Amplio debate público se ha establecido por estos días en torno a la inscripción multinacional del bolero en la lista representativa del Patrimonio Inmaterial de la Unesco. Al respecto, desde el gremio de la musicología y, específicamente, desde el Centro de Investigación y Desarrollo de la Música Cubana, una de las instituciones que aportó a la creación del expediente que avala la candidatura, la maestra Dra. C Miriam Escudero dijo: “unir a Cuba y a México en esta declaratoria engrandece al bolero, porque es patrimonio de toda la humanidad”.

Sobre esta decisión, que tanto incide en la vida cultural de ambas naciones, Yahima Esquivel Moynelo, embajadora y representante permanente de la República de Cuba ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), destacó que la inscripción del bolero en la lista representativa del Patrimonio Inmaterial, merece una gran celebración, así como la oportunidad de haber podido presentar la propuesta. 

“Esta es la primera candidatura binacional que ostenta Cuba acompañada de México”, dijo. “La nominación hace referencia a la práctica cultural del bolero, presente tanto en Cuba como en México y en otros países de la América Latina y el Caribe”.

“Es un nuevo puente de visibilización de un elemento cultural vivo, potente y en constante evolución”,  comentó Yahima Esquivel.

La Convención de Patrimonio Inmaterial cuenta con tres listas: la Representativa, la de Salvaguarda Urgente y la de Buenas Prácticas. La denominación presentada por Cuba y México fue para Lista Representativa, con el objetivo de que fuera reconocido el valor universal de un patrimonio común compartido, con un valor único y excepcional, que hace especial énfasis en las comunidades portadoras de este patrimonio.

“Esta es la primera candidatura binacional que presenta Cuba acompañada de México”.

“Ambos países iniciaron todo un proceso amplio de identificación de las comunidades portadoras, de consentimiento previo asistido para poder llevar la nominación al Órgano Experto de la Unesco en el marco del Comité Intergubernamental del Patrimonio Inmaterial. Trabajar un expediente de candidatura toma prácticamente más de dos años, labor que se realiza con pleno consentimiento de la comunidad portadora”, subrayó Esquivel Moynelo.

En ese sentido, destacó la importancia de entender que la Convención de Patrimonio Inmaterial de la Unesco no declara un género musical, sino que reconoce las prácticas, usos y saberes que se transmiten de generación en generación, a fin de afirmar el valor universal de un patrimonio.

Añadió la funcionaria que esta no es una lista representativa que busca definir un origen, pues no es en sí misma una denominación de origen ni de autenticidad de un género u otro, sino el reconocimiento a una comunidad portadora que cultiva dicha práctica en ambos países, independientemente del origen geográfico que tenga el elemento como tal.

“La Convención de Patrimonio Inmaterial de la Unesco no declara un género musical, sino que reconoce las prácticas, usos y saberes que se transmiten de generación en generación”.

Formas de hacer con mirada futura

Otro detalle referido por la embajadora indica que cuando un país presenta una candidatura tiene que hacerlo a nivel de Estado. Las comunidades por sí solas tienen que acudir a los órganos e instituciones con capacidad de representación dentro de la Convención del Patrimonio Inmaterial, que es una convención intergubernamental.

“Una vez presentado el expediente pasa por un proceso evaluativo amplio, profundo, de un órgano de evaluación, integrado por expertos que constituyen una representación equitativa de todas las regiones. Hay también peritos de ONG con experiencia en el trabajo de patrimonio inmaterial. Así son evaluadas las propuestas sobre cinco criterios fundamentales:

Primero: identificar, cuál es el elemento de la candidatura, sus usos, saberes, prácticas y espacios sociales donde se desarrolla este. En el caso del bolero, ese elemento se identifica con la práctica cultural, los espacios sociales y todo ese arte de transmisión del elemento. Esto es importante porque es fácil pensar que se tata de la significación del género musical; sin embargo, dicha declaratoria lo que promueve es la práctica cultural presente en ambas naciones.

Segundo: el valor del elemento en sí: cómo ayuda a la cohesión social, cómo contribuye esta práctica social a transmitir valores de generación en generación, sin que haya ningún sesgo en el elemento que viole los derechos humanos, la igualdad de género.

