“Las celebraciones navideñas plantean un problema fundamental dentro del marco sociopolítico cubano: entender crítica y objetivamente el proceso de manipulación simbólica a partir de sus representaciones ideológicas”.

Jorge Ángel Hernández, “De navidades y representación simbólica”.

“Del arbolito ya no solo cuelgan luminarias simulando la noche estrellada y el lucero guía de Belén, ahora sobre todo cuelgan bellas cajitas de regalos, con sus lazos y sus envolturas brillantes. Hasta en el diseño de los regalos predomina el estereotipo: envoltura roja, cinta amarilla, lazo esmerado. Es la creatividad como cliché”.

Antonio Rodríguez Salvador, en “De la Navidad a la Vanidad”.

“… se coloca algodón al pie del árbol de Navidad, que muchas veces es de plástico, porque es una especie de pino que no existe o no abunda en nuestras tierras (también algunas oligarquías los importan del Norte). Para eso algunos trabajadores de las mipymes y también de los centros estatales en Cuba se colocan el gorro navideño, propio de países fríos. Y un Santa Claus inflable (los Tres Reyes Magos desplazarían al Dios-mercado y recolocarían al Niño Jesús como centro simbólico de la festividad) aparece sonriente en los establecimientos públicos, como símbolo de adelanto, de modernidad. We are the World, somos parte de aquel mundo, en inglés. Pero la modernidad que se nos vende es la de Miami, no la de New York”.

Enrique Ubieta Gómez, “Los neocolonizados”.