La editorial de la Universidad de La Habana, festejando su décimo aniversario, tuvo una visión esencial, de largo alcance, de editar un libro fundamental para la cultura cubana y, por extensión, latinoamericana; la aparición de Estudios críticos sobre fotografía cubana, cuyo coordinador es uno de los más talentosos y entusiastas historiadores y curadores de la fotografía cubana en el presente siglo, el Dr. Rafael Acosta de Arriba. Felizmente hace su aparición en nuestras librerías en el 180 aniversario del arribo de la fotografía a Cuba, conmemoración de particular relieve si tenemos en cuenta que nuestra Isla “…se convirtió en el segundo país del mundo y el primero en Hispanoamérica en inaugurar de manera oficial el primer estudio público o comercial de retratos al daguerrotipo”.[1] Es un orgullo para nuestra nación estar a la vanguardia de un invento que llegaría con el tiempo a revolucionar las artes visuales en el mundo. Acosta de Arriba reafirma la trascendencia de su llegada cuando señala:

A la isla de Cuba la fotografía llegó apenas unas semanas después de patentarse el invento técnico en París fue sorprendentemente rápida su recepción, como lo atestiguan algunas noticias de periódicos de la época. Se acepta que, después de Estados Unidos, fue el siguiente país que lo recibió. De manera que fue la primera isla del planeta en ser fotografiada.[2]

El término de coordinador para este libro excepcional es constreñido e injusto, ya que no refleja en absoluto la investigación exhaustiva llevada a cabo por Acosta de Arriba y que culminó en esta joya de la bibliografía cubana, no sólo con el discernimiento de textos críticos sino también historiográficos y valorativos sobre la fotografía cubana. Creo más adecuado, como una caracterización de autor, la denominación de concepto editorial, porque ha sido capaz de reunir un conjunto de ensayos, con una proyección que trasciende lo nacional y que va más allá de los imprescindibles conocimientos para el estudiante universitario, sino que se extiende incluso al curioso lector de cualquier latitud a través de un hilo narrativo reflexivo, en que se van eslabonando las distintas etapas por las que ha atravesado esta expresión artística; desde los primeros textos que fijan su atención en los inicios de la historia de la fotografía en Cuba, en los que resaltan los nombres de María Eugenia Haya, Rufino del Valle, Ramón Cabrales y José Antonio Navarrete, hasta llegar a la contemporaneidad, con jóvenes talentos de la investigación como Nahela Hechavarría, Yenny Hernández, Hamlet Fernández, Maikel Rodríguez Calviño, Gretell Morell y Alain Cabrera. Cada uno, desde sus perspectivas y enfoques personales han enriquecido la visión de esta expresión artística que durante mucho tiempo no fue adecuadamente visibilizada como correspondía en el discurso coherente e integrador de las artes visuales en Cuba. De esta manera se unen autores clásicos como María Eugenia Haya, José Antonio Navarrete y Edmundo Desnoes con una nueva generación de jóvenes investigadores que ya han aportado apreciaciones originales al progreso de la fotografía cubana contemporánea.

Felizmente, Estudios críticos sobre fotografía cubana hace su aparición en nuestras librerías en el 180 aniversario del arribo de la fotografía a Cuba. Fotos: Cortesía de Rafael Acosta de Arriba

Considero muy afortunada la apreciación de Acosta de Arriba de comenzar esta antología con un ensayo de Marucha, el cual abre el camino a las investigaciones que vienen después. Sus “Apuntes sobre la historia de la fotografía en Cuba en el siglo XIX” constituye un texto clásico e imprescindible en cualquier selección que se haga sobre la fotografía cubana.

