 poetas de casi 60 países que abogan, a través de la Poesía, por las libertades democráticas, los cambios sociales y la paz total. Una intención común de individuos, ciudades, naciones y continentes que creen, exponen y defienden el pensamiento de fortalecer la noble y necesaria misión de la poesía en su lucha por la salvación del espíritu humano.

“Creo que Medellín es único por haber generado un público que literalmente come, bebe y tal vez duerme dentro de la poesía. Pienso que hay que hacer una distinción importante, por el hecho de tener esta relación casi osmótica con la poesía, uno puede observarlo en el rostro de la gente”.

Así calificó el Premio Nobel de Literatura Wole Soyinka a la fiesta mundial de la poesía de Medellín-Caracas, celebrada del 13 y hasta el 18 de julio. Todo un desafío para las artes poéticas y sus protagonistas quienes más allá de sobrevivir renacen y devuelven la luz en un mundo donde la comunicación está cada vez más en peligro y los centros hegemónicos insisten en disolver y banalizar las identidades propias, subestimando y convirtiendo la obra cultural en mercancía y ganancia por encima de todo.

La obra del poeta nigeriano Wole Soyinka está escrita fundamentalmente en inglés y se inspira en los mitos y en las tradiciones tribales, si bien emplea formas occidentales. Foto: Tomada de The New Yorker.

En medio de ese contexto trasciende la reciente edición del Festival Internacional de Poesía en Medellín-Caracas, como un magno acto de resistencia contra la muerte en una ciudad secuestrada por la violencia y la guerra durante décadas con la exposición de temáticas medulares para la paz mundial.

Dentro de la diversidad de las acciones destacaron las lecturas de poesía dedicadas a la paz y a la libertad como un sueño en constante movimiento; la presentación de publicaciones, audiovisuales, libros, y revistas que revelan la inmensa diversidad de las tradiciones poéticas, y contenidos muy a fines con algunas realidades que han acosado al mundo, entre ellas: el terror experimentado en los conflictos bélicos, como el de las bombas en Hiroshima y Nagasaki, contado por sobrevivientes. De igual modo, se desarrollaron talleres y charlas para niños y niñas ─que como víctimas de las guerras experimentan traumas─, con el objetivo de aportar al desarrollo cognitivo para el uso creativo del lenguaje, lo cual genera habilidades para la vida y en las competencias ciudadanas y artísticas que afrontan los más pequeños en contextos vulnerables.

Sin dudas, el I Congreso del Movimiento Poético Mundial, espacio que aglutina y realiza acciones para la proyección social de la expresión poética y acciones solidarias a favor de causas humanistas como la paz, la ecología social, ambientalista y mental, la diversidad cultural, la plena inclusión y la transformación social, marca un hito dentro del Festival.

El encuentro, que estuvo antecedido por las sesiones de los congresos continentales, reunió delegados de sesenta naciones y abordó múltiples temas que fueron objeto de una profunda discusión y un logrado consenso.

Entre los acuerdos se adoptó un plan estratégico para los próximos cinco años; se nombró al poeta colombiano Fernando Rendón en el cargo de coordinador general y se eligió un comité coordinador de 22 miembros, en representación de los cinco continentes, así como un comité operativo de nueve miembros, responsables de velar por la implementación del plan adoptado.

El poeta colombiano Fernando Rendón fue nombrado como coordinador general del Movimiento Poético Mundial.

En el congreso, que confirmó y fortaleció la unidad del movimiento, se instó a trabajar para desarrollar vínculos entre poetas de todo el mundo, y su acción a través de la poesía.

Los poetas participantes emitieron una declaración final donde abogan por una revolución poética mundial a través de la fuerza de la poesía, la belleza y el amor en aras de la salvación de la naturaleza y la vida en la tierra.

Dentro de las intervenciones del I Congreso del Movimiento Poético Mundial, la declaración “Tránsito por la Patria de la Poesía”, del poeta cubano Alex Pausides posicionó ideas que revelan la necesidad de hacer crecer el trabajo del movimiento en función de lograr mayor acercamiento a la poesía.

El también director del Centro Cultural CubaPoesía insistió en un programa de expansión y crecimiento de las dinámicas del movimiento poético mundial en el trazado de los vasos comunicantes que se han establecido entre individuos, ciudades, naciones y continentes; así como entre geografías, lenguas y poéticas diversas, en aras de fortalecer la noble y necesaria misión de la poesía en su lucha por la salvación del espíritu humano así como la necesidad y el afán común de dotar al movimiento poético mundial, de una densidad y una estructura capaz de hacerlo viable en todo el mundo.

Alex habló sobre la importancia de la articulación horizontal que ha estado gestándose en países, regiones y continentes, las cuales han permitido un crecimiento del movimiento poético mundial como una fuerza singular por sus alcances, sus objetivos y sus reales posibilidades de hacer una contribución al nacimiento de una visión del mundo donde la belleza, la verdad y la justicia obren juntas en esta revolución poética mundial por el  mejoramiento humano, la salvaguarda de la especie, la naturaleza y la vida en la tierra.

Los poetas participantes emitieron una declaración final donde abogan por una revolución poética mundial a través de la fuerza de la poesía, la belleza y el amor en aras de la salvación de la naturaleza y la vida en la tierra.

Como estrategia fundamental a desarrollar, se propuso la implementación de una cita virtual anual en cada continente, que articule la acción de los poetas y las comunidades poéticas de cada ciudad, región o país. Ello deviene acción primordial para salvaguardar las expectativas creadas, y la fuerza que se ha logrado desplegar en la acción colectiva e individual hasta el momento, insistiendo en el fomento de emprendimientos promocionales para la creación literaria, la lectura, la formación de públicos, las comunicaciones, el estímulo al ámbito editorial, los proyectos pedagógicos, la presencia en los medios. El acercamiento necesario de las instituciones en la búsqueda de la sostenibilidad material de los proyectos, nos darán herramientas y crearán progresivamente las condiciones para el éxito.

Contribución indudable ha sido la relación con otras artes y otras comunidades artísticas afines a la poesía. Son nuestros aliados naturales los músicos, los actores, los dramaturgos, los artistas audiovisuales, los diseñadores, los pintores, los narradores orales, así como todos los artistas e intelectuales que componen la comunidad letrada de nuestras ciudades y naciones. No solo como compañía de las acciones poéticas que organicemos, sino también para ayudar a crear los ambientes propicios para la expansión de la poesía como modo de vida, como instrumento de transformación del universo en que vivimos.

Una vez más la poesía estremece al mundo y su expresión, como bofetada nos hace despertar en contra de la violencia y a favor de la paz. En esta oportunidad dando abrigo a Medellín, ciudad visiblemente violentada; sin embargo, en este gesto, se trasluce la invitación a poetizar los espacios públicos de las grandes y pequeñas ciudades del mundo como medio exclusivo, masivo y amoroso de comunicación. Para esto es preciso lograr que las piedras hablen, los muros griten y los árboles expresen la poesía de la gran humanidad, es preciso que desarrollemos un gran movimiento por la globalización de la libertad de pensamiento y de la libertad de expresión, a través del lenguaje sereno, claro y revolucionario de la poesía. Para esto, es preciso asumir a la poesía como la misma vida.

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