La Maestra y la Ceiba
Ni que decir tiene que me fascinan los parques, esos recintos abiertos, repletos de césped, árboles y bancos, donde se reposa del ruido citadino. Sirven, además, para estudiar las asignaturas difíciles, ésas en las que no nos queda más remedio que leer los apuntes justo antes de enfrentar el suspenso.