A veces los fotógrafos son vistos como meros reporteros de la realidad inmediata. Se les admira por su capacidad para captar el instante preciso, para documentar los grandes y pequeños acontecimientos de una época y por el testimonio gráfico que son capaces de dejar para la historia. Olvidamos a veces que la fotografía es también un medio de expresión que refleja lo que se halla detrás de la cámara; que las imágenes no solo muestran la exterioridad de lo que rodea al fotógrafo, sino también su universo interior, sus pensamientos, sus sentimientos, sus conflictos, sus gustos, pero a su manera, seleccionando y filtrando de una forma quizás única e identificable todos esos momentos, episodios y detalles. Gracias a su autenticidad, a su sinceridad, su cámara parece funcionar siempre en ambos sentidos.
“(…) la fotografía es también un medio de expresión que refleja lo que se halla detrás de la cámara”.
En esto radica precisamente la grandeza de Raúl Corrales como fotógrafo, en reunir ambas cosas: haber estado atento a los sucesos grandes o pequeños que registraba y haber logrado su propio sello fotográfico, su propio estilo documental. Con esta mínima muestra de sus fotografías, pertenecientes a la colección de la Fototeca de Cuba, iniciamos el homenaje a Raúl Corrales por su Centenario.