
Descansa en guerra, viejo Guille
17/5/2017
Ha muerto Guillermo Rodríguez Rivera, poeta, ensayista y profesor universitario cubano nacido en 1943, en Santiago de Cuba. Doctor en Ciencias Filológicas, profesor titular de la Universidad de La Habana y fundador del Caimán Barbudo, Rodríguez Rivera viene de una estirpe de patriotas, amantes de la canción cubana y devotos profundos del imaginario colectivo que esa canción encierra.

Guillermo Rodríguez Rivera, con la sabichería de un bardo y la erudición de un catedrático
Como salido de un paisaje remoto donde señorease el genio de nuestros grandes trovadores, Guillermo se manejaba en su (nuestra) cotidianidad con la sabichería de un bardo y la erudición de un catedrático; articulando una mezcla de jovialidad y rigor ajena a toda pose y dispuesta siempre a la interacción y la polémica. Había que oírlo hablar de su natal Santiago de Cuba, destrozando al paso todos los mitos que aun se tejen sobre esa región, tan querida por él, o desgajando chistes sobre cómo deberían llamarse instituciones que destacan por su ineficiencia y que, sin embargo, llevan nombres de gloriosos patriotas cubanos.
Nos deja una exquisita colección de textos poéticos, la mayoría compilados en su antología Canta, publicada en 2003 por Ediciones UNION, varios textos narrativos de gran valía, numerosas crónicas y artículos sobre asuntos medulares y diversos y ese monumental ensayo que es Por el camino de la mar o Nosotros los cubanos; pero sobre todo nos deja su transparente hilaridad, su inigualable gracejo intelectual y su capacidad infinita de fabular sobre la realidad sin el menor asomo de pedantería, con la elegancia de quien lo ha leído todo y la tranquilidad de saber que la sabiduría profunda está en el pueblo, en su incesante trasiego hacia la construcción de ese misterio que llamamos Patria y que, al decir de Cintio Vitier, alcanzaríamos a vislumbrar a través de las páginas de su fabuloso ensayo.
Descansa en guerra, viejo Guille y sigue dando batalla, ahora a través de tu valiosa obra, en esta inconmensurable tarea de llamar las cosas por su nombre. Ese es el recuerdo que prefiero guardar de ti, hoy que tu muerte es un hecho inevitable.
Nos sorprende la muerte, como casi siempre cuando se trata de alguien tan querido, necesario y patriota como GRR. Justo ayer estuve revisando textos de Mañach, y encontré una reflexión, que más tarde (obviamente) Guillermo desarrollaría mucho mejor, en “Nosotros los cubanos”, y justo ayer pensé dedicarle el trabajo, y le iba a pedir que humildemente me acompañara. Hoy , al recibir la noticia de su muerte, me dije Caramba, Guillermo juega hasta el final. No sé adonde irás, querido amigo, pero ten por seguro que nunca olvidaremos tu encantadora y constante presencia. Gracias, Jacomino, por reseñar sus muchas cualidades. No puedo con tanta tristeza!
Ya sé que no debería estar triste, porque Guillermo vivió la vida, la disfrutó y la apuró, y se fue sin deudas, casi alegremente, si no fuera por su única preocupación: que los suyos fueran a estar tristes, que fueran a sentirse desprotegidos. Así que me digo y le digo a Marlene que estar alegre es la mejor forma de quererlo.
No soy del ramo de la intelectualidad. Soy del ramo de la Medicina, con mayúsculas. El leer esta triste noticia, me ha encogido el corazón, sin palabras altisonantes ni novelescas, como no gustan los intelectuales. Es una gran pérdida para la intelectualidad cubana y para una familia de grandes profesionales y hombres de apellido RODRÍGUEZ RIVERA. Mis sentidas condolencias pra nuestra PATRIA.