¿Libertad de expresión versus institución?
23/3/2018
De la Declaración del ICAIC acerca de no admitir la exhibición de la obra en progreso Quiero hacer una película, me llamó la atención de modo positivo su defensa del derecho institucional a pronunciarse y decidir. Es algo que se admite apenas sin respingos en la industria corporativa del mercado del arte, pero que no se acepta en instituciones que prefieren la pobreza, y hasta la quiebra, antes que negar las posibilidades de financiamiento y desarrollo. Ese es el don esencial y primigenio de la institucionalidad revolucionaria cubana. En su largo camino existe, cómo no, el accionar errático, como en todas y cada una de las obras humanas, incluido en ello la obra en evolución de creadoras y creadores. No hay institución perfecta. Aunque sí ha sido perfecta la voluntad de no desfallecer, de no abandonar los preceptos primarios del proceso revolucionario cubano: que la ciudadanía toda tenga igual derecho, e igual posibilidad, de acceder a la cultura genuina. No es el ICAIC una excepción.
Imagen promocional del filme. Foto: Internet
La corta información de que disponemos los que estamos ajenos al accionar institucional interno, y aspiramos solo al resultado concreto de las obras —artísticas e institucionales, que ambas son imprescindibles—, revela, también, un error de buena voluntad institucional que más parece una trampa: compromiso tácito con una obra de la que nada se sabía y con muy escaso tiempo para el análisis y menos material de información que sustentara su aceptación. La propia organizadora lo revela en su muro de Facebook, pues se niega a entregar el material que la propia institución debe asumir como parte del proyecto que auspicia y que financia y, sobre todo, que legitima y autentifica.
¿Por qué, si no es así, insisten estos realizadores jóvenes en insertarse en la plataforma del ICAIC? ¿Para qué necesitarían al lobo feroz de los censores si, simplemente, no lo necesitaran?
Hay en este caso, y una vez más, un comportamiento de disidente botellero; o sea, de adolescente (artístico y mental) que sólo puede mostrar su rebeldía a través de la propia familia que, aún así, lo protege. Curiosamente, el ICAIC, es decir, la familia simbólica, financia y legitima, en tanto el realizador adopta a la familia que lo oprime; como que no juega la estructura significacional con las piezas en curso, revueltos en su olimpo Levy-Strauss y Barthes, por ejemplo.
Por mi parte, dudo de que alguien que es capaz de pastichar un diálogo semejante en una película, pueda sostener un debate profundo acerca del pensamiento martiano, de sus orígenes, desarrollo e, incluso, sus circunstancias de legado. Para no hablar de que esa seudointertextualidad superficial que revela anuncia apenas un simple gesto análogo a lo que llaman perreo en la música urbana. Lo que parece reflejar el insultante diálogo (insultante, aclaro, no desde el punto de vista del personaje, que se muestra como un verdadero imbécil, sino desde el punto de vista del realizador, quien se desliza como un verdadero oportunista) es una reacción contra el uso del legado, acaso contra la simplificación estándar que la enseñanza retransmite. Este tópico, dicho sea de paso, es obsesión de la institucionalidad educacional, aunque no es fácil lograr que la humanización de la enseñanza histórica se expanda con una herencia burguesa de métodos educativos.
No obstante, la reacción en redes atrae el apoyo de intelectuales que cierran filas en contra de la institución que ha validado y protegido su obra, desde que empezaron y hasta los momentos en que le lanzan sucesivas coces. Para ellos la postura es a priori. En nombre de una libertad de expresión que predican, sin convencer, aplican la censura más férrea a la institución revolucionaria. No van, digamos, a la institucionalidad cristiana que rige la moral ni a la institucionalidad ideológica burguesa que rige el espíritu de lo tolerado, aunque incómodo, no; se encaraman de plano, y muy ramplonamente, al foco de agresión de guerra cultural: el accionar cultural que el proyecto revolucionario cubano ha sostenido a pesar de toda crisis.
También, cómo no, niegan la ideología de plano, como si la ideología no fuese también, en el más chato de los casos, una disciplina científica, un objeto de estudio. Se adhieren, con docilidad pasmosa, al patrón desideologizador de la ideología post, hegemónica y depredadora, precisamente, de la libertad de expresión.
¿No cabe la posibilidad de equilibro en sus juicios? ¿No han existido personas de talento y capacidad de valorar y discernir en las instituciones? Se deduce que no de sus salidas públicas. El maniqueo ejercicio de los buenos y los malos les allana el camino de la desatención, del apoyo a la falta de respeto por tal de hacer un nuevo mérito de rebeldía ilocutoria.
