La música de cámara, no frecuente en la programación de los escenarios holguineros, tuvo un momento de altura con el concierto protagonizado por el clarinetista cubano Lester Alexis Chio Alonso, residente en Francia, realizado en la sala Raúl Camayd del Complejo Cultural Teatro Eddy Suñol.
Ruta de colores concertantes —como se tituló el concierto, igual al proyecto que lo hizo posible y que incluyó una clase magistral con estudiantes de música para la actualización del instrumento, pues Chio Alonso es profesor de clarinete en los conservatorios de St. Cloud y Gustave Charpentier, en París— se realizó el pasado domingo y reunió en el escenario, en acoplada interacción, a dos instrumentistas holguineras: Anniela Maldonado (piano) y Lilian Pavón (cello), junto a las sopranos del Teatro Lírico Rodrigo Prats, Loreta Rodríguez e Isabel Torres.
Chio Alonso demostró (y creo superó) las expectativas con las que fue anunciado el concierto: una propuesta coherente, atractiva y de altura para cualquier escenario, con una acertada selección de temas (unos seis) que le permitió subrayar un virtuosismo que, sin intenciones de ser apabullante, reforzó su maestría en un instrumento que conoce y domina como una extensión de sí mismo. Y que además le permitió, desde su protagonismo, el lucimiento de los otros músicos.

La presentación inició con “Fantaisie pour clarinette et piano” del director de orquesta y flautista francés Philippe Gaubert (1879-1941), conocido por sus composiciones para ballet, ópera, orquesta y cámara, con énfasis en la flauta. Como su nombre indica, la pieza permite el lucimiento del piano de Anniela Maldonado, vital en todos los temas (resulta, junto a Lester Chio, protagonista del mismo, al ser ejecutante de las seis piezas que lo integran), y la interpretación libre de la fantasía, que es una forma que se caracteriza justamente por el carácter imaginativo, de improvisación y mayor expresividad, sin poseer una estructura rígida.
Dos piezas del maestro del lieder austríaco Franz Schubert (1797-1828) incluyó Ruta de colores concertantes. La primera fue la romanza “Die Verschworenen oder der hausliche” (D. 787) interpretada por Isabel Torres. Y “Der hirt auf dem felsen” (D. 965) en la voz de Loreta Rodríguez. Ambos temas, interpretados con virtuosismo por las sopranos, ejemplifican la obra romántica de Schubert como un prolífico compositor de canciones, la mayoría para solista y piano, y añadieron un atractivo componente vocal a un concierto pensado para el lucimiento del clarinete.
“Chio Alonso demostró (y creo superó) las expectativas con las que fue anunciado el concierto: una propuesta coherente, atractiva y de altura para cualquier escenario (…)”.
De la mexicana Lucía Álvarez (1948), Lester Chio y Anniela Maldonado interpretaron “Coloquio”, pieza contemporánea que dinamizó el programa con un poco de “suspenso”. Álvarez, alumna del maestro italiano Ennio Morricone, es conocida sobre todo por su trabajo para el cine, el teatro y la televisión, y por la banda sonora de filmes de directores tan prestigiosos en la cinematografía latinoamericana como Arturo Ripstein, Jorge Fons y Alberto Isacc, que la hicieron merecedora de un Premio Ariel de Oro a la Trayectoria Profesional en 2020.
La música del italiano Nino Rota (1911-1979) también estuvo presente. Conocido no solo por sus composiciones para música clásica, sobre todo óperas, sino también por las obras para cine (pensemos solo en la música de El padrino, de Francis Ford Coppola o en las películas de sus coterráneos Federico Fellini, Luchino Visconti y Franco Zeffirelli), de Rota escuchamos “Presto/Lento/Alegrísimo”, uno de los momentos memorables, por su calidad interpretativa, del concierto.

Finalizó el programa en la sala Raúl Camayd del Complejo Cultural Teatro Eddy Suñol —una presentación pensada con un sencillo pero sugerente diseño de luces— con una vuelta a las raíces en la inconfundible pieza “El manisero” del cubano Moisés Simons (1889-1945) con el piano de Anniela Maldonado (quien tuvo a su cargo la coordinación académica del proyecto) y el clarinete de Lester Chio. Pero la noche permitió, acompañado por ambas sopranos, una improvisación final que desgranó las notas del clarinete, en un rejuego que resultó una excelente coda, una especie de descarga “cuasi jazzística” que subrayó simpatía y respeto por el instrumento.
Ruta de colores concertantes —con producción y dirección artística de Helson Hernández y dirección general del propio Lester Chio— resultó un agradable, exigente y bien pensado encuentro con la música de cámara, con el clarinete como protagonista, para el disfrute de los melómanos y todos los que sean atraídos por lo que José Martí llamó “la más bella forma de la bello”.
