“La compañía seguirá creciendo”

Rubén Ricardo Infante
29/1/2020

Formado como bailarín clásico, Enrique Corrales llegó a Acosta Danza en el momento en que necesitaba otras experiencias profesionales. Eran los meses finales del año 2015 y Carlos Acosta, a quien considera su ídolo, estaba realizando las audiciones para fundar lo que es hoy una de las principales compañías danzarias de la Isla.

Foto: Internet
 

Enrique asegura que el tránsito por la compañía le ha permitido crecer profesionalmente. Conoce muy bien todo lo que la agrupación le ha aportado en este viaje a lo largo de un quinquenio, pero no se atreve a definir, quizás por modestia, cuál es su legado o su impronta en Acosta Danza.

Recuerda con especial satisfacción la obra Twelve: “La que se me quedó más grabada es Twelve, no porque sea la más difícil, sino porque fue la que más me enseñó en el plano profesional y para la vida”.

Enrique, ¿qué es un bailarín?

Un bailarín es un artista, y un artista es creación, es libertad, es trasmitir lo que vas sintiendo y conociendo en la vida, entonces, yo recomiendo sinceridad. Yo le dijera al que quiere estudiar danza que lo más importante es ser sinceros con lo que hacen, que no se mientan a sí mismos para que puedan ser sinceros a la hora de asumir una clase, a la hora de bailar, a la hora de entregarle o transmitirle un mensaje al público. No todo el mundo tiene la capacidad, ni el valor, de estar en un escenario frente a cientos de personas y expresar con su cuerpo lo que siente, pero para mí lo más importante es que esa expresión sea sincera.

¿Cómo asumes el trabajo creativo que desarrolla la compañía?

Me resulta un poco engorroso porque trabajamos cantidad, trabajamos todos los días de 10:00 a.m. a 6:00 p.m., y en muchas ocasiones, incluidos los sábados, entonces a veces siento como si mi vida sucediera allí, como si estar en la compañía fuese prácticamente mi vida.

Pero, a la vez, resulta inspirador no solo para mí, sino para otros bailarines y otras personas que lo ven desde afuera. Es la prueba de que cuando uno quiere lograr algo, claramente requiere sacrificios, pero lo puedes lograr.

Además, pienso que, entre otras cosas, gracias a ese trabajo creativo que hemos desarrollado, Acosta Danza no es solo un proyecto que se fundó y ya, sino que ha ido creciendo y ha logrado insertarse en el panorama escénico cubano, donde existen excelentes compañías, con un buen nivel.

No sé qué papel juega, pero para mí tiene un rol motivador, de inspiración, de deseos de hacer, además está incluida la perspectiva de nuestro director, que al ser un bailarín internacional nos da otra visión, y eso hace que hasta el más mínimo detalle sea diferente a lo que uno está acostumbrado a ver y a hacer.

Coreógrafos que te han marcado en la propia compañía…

Uno de los que más me aportó es Jorge Crexis, coreógrafo de Twelve, él nos enseñó que la danza es efímera, que cuando uno está bailando las cosas que te suceden tienes que superarlas y seguir, no quedarte en ese momento, sino seguir, si te quedas en lo que pasó, no te va a salir bien lo que está por venir, y así mismo en la vida. Solución en tiempo real, es una frase que decía mucho para su pieza.

Otra enseñanza que me dejó es que no hay límites en el cuerpo, sino que, por el contrario, cuando uno siente que llegó al límite, aún puede dar más. La tendencia cuando estamos cansados es querer parar, pero todo está en nuestra mente, si uno lucha contra eso, ahí es cuando de verdad te sorprendes de cuánto más puedes dar, cuánto más puedes lograr.

¿La coreografía más difícil?

Siempre trato de poner mi espontaneidad y libertad en función de cada nueva obra y creo que por eso me va mucho mejor.

Pero todas han sido difíciles porque todas tienen su peculiaridad, su complejidad y su forma de bailarse que es diferente, porque cada coreógrafo tiene un estilo particular por el que uno debe regirse.

¿Quién es, para ti, Carlos Acosta?

Lo vine a conocer en las audiciones que realizó para fundar la compañía, él era mi ídolo como bailarín, y conocerlo en persona me impactó mucho. Como director le tengo ese respeto de que es mi ídolo, que es algo intocable, algo casi inalcanzable…, pero bueno, por lo que he podido conocer, él es una persona que lucha por lo que quiere, que tiene esa visión de que en la vida no hay límites, ni imposibles. Lo que más me impresiona de Carlos Acosta es su capacidad y sus deseos de siempre querer un poco más, de querer llegar más lejos.

¿Cómo te sientes con el hecho de vivir y trabajar con una persona que es bailarina como tú?

Lo más importante es tratar de separar, tener en cuenta que cuando Laura está en el trabajo, no es Laura mi novia, sino mi compañera. Después de las 6 p.m. tratamos de no hablar más sobre trabajo y de no llevarnos cargas profesionales para la casa. A nosotros nos va bastante bien con eso.

Yo creo que no es malo, que es muy bueno que mi pareja trabaje conmigo.

¿Por qué?

Porque sabes que tienes un apoyo, porque como ella conoce mi mundo, entiende lo que me puede estar sucediendo en algún momento y me ayuda a superarlo. Porque nos damos nuestros puntos de vista, nos criticamos, nos corregimos, si tenemos que decirnos que algo está mal lo hacemos, pero siempre con respeto. Es un gran apoyo.

Foto: Twiter
 

¿Crees que la danza cubana se parece a la que se hace actualmente en otras partes del mundo?

La danza cubana tiene algo especial, tiene un color y un calor que en otros lugares no se ve. El bailarín cubano baila con entrega, con un extra…, que en otras compañías a nivel internacional no siempre se encuentra. Y no tiene nada que ver con calidad, dominio técnico o puesta en escena. No tiene nada que ver con eso. Es algo extra que nosotros sentimos, el público lo siente, recibe eso y el propio público nos lo demuestra a través de los aplausos, y esperan a la salida de los teatros para hacérnoslo saber.  

Recientemente estuvimos en Chile, y en varias ocasiones al final de las funciones se abría el telón y teníamos intercambios con el público. Una señora nos dijo: “Yo tengo 70 años y nunca en mi vida había visto una compañía con esta calidad, nunca en mi vida había tenido la posibilidad de ver algo así”. Es muy gratificante escuchar eso, saber que tuviste la capacidad de transmitir, de emocionar a alguien. Eso a uno lo reconforta mucho, es algo que no tiene comparación.

¿Cómo te ves dentro de cinco años?

A mí me gustaría volver a bailar ballet clásico, pero tengo el temor de que no lo voy a bailar bien, al menos como creo que se debe bailar. Pero sí quisiera bailar neoclásico, no sé si dentro de cinco, diez, tres…, pero sí me gustaría dedicarme a bailar neoclásico. Por mis características y por mi formación me siento muy identificado con ese estilo y me gustaría mucho poder perfilarlo.

¿Y a la compañía cómo la ves dentro de cinco años?

La veo mucho más grande. Creo que, si seguimos trabajando como hasta ahora, el nivel técnico y artístico de la compañía seguirá creciendo y existirá Acosta Danza, no solo dentro de cinco años, sino por muchos más.