Acaso el error primigenio de este absurdo se halle en el propio título que ha dado origen al conato de guerra cultural. El camarada Yimit quiere hacer una película; que lo logre es harina de costales diversos. Ya lo decía Guillén, Nicolás, el poeta nacional: “Comprendo joven, su desesperación y prisa, pero antes de deshacer un soneto, lo anterior es hacerlo”.
Y para seguir con Guillén, parafraseando a mi albedrío alusivo: “si escasea demasiado el talento en el Uno, por favor, respeten alguna que otra vez, tanto a Martí, como a la luna”.
Reconocido (por mi) ausente del debate sucintado, y de buena parte de lo que se describe en el comentario, me arriesgo y mi opinión doy. Creo que si, en ocasiones, no pocas, es visible la toma de partido, por lo general contraria a la institución y la institucionalidad, de quienes pretenden evadir valores y en busca de un protagonismo, no necesariamente cultural y terminan en lo realmente pretendido, que no va mas allá de la intención de llamar la atención de financieros y apostadores. Eso puede ser entendible. Duele sin embargo, ver como algunos de nuestros intelectuales y artistas de vanguardia, se pliegan a estas posiciones, que a la larga se desvisten como la sin razón. Creo en la necesidad del arte diverso, de la posibilidad de que no solo la ¨academia¨ aporte al bienestar de nuestras almas y del espíritu, como también creo en la necesidad de respetarnos los unos a los otros y salvaguardar a toda cosa un proyecto social que ha asegurado, a pesar de todo, el quehacer de la cultura y el arte.
Estimado Jorge Angel, ante el apoyo de los profesionales que cierran filas en contra de la institución porque no se pregunta porque no hay ningun realizador que se le ocurre manifestar publicamente su apoyo a la institución. No le parece que la instutución ha realizado todo lo posible por no ganarse ese apoyo. El ICAIC no es de sus directivos sino de los mrealizadores, o debería ser. Si usted consigue que algun premio nacional de cine apoye las decisiones del ICAIC publicamente empezaré a pensar que tal vez la presidencia tiene la razón.
¿Qué dice el gran cineasta Werner Herzog sobre el “cine independiente”?:
“Yo desarrollé ideas e hice carpetas y las llevé a presentarlas a cadenas de televisión y financistas y siempre me las rechazaron, fue algo muy humillante. Y entendí también que nunca iba a ser independiente porque el cine independiente es un mito, el único cine independiente son las películas que haces con tu familia en navidad. Pero sí hago una clara distinción: siempre trato ser autónomo, y entendí que es necesario ganar dinero para hacer películas y empecé a trabajar como soldador en una fábrica en los turnos nocturnos porque durante el día todavía iba a la escuela. Y también hice otros trabajos raros y me gané el dinero. Y mi consejo para ti, si tienes un cuerpo capaz y eres un hombre joven: sal, busca tu dinero y con menos de diez mil dólares yo creo que puedes hacer una película de ficción. Así que por favor, no se me quejen, sin quejas.”
Estimado Armando, creo que su llamado parte de la misma confusión a priori a la que hago referencia en mi artículo: quien defiende el derecho de la institución se considera parte de ella o, peor, becario del oficialismo. Yo, que soy autor con obra y currículo que espero indague, si es que no conoce al menos las fichas esenciales, me manifiesto como tal, valiéndome de la perspectiva de inspección social que me da la sociología y de la percepción semiótica de las conductas y expresiones artísticas. Nada tengo que ver con el ICAIC y ni siquiera conozco a los implicados. Veo, eso sí, el trasfondo desestabilizador de la perspectiva del fenómeno y, sobre todo, el oportunismo de quien no tiene obra y busca fama a costa del trabajo altruista que le da oportunidades. No hago activismo, como pretende, y no tengo por qué llamar a una campaña de Premios Nacionales para apoyo de la decisión. Eso le correspondería a la propia institución; si lo consigue o no, de la calidad de su trabajo hablará. Las compañías que corporativizan el cine bien que lo hacen y bien que someten a sus asalariados. No es ese el caso del ICAIC, aun cuando cometa errores de criterio, o de procedimiento. En mi artículo ¿Libertad de expresión vs institución? (que le ruego lea con la atención que pide su clara redacción, a pesar de las alusiones irónicas que se deslizan), intento deconstruir la esencia de esos mismos sofismas que Ud. utiliza en mi descargo y que son la piedra de toque hacia el desmontaje del proyecto revolucionario cubano. La conducta de los implicados, como la suya, se ha definido a priori, sin espacio para el debate y la aceptación de perspectivas diferentes. Eso, también desde mi perspectiva personal de individuo, de intelectual, de sociedad civil, por cierto, es inadmisible, y así elijo manifestarme.
