Lino Novás Calvo, el escritor cubano nacido en Galicia
En 1933 se publica en España el libro titulado El negrero, de un autor que por esas fechas vive sus 30 años. Se llama Lino Novás Calvo y ya se le conoce en la Península por sus colaboraciones periodísticas. Es de esos gallegos (lo es de veras) que han crecido física y literariamente en la otrora “siempre fiel Isla de Cuba” y ahora está de vuelta a casa convertido en corresponsal de prensa. ¡Un triunfador, a los ojos de quienes desconocen cuánto trabajo le ha costado “llegar”!
“Pero resulta que Lino Novás Calvo es también periodista, dramaturgo, crítico literario, traductor, ensayista, poeta, profesor de idiomas y cuentista”.
Novás, que ha regresado dos años antes y no cesa de firmar artículos, ha sido invitado a participar de las colecciones biográficas promovidas por la Editorial Espasa Calpe, a través de su serie Vidas extraordinarias y él se lo ha tomado bien en serio. ¡El texto que presenta se ha ganado un puesto!
Novela casi por encargo, híbrido entre historia y ficción, lo cual le confiere un toque de modernidad, llega en momentos de un cierto redescubrimiento de lo negro en Europa, que tiene algo de moda y otro algo de aceptación del rol desempeñado por el colonialismo y su secuela de esclavitud, una dualidad como para reflexionar en ella por muy europeísta que cada cual sea o se sienta.

Subraya el crítico Max Henríquez Ureña que el personaje del negrero “tal como él lo presenta, una verdadera creación, bastaría para consagrarlo como escritor”. El negrero es la biografía novelada, así la califica el autor, de un personaje real y español: el tratante de esclavos Pedro Blanco Fernández de Trava.
Pero resulta que Lino Novás Calvo es también periodista, dramaturgo, crítico literario, traductor, ensayista, poeta, profesor de idiomas y cuentista. En esta última faceta, escribe uno de los relatos considerados antológicos de la narrativa cubana, “La noche de Ramón Yendía”, y su producción de cuentos es de tal fuerza que algunos críticos y lectores lo recuerden más como tal.
En Revista de Avance colocó otros poemas, reseñas literarias y ensancha su presencia en diversas publicaciones con cuentos, obras pequeñas de teatro y traducciones…”
La vida de Novás Calvo contiene elementos propios de una novela de aventuras. Nació el 24 de septiembre de 1903 en una aldea de La Coruña y fue hijo natural de una costurera, en cuanto al padre, a quien solo pudo conocer años después, disfrutaba de cierto acomodo económico. Criado por la madre, alternó unos pocos estudios con mucho trabajo en el campo. Entonces ella decidió enviarlo a Cuba a vivir con un tío. Es el suyo el drama común a muchos chicos pobres en la España de entonces.
Lo que hizo en La Habana es como para contar: trabajó de dependiente gastronómico, mandadero, empleado de limpieza, carbonero, en una fábrica de sombreros, también fue boxeador y taxista. Es al volante de un auto de alquiler como conoce a Francisco Ichaso, uno de los coeditores de la Revista de Avance, a quien entrega un poema suyo que le publican en el número de abril de 1928. En Revista de Avance colocó otros poemas, reseñas literarias y ensancha su presencia en diversas publicaciones, con cuentos, obras pequeñas de teatro y traducciones… porque su inagotable capacidad intelectual le permitió estudiar inglés en las noches y afianzar conocimientos durante una breve estancia en Norteamérica.

El año de 1931 resulta crucial en su vida: con el cuento “El bejuco” alcanzó mención en el concurso convocado por el exigente mensuario Social y ese año se le designa corresponsal del semanario Orbe en Madrid. Regresa a la Península convertido en un prometedor escritor y periodista. El primer paso de lo que allí sucede ya se lo he contado.
Conoce algunas de las más celebradas y polémicas personalidades de la intelectualidad española, se mueve por las redacciones de prensa, traduce a autores de la nombradía de William Faulkner y Aldous Huxley, publica cuentos y reseñas de libros en la Revista de Occidente. Viaja a París, perfecciona el francés ¡y traduce a Honorato de Balzac!
“Trabaja también junto a Fernando Ortiz en las traducciones que se publican en cada edición de la revista Ultra, de la Institución Hispano Cubana de Cultura”.
Con la irrupción de la Guerra Civil cierra filas junto a los republicanos y se incorpora al Quinto Regimiento como oficial de enlace, bajo las órdenes de Valentín González (campesino). Sin embargo, vive un peligroso malentendido, se le acusa de haber publicado —antes de la guerra— artículos contra los mineros asturianos y ello lleva implícita una sentencia de muerte. Se salva por un pelo, Pablo Neruda, Rafael Alberti y María Zambrano claman en su favor, aun así, se le somete a juicio y por falta de pruebas sale absuelto. El incidente lo deja afectado (¿a quién no?) y con la derrota de las fuerzas republicanas escapa a París. Buenos amigos lo ayudan a regresar a Cuba. No ha cumplido 40 años y tiene ya bastante que contar.
Es por entonces de filiación comunista y en Cuba atiende la columna “Una hora en el mundo” del periódico Hoy, trabaja también junto a Fernando Ortiz en las traducciones que se publican en cada edición de la revista Ultra, de la Institución Hispano Cubana de Cultura. Comparte junto a otros colegas de la intelectualidad el programa radial Hora Ultra, donde se entrevista a figuras de la vida nacional.
“El semanario Bohemia lo utiliza como traductor y es él, precisamente, quien vierte al español la noveleta El viejo y el mar, de Hemingway, aparecida en la edición del 15 de marzo de 1953”.
Lino Novás ganó el premio periodístico Enrique José Varona en 1945, con el artículo “Una América sin patitos feos”, publicado en el diario Información. El trabajo no le escasea. El semanario Bohemia lo utiliza como traductor y es él, precisamente, quien vierte al español la noveleta El viejo y el mar, de Hemingway, aparecida en la edición del 15 de marzo de 1953.
En 1954 se le nombró Jefe de Información de Bohemia y ahí estaba al triunfo de la Revolución en 1959, prosiguió sus labores y fungió de jurado de cuentos en el primer concurso Casa de la Américas.
Al año siguiente, en agosto, abandonó Cuba y en Estados Unidos trabajó para las revistas Bohemia Libre y Vanidades, llegó a ser Profesor de Mérito de Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Syracuse, estado de Nueva York. En Norteamérica publicó su último libro, Maneras de contar, en 1970. Murió el 24 de marzo de 1983, en Nueva York.
De su quehacer como cuentista, soportado por los volúmenes La luna nona y otros cuentos (donde se incluye el relato “La noche de Ramón Yendía”), “Cayo Canas”, “No sé quién soy”, “En los traspatios” —uno y otro, cuentos extensos—, apunta Henríquez Ureña.
“Puede parecer recargado en el detalle minucioso y en la repetición de ciertos efectos, pero en eso está precisamente uno de los aspectos de su técnica, porque sutil y gradualmente, va acumulando sensaciones que dejan huella imborrable y contribuyen a definir una situación o precisar un carácter”.
Llegados aquí, amigo lector, se nos ocurre cerrar con una frase de abierta interpretación: ¡Qué clase de personaje este Lino Novás Calvo! ¿Concordamos?