Aniversario 69 de un matrimonio feliz: BNC-FEU
En la historia del Ballet Nacional de Cuba, que este año arriba al 77 aniversario de su fundación, hay varias fechas que por su trascendencia constituyen hitos en su patriótico devenir en pro de que el arte del ballet fuese un derecho de todo el pueblo cubano. Entre ellas ocupa un lugar de extraordinaria relevancia el Acto Nacional de Desagravio que el 15 de septiembre de 1956 le tributara la gloriosa Federación Estudiantil Universitaria. Su motivación era consecuente con los estrechos lazos que habían establecido ambas instituciones, que incluyeron funciones especiales en el Estadio Universitario a partir de 1949, para masificar el público de ballet, así como el hermanamiento en los Festivales Universitarios de Arte en 1954 y 1955, donde subieron a escena las versiones completas de El lago de los cisnes y Giselle, y en diferentes actividades que tuvieron como sede la histórica Colina Universitaria.
Por ello, ante la agresión de la tiranía batistiana en 1956, que cercenó la escasa ayuda que la compañía recibía desde 1950, al no prestarse el conjunto danzario a las maniobras proselitistas del sanguinario régimen, la FEU, siempre a la vanguardia de los combates contra los males que florecieron en la llamada república mediatizada, no vaciló en ofrecerle a Alicia su apoyo solidario y se dio a la tarea de convocar en apoyo a esa causa a las más prestigiosas entidades sociales, artísticas y culturales de la nación. Desde entonces, cada 15 de septiembre vuelven a estrecharse en un ideario común el ballet y los universitarios cubanos.



En este sexagésimo noveno aniversario, la compañía, ahora dirigida por la Primera Bailarina Viengsay Valdés, volverá a compartir en el histórico tabloncillo “Valdés Daussá” con los estudiantes universitarios una fecha que honra a ambos. Durante más de cincuenta años he tenido el gran honor de compartir muy cercanamente ese aniversario y servir de “Notario”, como jocosamente me han definido los miembros de la FEU a través del tiempo. Por ello, al escribir esta semblanza para los lectores de La Jiribilla, he querido finalizarla con una página de la memoria, especialmente emotiva.
El 15 de septiembre del 2019, acompañado del entonces presidente José Ángel Castañeda y de María Claudia Rodríguez, en aquel momento secretaria de Cultura de la FEU, fuimos a visitar a Alicia a su casa para hacerle entrega de las históricas rosas rojas, que en cada aniversario conmemoran el Homenaje que le hicieran en el estadio de la Universidad de La Habana. Esa mañana la sentí muy perdida en su memoria, pero cuando le recordé el significado de esas rosas su rostro se iluminó y desprendió una del ramo, la pasó por su rostro y le dio un beso, mientras nosotros, con lágrimas en los ojos, no podíamos contener la emoción ante tan grande simbolismo. No la vi más y treinta y dos días después, el 17 de octubre, alrededor de las once de la mañana recibí una llamada en que me informaban que Alicia había dejado de existir físicamente.

Hermoso recuerdo este, que permanecerá en nosotros no solamente en cada aniversario del 15 de septiembre sino hasta el final de nuestras vidas.