Tercero: consentimiento previo de la comunidad portadora.

Cuarto: Trabajo arduo de inventario, que no está limitado a cantores, canciones, repertorio musical; va dirigido a los cultores portadores, que viven y practican esta tradición.  En ese caso es muy significativo reconocer el trabajo que se ha hecho desde el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural, del Consejo Nacional de Casas de Cultura, del Ministerio de Cultura, y el Centro de Investigación y Desarrollo de la Música cubana, adscrito al Instituto Cubano de la Música, por el trabajo de inventario e identificación, visita a los portadores que ha abarcado a lo largo y ancho del país.

Quinto: El Plan de salvaguarda del elemento, que comprende cuáles son las acciones que desde la comunidad se realizan para proteger y preservar el bolero, cuáles son las acciones que se asumen a nivel de las instituciones competentes para ello, así como las acciones que se realizan desde el marco jurídico-normativo en el país para preservar el patrimonio cultural inmaterial.

En Cuba recientemente acaba de aprobarse una nueva ley general para la protección del patrimonio que también se extiende y comprende una nueva dimensión del patrimonio material y su gestión integral.

Cuba y México iniciaron todo un proceso amplio de identificación de las comunidades portadoras.

“Tomando estos cinco criterios ha sido muy positiva la aceptación de la candidatura a favor del bolero, el reconocimiento a la calidad de los materiales presentados, del audiovisual que acompaña al expediente, así como el plan de salvaguarda que es, a la larga, el elemento más importante de una declaratoria.

“Una vez hecha, (es necesario ver) cómo se va a trabajar en la promoción de ese patrimonio común que tenemos el placer de compartir con México, un país que también ha albergado al bolero y donde hay una gran cantidad de portadores que defienden dicha tradición y sus valores”.

En Cuba recientemente acaba de aprobarse una nueva ley general para la protección del patrimonio que también se extiende y comprende una nueva dimensión del patrimonio material y su gestión integral.

Tener una candidatura binacional —añadió Esquivel Moynelo— nos ofrece la posibilidad de trabajar estrechamente y constituye un espacio de cooperación para preservar ese género musical. “En el caso de Cuba y México, tenemos una unidad importante en el ámbito de la cultura; son muchísimos los elementos culturales que compartimos y esto favorece la oportunidad de seguir reforzando esa combinación histórica en el ámbito de la cultura.

Cuba también trabaja en otros expedientes multinacionales, significó la funcionaria. “En el próximo año será examinado el del casabe, candidatura que compartimos con Venezuela, República Dominicana, Haití y Honduras. Cada vez, con mayor frecuencia, la Unesco estimula y reconoce el esfuerzo de cooperación que hacen los países, en el ámbito del patrimonio inmaterial para la protección de un patrimonio común compartido. Es este un término importante y uno de los principales retos que tiene la Convención en su 20 aniversario (que este año celebra), y Cuba se regocija al ser uno de los estados fundadores firmantes de ella.

“La Convención cuenta en la Lista Representativa con elementos de la cultura cubana como la Tumba francesa, la rumba, la décima cantada, las parrandas, los saberes de los maestros roneros y ahora se suma el bolero. Se trabaja intensamente en otras candidaturas, como el son, elemento fundamental de nuestra cultura.

“Dentro de los retos fundamentales que tiene la Convención en su vigésimo aniversario está seguir trabajando en la sensibilización en torno a ella, de modo que se comprenda el alcance de sus listas, que no representan por sí solas una denominación de origen, ni una certificación de garantía o propiedad, sino un espacio importante de reconocimiento al patrimonio común y, sobre todo, a las comunidades portadoras, que son las encargadas de transmitir de generación en generación y  preservar las tradiciones”.

Tales fueron las reflexiones de la embajadora y representante permanente de la República de Cuba ante la Unesco, Yahima Esquivel Moynelo, en torno a la candidatura binacional del bolero para ostentar la condición de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

“Es un nuevo puente de visibilización de un elemento cultural vivo, potente y en constante evolución que, amén de los límites geográficos, ha trascendido el tiempo desde la práctica social en Cuba y México”.