Cambiando el rumbo es el título de la reciente producción discográfica del pianista, compositor y arreglista Alejandro Cuenca, radicado en México hace unos años y de regreso al Festival Internacional Jazz Plaza.

“El jazz ha tomado un camino interesante en los últimos años. Para llevar el género al gran público debemos dosificar y diversificar y así, satisfacer todos los gustos. No puede ser tan exclusivo, lo vemos en grandes capitales del mundo y en grandes escenarios para grandes públicos. Mi rumbo es ese, buscar el gran público, siempre conservando la premisa de ofrecer un concierto elaborado y bien pensado”.

“En Cuba es increíble la prioridad que se le da a la cultura y en este caso el Festival Internacional de Jazz, con tantas sedes y tantos conciertos de elevada calidad, es un ejemplo de ello”.

Conversamos días antes de su concierto en el Teatro Martí como parte del evento en su edición 39, sobre todo para compartir detalles de ese álbum, basado en la ceremonia religiosa inicial del Oru Seco, que abre una trilogía en tributo a los 24 guerreros del panteón yoruba.

“México es un país multicultural, extremadamente diverso, y el disfrute que hace de la música y de las diferentes manifestaciones artísticas es diferente en cada región. El jazz tiene su público, sobre todo en grandes plazas y teatros durante festivales, y en especial en la capital del país, aunque en otras ciudades puedes encontrar una buena acogida.

La joven soprano Cristina Rodríguez fue una las convidadas de la noche.

“En Cuba es increíble la prioridad que se le da a la cultura y en este caso el Festival Internacional de Jazz, con tantas sedes y tantos conciertos de elevada calidad, es un ejemplo de ello. Es un evento que, además, conozco desde pequeño y me ha impresionado la dimensión que ha tomado y el nivel de importancia que los músicos de diferentes latitudes le reconocen”.

Cuenca demoró poco más de un año gestando la idea y el disco con músicos cubanos y mexicanos, demoró dos años. “Lo conforman ocho temas, siete de los cuales son de mi autoría y tomo como base, según la tradición religiosa, los toques de batá. Mantengo mi sello de combinar elementos del jazz contemporáneo con la música clásica, el canto lírico, el canto afro, el rap, entre otros.

El flautista Duanel Torres, uno de los artistas invitados al concierto.

“Cada guerrero tiene su personalidad. Por ejemplo, la sonata a Ochosi muestra la estructura clásica de la sonata y el tema lo llevé a los tres tipos de toque de este guerrero. En el caso de Obbatalá tiene el rap y el canto lírico, y así fui creando diversas sonoridades para Elegguá, Ochosí, Orula y Osaín”.

Osmel Nápoles, en la percusión.

En el concierto, Cuenca interpretó temas del disco, junto a los músicos: Cristóbal Espinosa, en el bajo; Juan Carlos Poveda, en la guitarra; Jonathan Jairo Marzo, en la batería y Osmel Nápoles, en la percusión. Tuvo como invitados a la soprano Cristina Rodríguez, al rapero Milton Oriel McDonald y a Duanel Torres, en la flauta.

Le rindió homenaje a Leo Brower con un arreglo al tema “Un día de noviembre”, así como un tributo a Chucho Valdés, con el tema “Oshum”, al que le hizo arreglos a la melodía y le incorporó letra y, por tanto, voz.

“Mantengo mi sello de combinar elementos del jazz contemporáneo con la música clásica, el canto lírico, el canto afro, el rap, entre otros”.

“Al concluir el Jazz Plaza en esta edición, trabajaré con la agrupación folclórica Rumberos de Mayabeque, con la cual pienso trabajar mucho este año, incluso para un proyecto discográfico. Participaré en México en un festival dedicado a Bach, que se realiza anualmente, donde tendré la posibilidad de hacer un dueto con la reconocida pianista mexicana Dulce Resillas y tendré una presentación con la Orquesta Sinfónica, con arreglos jazzísticos míos a música de Bach, acompañados del cuarteto. Tengo otros festivales en otras ciudades mexicanas hasta el mes de marzo, y vuelvo al estudio a grabar la continuidad de este proyecto”.