El cine Yara, como parte de las salas de exhibición comprendidas en el programa del 46º Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, fue sede este miércoles de la proyección de un filme que celebra, con valentía y sensibilidad, la diversidad en su expresión más pura: Cherri, del director cubano Fabián Suárez.

Esta película, una coproducción de Cuba, Guatemala y México, se adentra en el universo íntimo de un personaje que desafía con su sola existencia múltiples estereotipos. Con una duración de 82 minutos, el filme construye, a través de una fotografía colorida y un diseño sonoro cuidadoso, un retrato conmovedor sobre el anhelo, la lealtad y la búsqueda de belleza en los márgenes.

La historia sigue a Cherri (interpretado con una verdad desarmante por el bailarín y coreógrafo Juan Miguel Mas), un hombre gay con sobrepeso cuya pasión es el ballet clásico. Su vida transcurre entre la coreografía para una singular compañía de danza de talla grande en una clínica habanera y el cuidado de su esposo discapacitado.

Juan Miguel Mas en el rol de Cherri. Fotos: Tomadas de Prensa Latina

Este equilibrio se fractura con la llegada de Tim, un joven y atractivo guardia de seguridad por quien Cherri desarrolla una fascinación erótica y emocional, aun siendo consciente de que puede ser explotado.

El título del filme, un ingenioso juego entre el francés “chéri” (querido) y el inglés “cherry” (cereza), encapsula la dulzura y la singularidad del protagonista.

Suárez, quien también firma el guion, se inspiró directamente en la trayectoria de Mas y su compañía Danza Voluminosa. El elenco, que incluye a Noslen Sánchez, el ya fallecido actor guatemalteco Roberto Díaz Gomar y el propio cuerpo de baile de la compañía, aporta una autenticidad poderosa a la narración.

El realizador, en colaboración con el director de fotografía Javier Labrador Deulofeu, buscó conscientemente crear “momentos mágicos” visuales que contrastaran con la crudeza de ciertas situaciones, logrando una paleta que refleja la complejidad emocional del relato. El montaje de Juan Manuel Gamazo y la música original de Héctor Téllez Jr., con la participación del contrabajista Gastón Joya, tejen el ritmo interno de esta historia de “amores fallidos y segundas oportunidades”.

“En un mundo (…) que con frecuencia impone cánones estéticos y narrativos estrechos, esta película ejerce un acto de resistencia y reivindicación”.

La importancia de que el cine aborde tramas como la de Cherri es fundamental. En un mundo —y una industria— que con frecuencia impone cánones estéticos y narrativos estrechos, esta película ejerce un acto de resistencia y reivindicación.

No solo visibiliza una corporalidad y una orientación sexual sistemáticamente relegadas, sino que las sitúa en el centro de una historia universal sobre el deseo y la vulnerabilidad. Al hacerlo, “provoca fricciones”, como afirmó el propio Suárez, sobre temas pendientes en la sociedad cubana y, por extensión, en muchas otras. Defiende el derecho a amar y a ser deseado desde la diferencia, y celebra la capacidad creativa y expresiva de todos los cuerpos, convirtiendo la danza en una metáfora de liberación.

Cherri trasciende, por tanto, la anécdota particular y deviene manifiesto fílmico sobre la inclusión. Su proyección en el FINCL confirma que el cine latinoamericano contemporáneo sigue siendo un espacio esencial para amplificar voces silenciadas y para recordarnos que la verdadera belleza, y el amor, residen precisamente en aquello que desafía la norma.