Como una novedad en el escenario de la música clásica en nuestro país puede ser considerado el concierto “Martinů por solistas cubanos”, que se realizará este jueves 18 de septiembre en la Basílica Menor del Convento de San Francisco de Asís, en conmemoración del aniversario 135 del natalicio del compositor checo Bohuslav Martinů, con el auspicio de la Embajada de República Checa en Cuba, CMBF Radio Musical Nacional y la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana.

Es una novedad —asegura Helson Hernández, responsable de su dirección artística— por tratarse de un creador no muy abordado en las salas habaneras y, por consiguiente, en el resto del país. En este caso, jóvenes y consagrados instrumentistas compartirán las partituras del compositor nacido en 1890 en la actual Bohemia checa, con obras concebidas para la música de cámara en varios formatos.

Las pianistas Vilma Garriga Comas e Ivón Rivero, la cellista Amaya Justiz Robert, la clarinetista Diana Daniela Ávila Dorta, un cuarteto de cuerdas liderado por la violinista Elizabeth Lizzy Yodú junto a la mezzosoprano Giselle Polanco Calas, protagonizarán un concierto que contará con la esperada participación del joven pianista Marlon Bordas, alejado por un tiempo de los escenarios de la música académica y recordado por su debut como solista con la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba bajo la dirección del maestro italiano Francesco Belli, interpretando el Segundo Concierto para piano y orquesta de Serge Rachmaninoff, así como su tercer Premio en 2009 en el Concurso nacional de composición de la Uneac. Bordas obtuvo su licenciatura en la especialidad de piano en el Conservatorio Real de Escocia, en 2015, y ahora regresa en este concierto homenaje a Martinů.

Jóvenes y consagrados instrumentistas compartirán las partituras del compositor nacido en 1890 en la actual Bohemia checa. Imagen: Tomada de Internet

“A pesar de que sus creaciones en la música pertenecen al siglo XX, convergen en la obra de Martinů diferentes influencias, la música del impresionismo francés y el neoclasicismo de referentes como Stravinsky, el jazz vocal o el góspel. Su estilo es por tanto ecléctico, ordenado por un fuerte contrapuntismo de carácter neobarroco, siendo su mejor cualidad la sencillez casi infantil, no sin un virtuosismo muy elegante”, comenta Hernández, reconocido y constante director artístico, con un meritorio trabajo, además, en la divulgación, valoración y análisis de la música clásica y el arte lírico, entre otras manifestaciones, a través de la radio, la televisión y disímiles proyectos.

“Martinů por solistas cubanos” se realizará a las 6:00 de la tarde en la mencionada Basílica Menor y será un homenaje al maestro checo, autor de obras como la música de las óperas Ariadna (1961), Las lágrimas del cuchillo (1928), Julieta, o el libro de los sueños (1938) y La pasión griega (1961) así como del Concierto para oboe (1956), ganador además de la cotizada Beca Guggenheim en 1953.

Martinů escribió más de 400 obras, buena parte de ellas interpretadas en varias partes del mundo, como su trabajo coral La Epopeya de Gilgamesh, su ciclo de seis sinfonías, sus conciertos, entre ellos uno de violonchelo, violín y oboe, y cinco de piano; y su música de cámara, que incluye siete cuartetos de cuerda y una sonata para flauta, entre muchas otras obras. Falleció en 1959 en Liestal, Suiza.