La noticia de la muerte del doctor Jorge Ramón Cuevas fue sentida por muchos, me cuento entre ellos, como la de un familiar. Ocurrió el 2 de agosto del 2000, víctima de un accidente automovilístico en la provincia de Camagüey, donde se hallaba en misión de trabajo. Sin darnos cuenta, nos habíamos acostumbrado a verlo cada semana entrar en nuestros hogares con un programa ágil, instructivo y agradable: Entorno, media hora de acercamiento a la naturaleza, que en nuestra condición de telespectadores nos hacía meditar.

“Somos el cuarto país del mundo por la riqueza de su flora, y en el caso de algunos grupos de animales, el primero. Los cubanos disfrutamos de una naturaleza privilegiada”.

Biólogo y ecologista, de figura magra y rostro avejentado (aunque aparentara más, este habanero vivió solo 59 años), dotado de una voz cálida y convincente, el doctor Cuevas se había convertido —y hablamos de dos décadas atrás— en el ilustre profesor de cultura ambientalista de cada uno de sus televidentes. Excelente comunicador, sapiente sin pedantería y sencillo, Jorge Ramón Cuevas era uno más de la gran familia cubana. En cuanto al programa, era no solo atractivo visualmente, también permitía un mejor conocimiento de la flora, de la fauna y hasta de la geografía cubana, al tiempo que de manera inteligente nos instaba a luchar contra la indiferencia ante el maltrato de la vida natural.

“La preservación de la vida en todas sus variedades ha de ser una de las maneras de expresión de nuestra cultura”, afirmaba el Dr. Jorge Ramón Cuevas. Foto: Tomada de la página Facebook del CITMA-VC

Tuve el honor y la satisfacción de entrevistar al científico en su muy modesto hogar para la revista Mar y Pesca (edición de junio de 1999), y de aquella conversación separo este fragmento:

El desarrollo de la concientización es fundamental. El empeño por el desarrollo debe sustentarse en la utilización adecuada y racional de nuestros recursos. Somos el cuarto país del mundo por la riqueza de su flora, y en el caso de algunos grupos de animales, el primero. Los cubanos disfrutamos de una naturaleza privilegiada y por eso es tan importante conseguir un equilibrio entre los sectores que propugnan la conservación y los que promueven la transformación de la naturaleza. Es una lucha de contrarios y justo en su equilibrio se apoya el desarrollo sostenible, lo que, es decir, la conservación y la utilización de los recursos naturales a un tiempo.

Del doctor Cuevas queremos compartir otro criterio —bello criterio— que aquella tarde nos expresara al preguntarle acerca de la situación de nuestro país para hacer frente a los problemas medioambientales:

El hombre es capaz de hacer todo cuanto se propone y los cubanos hemos podido lograr proezas mucho más difíciles. Somos un país con una identidad propia, con dignidad y principios que hemos sabido defender. De ahí que podamos también erigirnos en un ejemplo de protección de la naturaleza. Porque es, además, una gran responsabilidad: la de preservar especies de animales y plantas que solo aquí viven, que nos son exclusivas y debemos conservar para las generaciones futuras. La preservación de la vida en todas sus variedades ha de ser una de las maneras de expresión de nuestra cultura. Y en ese sentido soy muy optimista.

Se trató, es hora de decirlo, de un estudioso con un currículum vastísimo. Licenciado en Ciencias Biológicas por la Universidad de La Habana, se doctoró después en Ciencias Ecológicas en la Universidad Martín Lutero de Alemania, fue distinguido por el resultado de sus investigaciones acerca de los ecosistemas nacionales y presidió la ONG cubana Pro-Naturaleza.

“Conservemos la tierra y la vida que ella contiene, es el pilar que siempre nos sostendrá”.

Sería injusto decir que el doctor Jorge Ramón Cuevas es un científico olvidado. Su legado se preserva en las acciones de la Sociedad Cubana para la Protección del Medio Ambiente Pro-naturaleza y en cuanto se vela y hace por el desarrollo de una cultura que desde edades tempranas promueva el respeto y cuidado de la naturaleza.

“Conservemos la tierra y la vida que ella contiene, es el pilar que siempre nos sostendrá”, fue su máxima. Sentimos, no obstante, que mucho aún podemos hacer para honrarlo, y una manera digna sería mediante la reposición de una selección de programas de Entorno, que no creo hayan perdido frescura, televisados en un horario temprano y por un canal de alcance nacional. Aún sin permiso del profesor Calviño, nos atrevemos a asegurar que bien valdría la pena.

1