La siembra del Ballet en Cuba
Más de medio siglo atrás, exactamente 94 años, han transcurrido desde aquel junio de 1931 en que se fundara la Escuela de Ballet de la Sociedad Pro-Arte Musical de La Habana, una entidad que surgió para superar una crisis económica, más que para formar bailarines profesionales. Esa escuela, aunque no tuvo como objetivo principal formar artistas profesionales de la danza, tuvo el mérito histórico de iniciar en Cuba, de manera sistemática, los estudios de esa disciplina artística.
Bajo la guía del maestro ruso Nicolai Yavorsky, tres de sus alumnos más eminentes, Alicia Martínez (1931), Alberto Alonso (1933) y Fernando Alonso (1935), fueron capaces de mostrar el talento cubano para la danza y de proyectarse al plano profesional, donde adquirieron experiencias en entidades como el Ballet Ruso de Montecarlo, las comedias musicales de Broadway, el Ballet Caravan y el Ballet Theatre, en los Estados Unidos. Pero, sobre todo, ellos tuvieron el mérito histórico de querer siempre que esas ricas experiencias se pusieran en función de un ballet cubano.
“Fue un duro bregar en los tiempos de la república mediatizada, no obstante, además de su alumnado básico hicieron extensiva sus lecciones a sectores cada vez más populares de la nación en cursillos, talleres especiales y cursos de verano”.
El primer paso decisivo en ese empeño fue la creación el 28 de octubre 1948 del Ballet Alicia Alonso, hoy Ballet Nacional de Cuba, que contó con un elenco de cuarenta miembros, pero solamente 16 cubanos. Era necesario encontrar y desarrollar el talento genuinamente nacional y por ello, en otro junio, pero de 1950, dieron el paso audaz de crear la Academia de Ballet Alicia Alonso, cuyo objetivo esencial fue formar las futuras generaciones de bailarines cubanos profesionales.
Fue un duro bregar en los tiempos de la república mediatizada, no obstante, además de su alumnado básico hicieron extensiva sus lecciones a sectores cada vez más populares de la nación en cursillos, talleres especiales y cursos de verano, muchos de los cuales contaron con la presencia de ilustres pedagogos de fama mundial.
En ese plan de masividad, la Academia de Ballet Alicia Alonso extendió su labor formadora a numerosas localidades de la nación, desde la occidental Pinar del Río hasta las orientales localidades de Santiago de Cuba, Bayamo y Manzanillo.

Con el triunfo revolucionario de 1959, la compañía reorganizada ya como Ballet Nacional de Cuba, hizo extensiva sus experiencias al sistema nacional de escuelas de arte creado en toda la isla, y en su propio quehacer incentivó proyectos docentes como el departamento de docencia especializada, el taller La Joven Guardia y los cursos prácticos internacionales de la Escuela Cubana de Ballet conocidos como Cuballet que permitieron un acercamiento de alumnos cubanos y extranjeros a los principios históricos, técnicos, éticos y estéticos de la hoy mundialmente reconocida Escuela Cubana de Ballet.
Nombres como los de Laura Alonso y Miriam Vila, siguiendo los lineamientos siempre preclaros de Alicia Alonso, encabezaron durante mucho tiempo esos empeños. Hace 25 años surgiría la Cátedra de Danza del Ballet Nacional de Cuba, a cuyo haber se suman los cursos y talleres que han tenido a millares de alumnos como sembradores y descubridores del inagotable caudal de talento que hay en el pueblo cubano para la danza.
El pasado domingo 13 de julio la Sala Avellaneda del Teatro Nacional de Cuba fue testigo de la celebración del Festival Quien baila es más feliz, para festejar el cuarto de siglo de los mencionados talleres. Bajo la guía de Viengsay Valdés primera bailarina y directora del Ballet Nacional de Cuba, y la profesora Mercedes Beltrán, el espectáculo ofreció una bella panorámica del trabajo realizado durante su último periodo, con una participación destacada de casi un centenar de alumnos, quienes interpretaron coreografías creadas por los profesores de la Cátedra de Danza, en las que se mostraron diversos estilos de baile, con la apoyatura musical de varios compositores tanto cubanos como del patrimonio universal.
“Hace 25 años surgiría la Cátedra de Danza del Ballet Nacional de Cuba, a cuyo haber se suman los cursos y talleres que han tenido a millares de alumnos como sembradores y descubridores del inagotable caudal de talento que hay en el pueblo cubano para la danza”.
Como clausura de ese espectáculo, que se caracterizó por su dinamismo y buen gusto, se rindió homenaje a varios de sus fundadores y se ratificó la confianza de que estos talleres son de trascendente valor para el descubrimiento de nuevos talentos, que habrán de incorporarse en un futuro no muy lejano al sistema nacional de enseñanza cuya rectoría está a cargo del Centro Nacional de las Escuelas de Arte.
El ballet cubano tiene sólidamente garantizado su futuro y ello lo hemos podido comprobar en eventos muy recientes de carácter masivo, como los Encuentros Internacionales de Academias para la Enseñanza del Ballet y los Talleres Vocacionales de la Escuela Nacional de Ballet Fernando Alonso.