En el caso de José Antonio Navarrete se trata de uno de los más notables estudiosos de la fotografía cubana y latinoamericana, de un alcance y proyección continental. Curador principal de la más importante exposición sobre la evolución de la fotografía cubana en el siglo XX, “La fotografía en Cuba. Exposición retrospectiva”, realizada en diciembre de 1983. Este evento confirmó a Navarrete como un investigador de primera línea en esta expresión artística. En los años ochenta realizó también para el Museo Nacional de Bellas Artes dos exposiciones antológicas, Osvaldo Salas (marzo de 1984) y Crónica de un estudio. Fotografías de Joaquín Blez (junio-julio, 1987). Entonces resulta más que justo incluirlo en la presente selección como uno de los imprescindibles. Su ensayo “Elogio del retrato. Fotografías de Joaquín Blez” es un estudio definitivo sobre uno de los fotógrafos más representativos de su época. Tal como señala el autor “Su nombre traspasó nuestras fronteras. El retrato era Blez”.[3]

“A la isla de Cuba la fotografía llegó apenas unas semanas después de patentarse el invento técnico en París (…) Se acepta que, después de Estados Unidos, fue el siguiente país que lo recibió. De manera que fue la primera isla del planeta en ser fotografiada”.

Y entre los que hicieron época con sus palpitantes artículos y ensayos en los vertiginosos años sesenta se encuentra Edmundo Desnoes. Sus textos captaron la atención de la intelectualidad cubana, latinoamericana y europea de izquierda por su mirada penetrante del subdesarrollo y sus causas, del cual fue uno de sus principales teóricos. Para indagar en el pensamiento cultural de la década de los sesenta es indispensable consultar el ensayo de Desnoes “La imagen fotográfica del subdesarrollo,” en el cual realiza un análisis profundo de la fotografía por parte de la prensa occidental, cuando manipulaba imágenes de países que viven la precariedad de la miseria. Como señala con agudeza: “La imagen fotográfica del subdesarrollo… incide constantemente sobre nuestra experiencia y es un ingrediente decisivo en nuestra visión del tercer mundo”.[4] En el caso de Desnoes resulta contradictorio que un intelectual tan comprometido con la Revolución cubana haya decidido instalarse en Nueva York, donde transcurrirían los últimos años de su vida, siendo como es esta urbe la máxima expresión del primer mundo más sofisticado y elitista posible.[5]

“…la fotografía fue la mejor publicidad que tuvo la Revolución Cubana” Foto: “Primer día”, Roberto Salas, 1961

Otro de los ensayistas relevantes que aportan ideas notables a esta selección es Juan Antonio Molina, un destacado intelectual que ha realizado importantes consideraciones sobre la fotografía y, sobre todo, el cine. Su ensayo “Siete fotógrafos cubanos. El voluble rostro de la realidad” nos acerca a figuras trascendentes de las artes visuales contemporáneas cuya obra tiene como eje esencial la fotografía. Sus consideraciones sobre la obra de José Manuel Fors, Ramón Pacheco, Carlos Garaicoa, Juan Carlos Alom, Eduardo Hernández, René Peña y Eduardo Muñoz, constituyen penetrantes reflexiones que aportan una visión sintética pero inteligente sobre artistas indispensables a la hora de valorar la fotografía de las últimas décadas en nuestra Isla.

De los jóvenes talentos destacaría el admirable y lúcido ensayo “El corazón por la boca: sujetos queer en la fotografía cubana”, de Maikel Rodríguez Calviño que indaga a profundidad un universo sumergido en las sombras. Es apasionante la investigación que llevó a cabo sobre las imágenes gay, lésbica, transgénero y la manera de abordarlas por los fotógrafos del patio en la prejuiciosa sociedad cubana moderna y sus instituciones. En tal sentido Calviño señala:

…en el panorama visual cubano más actual no abundan ejercicios curatoriales centrados expresamente en el tratamiento fotográfico de lo queer, si bien algunos fotógrafos han sido incluidos (…) en exposiciones llenas de buenas intenciones que enarbolan un cuerpo teórico basados en los conceptos de “tolerancia”, “diferencia” o “lo otro”, sin tenerse en cuenta que dichas nociones implican un solapado ejercicio de discriminación simbólica derivada de la heterosexualidad normativa que define y transversaliza las sociedades contemporáneas…[6]