No puedo quedar tranquila ante tan importante debate y apoyo las
palabras del prestigioso escritor y sociólogo Jorge Ángel Hernández
Pérez, cuando expresó:
“… Veo, eso sí, el trasfondo desestabilizador de la perspectiva del
fenómeno y, sobre todo, el oportunismo de quien no tiene obra y busca
fama a costa del trabajo altruista que le da oportunidades…”.
Soy cubana, revolucionaria, y estudiosa del pensamiento de nuestro
eterno Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, por ello les envío este
artículo que escribiera Omar Pérez Salomón acerca del tema:
Fidel y la libre expresión
3 agosto, 2011 de La pupila insomne
https://lapupilainsomne.wordpress.com/2011/08/03/fidel-y-la-libre-expresion/
Los invito a que se detengan en este párrafo:
“Si usted llama libertad de prensa al derecho de la contrarrevolución
y de los enemigos de Cuba a hablar y a escribir libremente contra el
socialismo y contra la Revolución, calumniar, mentir y crear reflejos
condicionados, yo le diría que no estamos a favor de esa ‘libertad’.
Mientras Cuba sea un país bloqueado por el imperio, víctima de leyes
inicuas como la Helms-Burton o la Ley de Ajuste Cubano, un país
amenazado por el propio Presidente de Estados Unidos, nosotros no
podemos dar esa ‘libertad’ a los aliados de nuestros enemigos cuyo
objetivo es luchar contra la razón de ser del socialismo.
En mi opinion personal es hora de hacer un dialogo constructivo, propositivo, en vez de caer en pandilla cual mitin de repudio contra unos jovenes y un filme que no se ha concluido segun tengo entendido.No es menos cierto que el dilema en cuestion radica en que la figura del apostol se ve involucrada de manera indirecta por el verbo desenfrenado de uno de los personajes, no creo que esto adquiera la repercusion como para que dejemos de admirar a la figura politica y humana de Jose Marti.Tampoco es tiempo como para descalificar a los jovenes y utilizar cualquier epiteto habitual, o que estan conectados economicamente con el Imperio (el del norte) o buscan fama a costa de las instituciones estatales, y sino son esas entonces, cuales ,me pregunto. ¿Acaso ya se puede crear productoras independientes?¿O necesitan la legitimidad del estado?Yo hago un llamado al dialogo, al consenso, a la capacidad para poder entender al otro, a discrepar, disentir y no lanzarnos al deguello, habria que cargar al machete tambien con los libros de historia, las metodologias, las escuelas, las enseñanzas transmitidas, las fabulas, los mitos, y ponernos todos en el plano humano con nuestros errores y proezas.Me parece muy inoportuno que esto tome la repercusion mediatica que ya esta tomando y que se dediquen titulares al respecto.
Primero que todo, pido permiso para hacer el intento de introducirme en tan exquisito lenguaje, …. caballeros al pan , pan y al vino , vino y OPINO que: 1,- El ICAIC hizo lo que deben hacer otros también , al no permitir mancillar a nuestos hombres y mujeres que han luchado por conquistar y defender nuestra indepencia, en este caso refiriendome al más universal de los Cubanos. 2.- Está bueno ya de paños tibios con los oportunistas que sólo buscan promoción en el extranjero y el dinerito para su economia personal. 3.- No confundan libertad de expresión con libertad de contrarrevolución. NACIMOS PARA VENCER Y NO PARA SER VENCIDOS .
Dices que no conoces al equipo de realización, pero hablas de lo que alguno pone en su Facebook. No sé, noto cierta incoherencia. Es notable lo que dice un lector. No hay ningún pronunciamiento de cineasta alguno. No hablo de algo convocado por el ICAIC, hablo de algo genuino y natural, como ha pasado otras veces. La revolución no nos enseñó? Cual es el miedo? Déjame ver la película, repudiar y rechazar sus diálogos, si así lo considero, pero no me traten como en la escuelita, no me digan que está bien o que está mal!!! Revolución, así no fue que me enseñaste!!!