Como un atractivo muestrario, desde las artes visuales, de la espiritualidad humana, más allá de la práctica específica de alguna religión, puede catalogarse la primera edición de Aurora, exposición colectiva inaugurada en la sala Electa Arenal del Centro Provincial de Arte de Holguín.

La espiritualidad —vale añadir— desde las perspectivas, enclaves geográficos y circunstancias nacionales y socioculturales que han marcado la identidad y, por tanto, nuestros valores y nuestra fe.

La muestra celebra la conexión atemporal entre lo humano y lo trascendente, “reuniendo obras que dialogan con tradiciones diversas: el gesto meditativo del budismo, la intensidad mística del cristianismo, la geometría sagrada del islam o la energía ritual de las culturas indígenas”, como asegura en las palabras del catálogo Thais Palau Pineda, especialista en comunicación de la institución.

“Como un atractivo muestrario, desde las artes visuales, de la espiritualidad humana, más allá de la práctica específica de alguna religión, puede catalogarse la primera edición de Aurora”.

Recorrerla trajo varias sorpresas, como constatación de este diálogo, más allá, incluso, de los premios. Pues Aurora en su primera edición —a manera de estímulo a la creación— entregó un Gran Premio y varias menciones, luego de que el jurado, integrado por los artistas Jorge Hidalgo y María del Pilar Reyes, junto al profesor y antropólogo Alejandro Gómez Torres de Cádiz, evaluaran las obras. El principal reconocimiento lo obtuvo, de forma unánime, Vladimir Sánchez Pérez por tres tallas en madera: “El martirio de la fe”, “Rebelión” y “Fe, Esperanza y Caridad”, obras con sugerentes búsquedas formales y una cuidada elaboración muestra de su maestría técnica.

Las menciones fueron para Rosa Leticia Leyva Azze por “Cuidado de hacer llorar a una mujer, Dios cuenta cada una de sus lágrimas” (acrílico y perlas sobre tela), José Emilio Leyva Azze con la mixta sobre cartulina “Nuestra Señora Cristal”, y Yanely Esquijarosa Abradelo, con obras de la serie Se cerraron y volvieron a abrirse los caminos de la isla, en la que explora las posibilidades del papel artesanal o manufacturado y los tejidos, elementos que caracterizan su obra.

Llama la atención —en una selección variada, con curaduría de Roxana La O Sánchez, donde hay piezas de diferentes técnicas, desde la pintura tradicional hasta lo instalativo, y además disímiles maneras de apropiarse, mirar y abordar la espiritualidad, la fe y la religión— la obra “La dama del pantano”, mixta sobre papier maché de Bertha Beltrán Ordóñez, realizada hace ya unos 15 años y que se aleja de lo que conocemos de esta artista, principalmente la línea que la vincula a la ilustración y al naif, pero que no deja de ser, esta pieza, de una sugerente fuerza visual.

Además, “Sueños lúcidos”, mixta de Sheyla Rosa Tejeda; “Fe unitiva”, pastel sobre cartulina donde Dayamí Pupo se acerca a las formas y misterios del mandala; las piezas de la serie Vírgenes imaginarias, de la catalana Cristina Fonollosa (tanto de ella como de Bertha Beltrán y de Rolando Salvador Pavón podemos encontrar piezas en la sala principal de la institución, en la muestra Miradas, dedicada al naif local) y “Sagrada”, mixta sobre cartulina de la joven Lorena V.F.

“Recorrerla [la muestra] trajo varias sorpresas, como constatación de este diálogo, más allá, incluso, de los premios.”

De los fondos instituciones y como artistas invitados exponen en Aurora dos miembros del jurado: María del Pilar Reyes y el maestro Hidalgo, así como una fotografía digital de Julio Larramendi y una cerámica bizcochada de José Gabriel Rodríguez Maslotikhas. Encontramos en la sala Electa Arenal también creaciones de Adelina Rodríguez, Arquel Baganet, Carlos Emilio Leyva, el Grupo Arte desde el Corazón, Javier Torres Zaldívar, Manuel Mendoza y Oscar García, que son “destellos: algunos suaves como la primera luz del alba, otros incisivos como el rayo que disipa las sombras. La espiritualidad no es aquí sinónimo de paz estática —también hay furia, interrogantes y rupturas—, pero siempre como parte de una búsqueda compartida: la necesidad de dar forma a lo inexplicable”, añade Palau Pineda en el catálogo de una muestra con dirección general de Yuricel Moreno Saldívar y abierta al público en el Centro de Arte de Holguín.