El ensayo más relevante en mi opinión, y con una visión más innovadora, corresponde a la investigadora y curadora Cristina Vives. Su análisis de la fotografía cubana de los años sesenta es transgresora porque evidencia lo mucho que se ha omitido para proyectar una mirada grandilocuente de la llamada imagen “épica” de los años sesenta. En tal sentido la ensayista señala como: “la fotografía fue la mejor publicidad que tuvo la Revolución Cubana”. Recomendamos enfáticamente la lectura reflexiva de este magnífico texto “Cultura y contracultura en tiempos de revolución: El caso de la fotografía cubana de los sesenta”. Nos permitirá indagar, a través de una mirada sagaz, uno de los períodos sobre el cual tenemos una visión unidireccional, a partir de una selección intencional de sólo unos cuantos fotógrafos. Muchos artistas del lente quedaron excluidos de la historia cultural de la fotografía en una época tan intensa como el primer lustro de los sesenta en espera de ser reivindicados por una nueva generación desinhibida de curadores y académicos.

El autor ha sido capaz de reunir un conjunto de ensayos con una proyección que trasciende lo nacional. Foto: “Olga”, de la serie Exilio. Foto: José A. Figueroa, 1967

Otro de los grandes méritos de Acosta de Arriba es incluir en la presente antología a reconocidos autores cubanos que no viven en la Isla. No es necesario mencionar nombres, son indiscutibles estudiosos de esta expresión artística, sin cuya presencia faltarían voces autorizadas en el devenir de la historia, la curaduría y la estética de la fotografía cubana.

Por último, recomendamos consultar y meditar sobre el ensayo que cierra el libro “Fotografía e historia en Cuba, la isla de las imágenes”, que constituye una profunda reflexión de Rafael Acosta de Arriba sobre esta manifestación artística y su vigencia en el arte contemporáneo actual. Tal como afirma el autor: “los códigos visuales de la fotografía cubana actual [constituyen] un imaginario equiparable al de otras latitudes”.[7]

La ausencia de un libro tan evidentemente necesario hasta fecha reciente, desconcierta ante la profusión de estudios culturales que han tenido lugar en el país, sobre todo acerca de la pintura, devenida desde la fundación de la Academia San Alejandro en nuestra expresión artística por excelencia. Rafael Acosta ha colocado al alcance del gran público un libro de imprescindible consulta que integra la fotografía al gran cauce de la cultura cubana.

Imágenes de la presentación del volumen en formato impreso, realizada el pasado noviembre en el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam, como parte del programa de la XV Bienal de La Habana.


Notas:

[1] Rufino del Valle y Ramón Cabrales. “Cuba, sus inicios fotográficos”, en Rafael Acosta de Arriba (coordinador). Estudios críticos sobre fotografía cubana. Editorial Universidad de La Habana. La Habana. p. 33.

[2] Rafael Acosta de Arriba. “Fotografía e historia en Cuba, la isla de las imágenes”, en Rafael Acosta de Arriba (coordinador). P. 324.

[3] José Antonio Navarrete. “Elogio del retrato. Fotografías de Joaquín Blez”, en Rafael Acosta de Arriba (coordinador). Op. cit. p. 201.

[4] Edmundo Desnoes. “La imagen fotográfica del subdesarrollo”, en Rafael Acosta de Arriba. Op.cit. p. 99.

[5] Se autoexilió en 1979, pasando a vivir en Nueva York.

[6] Maikel José Rodríguez Calviño. “El corazón por la boca: sujetos queer en la fotografía cubana”, en Rafael Acosta de Arriba. Ob. Cit., p. 273. 

[7] Rafael Acosta de Arriba. “Fotografía e historia en Cuba, la isla de las imágenes”, en  Estudios críticos sobre fotografía cubana. Ob. Cit.331.

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