Tanto como el béisbol, popularmente conocido también como la pelota, que es nuestro deporte nacional, el juego de dominó tiene gran arraigo entre los cubanos. Con bastante frecuencia puede verse en nuestras calles, en mesas propiamente dichas o improvisadas o en el interior de cualquier vivienda, cuartetos integrados por hombres y en algunas oportunidades por mujeres y hombres, enfrascados en un ameno y no menos disputado partido de dominó.  A su alrededor, un numeroso grupo de seguidores animan a los jugadores y al propio tiempo esperan ansiosos la derrota de algún contrincante para ocupar inmediatamente su puesto.

Asimismo una festividad, ya sea en la ciudad o en el campo, difícilmente no incluya durante su celebración un buen partido de dominó.

Cada ficha colocada con fervor sobre la mesa lleva consigo el deseo vehemente de su portador de producir una jugada perfecta y obtener la soñada victoria demostrativa de sus conocimientos, experiencias, habilidades y pasión por un juego practicado quizás desde la infancia. Como resulta ser el caso de la señora Juana Martín, de quien se asegura perdió la vida precisamente mientras jugaba un partido de dominó.

“(…) en esa zona del principal camposanto cubano (…) puede observarse, cubriendo casi todo el sepulcro de la señora Juana Martín, una gran ficha de dominó esculpida en mármol blanco de Carrara”.

La señora Juana Martín era la feliz propietaria del Jardín El Fénix, situado en la avenida Carlos III, en el actual municipio capitalino de Centro Habana. Pero más que su negocio, amaba profundamente ese juego de mesa tan cubano y divertido.

Cuentan que durante el desarrollo de un partido de dominó uno de los contrarios con una jugada excepcional, típica de un verdadero experto, logró de pronto cerrar el juego. Ella tenía en sus manos el doble tres con el cual obtendría un triunfo rotundo, pero tuvo que quedarse con él apretándolo fuertemente hasta que a causa de un infarto se le fue la vida. Fallecía el 12 de marzo de 1925.

Así afirman quienes la conocieron. Sin embargo, el Libro de Entierros número 112, que se conserva en el archivo de la Necrópolis Cristóbal Colón, apunta: “En 13 de marzo de 1925 se dio sepultura en este Cementerio, en el cuartel Noreste, cuadro número 8 de campo común al cadáver de la señora Juana Martín, de 77 años de edad que falleciera en la calle Galiano número 47 a causa de cáncer de hígado”.

Verdadera o falsa es esta una de las muchas leyendas que enriquece y resguarda entre sus gruesos muros la Necrópolis Cristóbal Colón. Lo cierto es que justo en esa zona del principal camposanto cubano señalada en el Libro de Entierros, puede observarse, cubriendo casi todo el sepulcro de la señora Juana Martín, una gran ficha de dominó esculpida en mármol blanco de Carrara. En su superficie es muy visible tres puntos de color negro pintados a cada lado de la pieza. Representa, a la vista de cualquier visitante, el doble tres, una de las 55 fichas que conforman el dominó, un juego que sin dudas es, tanto como el béisbol, una muestra verdaderamente genuina de nuestra cubanía.

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