“El pensamiento de Bosques (Gilberto Bosques Saldívar) está vigente en el siglo XXI, así como todo lo que hizo en defensa de Cuba”, dijo este jueves el embajador de México en la isla, Miguel Díaz Reynoso, durante la apertura del foro Gilberto Bosques Saldívar. Embajador en Cuba, que hasta este viernes acoge la Casa Benito Juárez en el casco histórico de La Habana Vieja. 

El diplomático recordó que Bosques llegó a Cuba durante la dictadura de Batista y ayudó a los refugiados cubanos en México; después, cuando triunfó la Revolución, los regresó. Incluso, se enfrentó a Batista cuando este amenazó con romper relaciones diplomáticas si los revolucionarios no eran deportados al país para que fueran juzgados.

El embajador de México en la isla, Miguel Díaz Reynoso, rememoró los vínculos de Bosques Saldívar con Fidel y Raúl cuando salieron del presidio de la Isla de Pinos. 

La investigadora Laura Moreno, gestora del foro, insistió en la necesidad de recordar la figura del diplomático mexicano, quien forjó una relación con la nación caribeña que fue más allá de gobiernos y se consolidó entre dos pueblos hermanos.

Por su parte, Eugenio Martínez, director general para América Latina en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, comentó que Bosques, con un trabajo muy discreto, aportó muchísimo a las relaciones bilaterales entre ambas naciones. “Hay veces que solo ellos saben lo que hicieron, pero es imprescindible recuperar lo que hicieron, saber por qué estamos aquí”. He ahí la importancia de eventos de este tipo.

Eugenio Martínez, director general para América Latina en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, dijo que Bosques aportó muchísimo a las relaciones bilaterales entre ambas naciones.

Gilberto Bosques le dedicó a Cuba 11 años, insistió Díaz Reynoso. “Vino aquí desde muy joven pero no a cumplir una tarea diplomática como lo hizo años después, sino a llevar armas de Cuba a México cuando era un revolucionario”.

Desde la década del 30, conocía a muchos cubanos exiliados en su país y participó activamente en la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR). Se acercó a figuras de la intelectualidad cubana como Nicolás Guillén, Juan Marinello y Carlos Rafael Rodríguez, con quienes sostuvo una gran amistad.

Trabajar durante la dictadura de Batista le permitió a Bosques conocer las atrocidades del régimen. “Fue artífice del refugio y asilo a los perseguidos que requerían la protección de México”.

El embajador rememoró en la cita los vínculos de Bosques Saldívar con Fidel y Raúl cuando salieron del Presidio de Isla de Pinos.  Recordó cuando el propio diplomático alertó al líder del Movimiento 26-7 sobre los planes de asesinarlo de la dictadura de Batista.

Gilberto Bosques Saldívar fue un diplomático de intachable trayectoria, reconocido en el gremio por librar grandes batallas en nombre de la justicia a nivel mundial.

En el programa del foro que sesionará hasta este viernes en la Casa Juárez destacan los paneles No fui yo, fue México: el legado de Gilberto Bosques en las relaciones México- Cuba; El gobierno de Adolfo López Mateos y la política exterior; La transición entre la dictadura y la revolución cubana; Los asilados de Cuba en México, 1952-1954 y Gilberto Bosques en el recuerdo de un funcionario, el embajador Eduardo Delgado Bermúdez.

También, Es busca de la imagen de Gilberto Bosques más allá de la labor diplomática; Apuntes sobre la presencia cultural de México en Cuba; Notas sobre las visitas de Gilberto Bosques a la Biblioteca Nacional José Martí; Gilberto Bosques en la memoria del mundo y La década cubana de Gilberto Bosques: Cuba y México bajo el principio de no intervención. Además, se presentará la Colección Digital Binacional México-Cuba.

El programa del foro ha incluido numerosos paneles que abarcan buena parte del quehacer del diplomático.

Gilberto Bosques Saldívar fue un diplomático de intachable trayectoria, reconocido en el gremio por librar grandes batallas en nombre de la justicia a nivel mundial. Originario de Chiautla de Tapia, Puebla, donde nació en 1892, fue profesor, periodista y un diplomático con gran vocación pedagógica.

Se le conoce en la historia como el “Schindler mexicano”, ya que, desde su posición como cónsul de México en Marsella, salvó la vida a miles de refugiados de todo el mundo, a quienes ofreció asilo durante la Guerra Civil en España y la Segunda Guerra Mundial.